Empresarios sencillos, sólidos, aldeanos, falsos, honrados, mezquinos, corruptos, justos, arrogantes, impulsivos, de linaje, pobres, ricos, «yuppies», tiburones, arruinados, fanfarrones…
139. EL PODER DE LA SENCILLEZ
El empresario que, sin estudios ni medios, ha llegado a construir una gran Compañía suele ser un hombre sencillo que posee la riqueza y la elocuencia de una inteligencia humilde y verdadera que se ha cultivado, espontáneamente, en el mundo de los negocios. Suele tener un genio rudo pero un corazón amable para con los suyos y conserva una aspereza que precisa para dirigir a sus empleados y ocultar, de vez en cuando, su bondad.
140. NO DEJAR FLECOS SUELTOS
El empresario que remata bien sus operaciones es un hombre con sensibilidad, contento con su trabajo, con su creación, con su obra. Piensa que tantos años de trabajo, luchas y pesares no pueden quedar difuminados por unos simples remates.
141. EL LISTO DEL PUEBLO
He tenido que negociar muchas veces con empresarios que viven y trabajan en pueblos. Han sido las negociaciones en las que menos he conseguido. Este tipo de personas tiene una fisionomía que de cerca simpatiza con el contrario. Sus arrugas no indican maldad y su espíritu y movimientos son espontáneos. Esta sencillez está mezclada con su natural astucia, ya que son hombres muy probados y desgastados por su suerte. Tienen mucho aplomo y cierta hábil ignorancia, donde está su fuerza, que nos hace no desconfiar de ellos y que, a veces, nos engaña.
142. EL CARNAVAL EMPRESARIAL
No todos los que se llaman empresarios lo son en todo. Los auténticos empresarios son humildes, corteses y comedidos. Los falsos, simplemente revientan por parecerlo. Estos se levantan con la ambición, pero caen rápido en la debilidad y en el vicio. Lo importante, para el auténtico empresario, es aprovechar su conocimiento para distinguir estas maneras de hombres tan parecidos en los nombres y tan diferentes en las acciones.
143. CARA Y MÁSCARA
Detrás de un empresario con semblante serio, no tiene por qué haber una Empresa «seria». Detrás de un empresario con semblante alegre no tiene por que haber una Empresa «alegre», que no cumpla con sus obligaciones.
144. AUTÉNTICOS DEPREDADORES
A lo largo de mi vida empresarial me he cruzado varias veces con empresarios que sólo buscan hacerse con Empresas que están en vías de declararse en quiebra o en suspensión de pagos. Son muy parecidos en sus estrategias, por lo que se conoce a uno y ya se conoce al resto. Llevan grabado en el rostro la casta a la que pertenecen, la clase de pájaros que son. Lo que dicen por su boca nunca es lo que sienten en el corazón. Para lograr sus objetivos, ponen en marcha todo un dispositivo táctico de frías realizaciones con el fin de poner a salvo el valor comercial de la Compañía, sin que la liquidación de bienes les cueste un céntimo. Evidentemente, actúan así para resguardar su propia fortuna, cuyo alcance seguro hasta sus colaboradores más cercanos desconocen. Para ellos, lo más importante es la posesión del dinero y son hombres muy avaros. Hay que tener en cuenta que la avaricia es una fuerza oculta que gobierna los intereses de la sociedad, capaz de modificar el comportamiento de las personas y de actuar de forma determinante sobre el entorno en el que está integrada. Estos empresarios casi siempre logran vencer, porque son astutos y hábiles en los negocios. Tienen voluntad para dominar y poseen el conocimiento del mundo. Su fuerza e intereses chocan con la pureza, ingenuidad, generosidad, sumisión e inocencia de la mayoría de las personas. Son hombres solitarios en el fondo, inseguros de su identidad. El empresario arruinado que termina poniendo su Empresa en las garras de estos depredadores ha podido vivir pródigamente, pero estos viven mezquinamente.
Perro ladrador poco emprendedor.
El éxito del empresario pasa por poder comprar su puesto de trabajo.
145. POR LA BOCA MUERE EL PEZ
El empresario hablador y gracioso se rodea rápidamente de truhanes y cae al primer puntapié.
146. SER AGRADECIDO ES DE BIEN NACIDO
El éxito en los negocios conduce a algunos empresarios a un estado de felicidad y perfección más o menos pura, en el cual tienden a olvidarse de agradecérselo a los que les ayudaron a llegar. No son muy «bien nacidos».
