Las decisiones, tipos de ejecutivos, la complicidad, la profesionalidad, los errores, las habilidades, el mérito, la precisión, la prudencia, la adulación, el caza-mejoras…
886. CONTRATACIÓN DEL MEJOR
El empresario, para seleccionar y contratar al mejor directivo entre la selva de los que se hacen llamar por este nombre, debe aplicar su gran lucidez a la comprensión del comportamiento humano y de sus motivaciones más recónditas.
887. EL TALÓN DE AQUILES
Seleccionar bien a un directivo exige la difícil tarea de reconocer bien sus debilidades.
888. TELA DE ARAÑA O TALANTE DE HORMIGA
El directivo que puede hacer crecer muy deprisa a la Empresa, también puede hundirla muy fácilmente.
889. CARRERA SIN OBSTÁCULOS
La puerta del despacho de un empresario no debe estar nunca cerrada y la de un directivo debe de estar siempre abierta.
890. EL REFLEJO DE LA LIMPIEZA
Un comercio limpio siempre tiene al frente un gerente aseado.
891. SABES AQUEL QUE DICE…
Desconfía de los ejecutivos que cuentan muchos chistes en el trabajo. No sólo pierden el tiempo en contarlos sino también en recordarlos.
892. UN VALOR DIRECTO
El mundo de la Empresa es una honrosa profesión que se mide por el valor de las personas que la dirigen.
893. LA ANULACIÓN DE LA ADULACIÓN
Adular al jefe es un síntoma claro de inseguridad. El jefe debe desconfiar del empleado adulador, ya que la inseguridad merma la capacidad de decidir y ésta es la mejor virtud del ejecutivo, se confunda o no.
894. LENTES DIVERGENTES
El problema de las divergencias entre los ejecutivos de las Compañías es que intentan hundirse unos a otros dejando que se verifiquen acontecimientos que deben evitarse y que a ellos les tocaba guardar y vigilar.
895. UNA DE CAL Y OTRA DE ARENA
Cuando el empresario no esté de acuerdo con sus directivos, para convencerles debe darles la razón en algo. Hay que pensar que el hombre vive de afirmación más que de pan.
896. DON MEDIOCRE
Los directivos que carecen de sensibilidad y creatividad dedican más tiempo a copiar mal que a gestionar bien.
897. HASTA NUNCA
Al directivo codicioso sólo le mueve el interés egoísta. Piensa que cumple con su deber pero engendra el mal en su equipo y esa falta de solidaridad le excluye de la Empresa. No tiene sitio en un mundo de progreso.
898. PRESENTE DEL SUBJUNTIVO
Los directivos deben diseñar y poner en práctica la Organización del mañana con las personas de ho y.
899. EL MOTOR
El directivo tiene que ser el motor del cambio y para ello tiene que implicar a sus empleados como un engranaje de la misma maquinaria.
Un buen directivo debe valer más de lo que a la Empresa le cuesta.
900. EL CAZADOR
Un directivo debe tener orejas grandes, boca pequeña, ojos muy abiertos y ser un «caza-mejoras».
901. DE TAL PALO TAL ASTILLA
Algunas veces te encuentras en las grandes Compañías que áreas de mucha responsabilidad están dirigidas por personas mediocres que ocupan puestos directivos. Te preguntas cómo es posible que lleguen a ocuparlos. Está claro que el que los admitió o seleccionó era otro mediocre.
Es esencial aprender a negociar, incluso, la razón.
902. PANTALONES BAJADOS
A veces, un empresario agobiado por el trabajo y otras circunstancias del día a día, se doblega a los «chantajes» de un directivo. