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Por qué los hombres
adoran a las zorritas
Todas las conocemos. Son parte de nuestra vida diaria y lo
serán siempre.
Todas hemos podido comprobar en alguna ocasión cómo la zorra tenía un arma escondida en cada una de sus palabras y todas nos sentimos amargamente perplejas y desconcertadas por el hombre que la acompañaba. ¿Qué demonios ha visto en ella?
Una pregunta mucho más útil que debes hacerte es qué es lo que tú no ves.
ZORRA BUENA Y ZORRA MALA
El primer paso que tenemos que dar es el de identificar qué es exactamente una zorra. Por supuesto, hablando en términos técnicos, es la hembra del zorro, pero en su aplicación en este contexto de la especie humana su significado tiende a variar dependiendo de la persona que esté hablando. Si es una mujer la que lo dice de otra, normalmente significa que ésta es brusca, desagradable o cruel; si es un hombre el que lo dice, lo que quiere decir normalmente es que esa mujer no ha hecho lo que él quería. Esta segunda definición es la que cuadra con el concepto de la «zorra buena» y probablemente podamos aprender un par de lecciones sobre ella.
Una buena idea
Prueba a decir no en todo tipo de situaciones y observa la reacción de los demás. ¿Te piden que hagan horas extra o que cuides al niño de unos amigos? Di que no con una sonrisa y no caigas en la tentación de explicarte: es un favor que ellos están solicitando, no algo por lo que te tengas que justificarte si no lo haces. Debes estar preparada para que la gente se enfade o se muestre poco razonable, pero recuérdate a ti misma que esas emociones son las de ellos, no las tuyas. Una vez que entres en la dinámica de poner límites, te resultará más fácil reafirmar tu posición delante de cualquier hombre que te guste de verdad.
LAS NIÑAS BUENAS SON LAS ÚLTIMAS
Uno de los problemas que tenemos nosotras, las mujeres, es que crecemos en un mundo que nos hace creer en el compromiso, en que tenemos que poner los deseos de los demás por encima de los nuestros y que si somos amables tendremos popularidad y aceptación. Tenemos detrás un montón de años de conversaciones alrededor de las mesas de cocina y de escuchar esa frase tantas veces repetida por las mujeres casadas: «Me siento como si fuera su madre». Bueno, pues si te pasa algo así es porque te comportas para que así sea. Los hombres son criaturas simples. Si lavas sus calcetines, cocinas su comida y asientes pasivamente ante las aburridas historias que te cuenta no pasará mucho tiempo hasta que te confunda con su madre. Y aquí es donde entra en juego el factor zorrita: la zorra también hará estas cosas pero se asegurará (como haría su compañero) de que él se dé cuenta de que todo conlleva su esfuerzo y que espera algo de aprecio a cambio, o quizás una pequeña pieza de joyería. Es muy raro el hombre que hace estas cosas por propia iniciativa sin que nadie se lo recuerde.
DÍSELO DIRECTAMENTE
La cualidad clave que la astuta zorra debe poner en práctica es la habilidad para decir no. Si no quieres hacer algo, no lo hagas para después enfurecerte en un silencioso resentimiento. Te hará sentir incómoda y provocará que él te evite como si fueras una plaga. Así que evítalo. Una de las mejores cosas que hice yo durante mi historial de citas fue decidir por mí misma. Decidí decirle a un pretendiente que no le había dedicado ni un piropo a mi espléndido look de aquella noche que pensaba que era un grosero. Él respondió que no hacía cumplidos, así que le contesté que para mí era esencial que el hombre con el que saliera me halagara. Quizás, mejor que dejar que algún miserable nos trate de una forma que no nos gusta, lo ideal sea sacudirse las manos y pasar página. Sin embargo, mi cita en cuestión aprendió la lección y la segunda vez que salimos me comentó lo guapa que estaba en los primeros diez minutos; desde ese momento se convirtió en un auténtico disparador de halagos para que me sintiera bien. Se dio cuenta de que él se divertía y de que yo me sentía completamente apreciada. Aquí la regla básica es que consigas lo que quieres.
Otra idea más
Lee la IDEA 51, Confianza real, y verás cómo el hecho de decir «no» puede ser el primer paso para encontrar la felicidad.
LOS CAPRICHOS
Algunos de los temores más comunes de las mujeres suelen ser considerados simplemente como caprichos, pero ¿realmente te gustaría que pensaran que nunca necesitas nada? Si actúas como si sólo necesitaras las sobras que quedan en la mesa de tu hombre, nunca podrás culparle por no ofrecerte un festín. Su trabajo no consiste en adivinar lo que deseas. Decirle: «Para mí es pronto quedar a las siete, me viene mejor a las ocho», te servirá para que se dé cuenta de que tienes una vida propia y que no estás tan desesperada por recibir algo de atención como para dejar todo en cuanto él te llama. Quizás tú consideres que dedicar la hora del almuerzo a trabajar para salir antes es mostrarte comprensiva, pero él lo verá como un signo de necesidad. Cuánto más indiferente se muestre él, más fuerte será la tentación de intentar agradarle y eso no establece un buen equilibrio de poder para construir las bases de vuestra relación.
La frase
«Lo que realmente necesitan aprender las mujeres es que el poder no lo regala nadie. Tienes que llegar y hacerte con él».
ROSEANNE BARR, COMEDIANTE Y ACTRIZ AMERICANA
¿Cuál es tu duda?
P Me gusta mucho un chico pero según tus nuevas normas parece que debería contenerme. ¿No es eso ser un poco manipuladora?
R ¿Nunca has quedado con un hombre que te gustara pero que fuera demasiado entusiasta?
P Por supuesto, ¿y?
R ¿Y no deseabas que mostrara un poco menos su entusiasmo para que no te cansaras y comenzaras a pensar en dejarlo?
P Sí, me sentía abrumada aunque fuera un gran tipo. ¿Por qué sucede eso?
R Pues porque el deseo necesita que le dejen un poco de espacio para crecer y si estás disponible todo el tiempo la oportunidad ni siquiera surge. Todos anhelamos mirar a nuestras parejas y sentir que hemos ganado un premio, no pensar que nos están haciendo un favor.