147. EL JUEGO SUCIO
Algunos empresarios, amparados en el ocultismo de la ingeniería financiera, se dedican a hacer negocios fraudulentos que dañan considerablemente a la pequeña Empresa que, honestamente, se gana el pan de cada día. Suelen ser como las lagartijas, se dejan ver pero, cuando te acercas, salen corriendo y se meten por un agujero que siempre encuentras vacío. En el mundo de los negocios todos los ojos son pocos. Este sí es un juego de buenos y malos. Por eso es más importante aprender pronto las sucias jugadas que las buenas, no para acometerlas sino para preverlas.
148. ELEGANTE TIMIDEZ
El empresario tímido debe intentar ser graciosamente educado, lo que es sinónimo de ser discreto.
149. INALTERABLE SENCILLEZ
El empresario con éxito es un hombre de muchos compromisos sociales. Sin embargo, muchas veces intenta continuar viviendo con la sencillez del primer día. Para ello lo mejor es que hable con pocos, salude de paso, esquive pronto y sonría para ahorrarse hablar.
150. PALABRA DE JUSTO
El empresario justo siempre es creído por su palabra.
151. NULA CARIDAD
El empresario falso suele ser arrogante, soberbio, murmurador y, sobre todo, nunca es generoso.
152. ACTUACIóN OPORTUNA
El empresario oportunista es un actor. El auténtico sólo puede actuar siendo él mismo.
153. BIENES ESCASOS
El empresario honesto posee un don muy escaso en su entorno y muy valorado en el mundo de los negocios.
154. HONORABLE VULNERABLE
Los empresarios egoístas etiquetan de vulnerable al empresario bueno.
155. ¿QUé SE DEBE?
Algunos empresarios, por no cuidar sus gastos personales, han pasado de la opulencia a la pobreza. El problema que han tenido la mayoría es que, a pesar de que se han ido empobreciendo lentamente, en ese transcurso de tiempo no han podido aceptar que habría que vivir con menos. Han cerrado los ojos y, de la noche a la mañana, se han visto sin dinero en el bolsillo. Extrañados, han buscado un culpable y llegan a la conclusión de que los culpables no son ellos, sino el mercado y sus empleados.
156. VIRUS CONTAGIOSO
Los falsos empresarios saben aprovechar muy bien las debilidades de la gente: el exceso de ambición, la vanidad, el afán de poder… Lo malo es que también se aprovechan de la honradez y de la ingenuidad de las buenas personas. Con su actuación colaboran, a la vez, con la corrupción y el recelo generalizado.
157. SOPA DE ALETA DE TIBURÓN
«Lo positivo» de los tiburones es que conoces a uno y conoces al resto. El tiburón es un bribón sutil en forma de ejecutivo con un aspecto de armonía y de juventud. Sólo busca saciar su apetito y cuando se ha apoderado de una Empresa y su placer queda mortecino, busca de inmediato otra pieza que sacie su nuevo apetito. Con el fin de lograr atraer a sus filas a los directivos y empleados, con delicada ternura y las conveniencias necesarias, los engaña para que aborrezcan al empresario al que han sido fieles. Sabe que la gente siempre está predispuesta a creer todo lo que perjudica al prójimo y que la naturaleza del hombre los obligará a una segunda elección; ahí estará él, en primera fila, empujándoles a admitirlo y dando a entender que sus conclusiones son sólidas y convincentes. Es horrible el daño que una persona puede hacer cuando comienza a hablar mal de otra. Por muy despreciable que sea el que habla con maldad, siempre habrá alguien que creerá en sus palabras y parte de su maledicencia persistirá. Es un escualo charlatán, sin conciencia, que adopta la apariencia de persona cortés y humana con el fin de conseguir sus objetivos empresariales. No hay otro como él, es resbaladiz o y sabe encontrar la ocasión y , si no la hay, falsifica ocasiones. Tiene dentro de sí todos los requisitos para eliminar provechosamente los impedimentos y crear falsas esperanzas en los empleados de las Empresas en crisis.
158. HOMBRE RICO, HOMBRE POBRE
Alrededor de un empresario rico siempre hay muchos empresarios pobres.
159. EL PROGRESO «REAL» DE UN PAÍS
Cuando un empresario se aprovecha de su amistad con el Rey para hacer negocios, quiere decir que el país no ha progresado lo suficiente.
160. COMPRAR TU PUESTO
El empresario de la pequeña y mediana Empresa es un empleado más entre sus empleados. Esta condición cambia cuando puede llegar a pagar bien a un empleado para dejar de serlo él. Entonces, su Compañía ya comenzará a ser grande.
161. EN DEFENSA PROPIA
Para algunos empresarios de pequeñas capitales, la «gran capital» significa un modo de vida, una moda, un lenguaje de marcada diferencia, casi exótico. La «gran ciudad» tiene para ellos una estructura de contraste entre la sordidez y la brillantez. Cuando su Empresa crece y el empresario se instala con su negocio en la «gran capital», además del interés económico suele desembarcar con un espíritu de revanchismo. Establece un duelo contra los proveedores a los que trata con frialdad y, si puede, los engaña. Además, en las pequeñas capitales y pueblos, la vida es más apacible y se es más consecuente con los sentimientos que inspiran las sensaciones. Actuar así con los proveedores es para ellos una fuente de satisfacción íntima, porque piensan que provocan la admiración de las águilas de las finanzas de la «gran capital».
162. DETECTOR DE TRUHANES
El empresario corrupto tiene la creencia de cre que uno es considerado fuerte sólo cuando acierta. Para él, acertar significa sopesar cada mañana a quién puede robarle «la bolsa», saber colocarse políticamente por encima de todo lo que sucede, no creer en nada, ni en los sentimientos ni en los hombres, ni siquiera en los acontecimientos, pues su mundo es capaz de producir falsos acontecimientos. En definitiva, no admira nada, ni el arte, ni los actos nobles y tiene como único objetivo el interés personal. El problema es reconocerlo, porque es un perro viejo que, si no nos conoce, se oculta tras la máscara de un hombre elegante y fino.
Audacia para descifrar los disfraces.
Elegir, siempre significa dejar algo.
163. FEOS TROFEOS
El empresario falso cree que la honra es una imposición vana y absurda, a menudo obtenida sin méritos.
164. LA CORTE DEL FANFARRÓN
En el mundo empresarial, el fanfarrón suele ser un hombre sin cultura, diáfano, que cree que sabe todo lo que razonablemente se puede saber de los negocios. No oculta sus convicciones. Al contrario, las proclama una y otra vez. Suele convertirse en un inmoral, de lo que alardea a menudo con provocación. En definitiva, tiene una manifiesta necesidad de exhibir ostentosamente su ideario.
Rodéate de delfines que ahuyenten a los tiburones.
165. EL GRAN TEMIDO
Hay empresarios poderosos que prefieren que sus empleados les teman en vez de admirarles. Este tipo de empresario posee mucho dinero además de muchas cualidades amables y sabe que, para dominar , basta con manejar con igual destreza el elogio y la sátira. Seduce con la una y se hace temer con la otra; consigue que nadie le estime pero que todos le acaricien. Es decir, con una mano palmea el hombro y con la otra descarga el golpe. Sus empleados, más prudentes que atrevidos, utilizan su tiempo en contemplarle y quejarse, más que en combatirle.
166. EL PUDOR DE LA RUINA
He conocido a empresarios que tuvieron que cerrar sus negocios y pasaron a llamarse empresarios arruinados. He llegado a la conclusión de que este destino hace del hombre débil un ser despreciable y del hombre fuerte un semidiós. El hombre débil se somete a la desgracia, al aislamiento, a la pobreza que pone de manifiesto la vida material en toda su desnudez y la hace horrible. El hombre fuerte posee pudor y un valor terco con el que combate, palmo a palmo, la fatal invasión de las necesidades que no puede cubrir, conocedor de que sus pequeños triunfos no tienen ninguna clase de indemnización ni aplausos.
167. IN CRESCENDO
El empresario, según va creciendo, es más admirado y solicitado pero tiene que intentar que esto no le infle su v anidad. Todo lo contrario, será más respetado si, una vez desvanecidas las tempestades de su juventud, le queda un fondo sincero que le procure un trato cada vez más humano y afable con los demás. Debe huir de la soberbia, la aspereza y el desapego; abordar los proyectos con suma educación, sencillez y sosiego; poseer un corazón franco que halle gusto en procurar favorecer a su entorno.
168. EL AMIGO INVISIBLE
Lo normal para el empresario es tratar de congeniar, sucesivamente, con personas de todas las clases, edades y talentos, que le permitan entrar y salir con frecuencia en el mundo de los negocios. No le quedará más remedio que participar en conversaciones de ricos que miden el mérito del hombre por el dinero que posee, con sabelotodos que sólo llaman racional al que posee títulos universitarios y habla varios idiomas o con los eruditos que vinculan el entendimiento humano con conocer citas y fechas históricas. Sufrirá, también, la compañía de los aristócratas, que no estiman a un hombre por lo que es, sino por lo que fueron sus abuelos. Con el paso del tiempo, el auténtico empresario encontrará el tedio en estas gentes, el peligro en los corruptos y la delicia en la medianía, donde esté probablemente la conversación sincera, la mutua benevolencia, el agasajo franco y la amistad. Ésta sólo se halla entre las personas que se miran sin competencia.
Aprende del juego sucio para negociar limpiamente.
169. LA TARÁNTULA Y EL ESCORPIÓN
Los empresarios corruptos son gente endiosada en los que la amistad no echa raíces o se produce de una manera ruda y desapacible. De todos es sabido que la amistad sólo se entabla entre los que se asemejan en algo; pero, aún suponiendo que entre estos corruptos surgiese algún afecto mutuo, jamás sería constante y duradero. Puede que, por intereses económicos, necesiten fraguar una aparente amistad y una confianza, pero la realidad es que desconfían totalmente el uno del otro, porque conocen sus recíprocos fraudes. Puede que ambos se unan para robar la Empresa a otro empresario pero, una vez conseguido, inmediatamente riñen para quitarse el bocado. En definitiva, su amistad no es más que una mutua traición conocida por los dos y mantenida durante el tiempo que les ha convenido.
170. EL PENTÁGONO ESPAÑOL
Se pueden encontrar cinco tipos de empresarios españoles, entre otros muchos. Unos que montan las Empresas por pura intuición, por lo que están expuestos a más éxitos y más fracasos. Otros, los que sólo crean Empresas copiando a otro y con ello creen estar seguros de obtener el éxito. Si dejan de copiar, suelen encontrarse sin rumbo y caen rápidamente en el fracaso. Los terceros son los que sólo buscan el negocio rápido, rentable y fácil, aunque sea por el camino de los pillos. Estos suelen ser unos mentirosos y se les acaba despreciando. Los cuartos son los que se dejan embarcar en todo lo que les proponen, por lo que siempre tienen el falso consuelo de que si fracasan, fue por culpa de otro. Por último están los que merecen más aprecio, a causa del valor que tienen para enfrentarse con sus propios vicios y con los de los demás. Estos tienen claro que, para ejercer el oficio de empresario con algún respeto, necesitan estar limpios de los defectos que van a censurar a sus empleados. No engañan a nadie, ya que conocen que su éxito está en la cuota de mercado que poseen. Saben que burlarse o menospreciar a la gente sencilla es el medio más poderoso de exasperarla y de que dejen de comprar sus productos.
171. CARA O CRUZ
El empresario que se inicia en su primera Empresa tiene que tener claro que sólo existen dos caminos para enriquecerse. Uno es el camino honroso por el que se gana dinero basándose en esfuerzos y méritos. El otro es menos escrupuloso y tiene más donde escoger: todos los vicios. No puede elegir según las circunstancias lo que más le convenga en cada momento. En el mundo de los negocios no todas las decisiones son buenas por un lado y malas por el otro, como la cara y la cruz de una moneda. No le queda más remedio que elegir un sendero u otro, ya que cada uno desemboca en un final distinto.
La vanidad es inversamente proporcional al crecimiento empresarial.
172. A QUIEN BUEN ÁRBOL SE ARRIMA
Para el empresario, el modo de lograr el éxito consiste en conocer gente importante que puede resultarle útil y hacer negocios con ellos. Este tipo de personas siempre está bien informado de lo que ocurre y de por qué ocurren las cosas que ocurren. Estar cercano a ellos siempre reporta buenos dividendos.
173. EL MOCO DEL PAVO
Algunos empresarios ricos suelen ser como un pavo real, algo orgullosos, a los que no les hace efecto ningún tipo de adulación. Este tipo de personas se consideran sabios por estar donde están y siempre piensan que la adulación es parte de un servicio que tienen contratado y, de alguna manera, el pago de los favores que han recibido los que gozan de sus beneficios. Aunque admitan los elogios y no impidan ser ensalzados, la realidad es que fingen una humildad que no sienten. Estos empresarios suelen considerar a los aduladores unos tontos cualificados.
El empresario debe ser «apto para todos los públicos».
174. FACTORES QUE EMPOBRECEN
Cuando se mira a un empresario millonario, nadie pone en duda que será un hombre seguro de sí mismo y poderoso. Sin embargo, si éste no encuentra saciada su ambición, ese millonario es pobre y, si está dominado por algún vicio, es un esclavo.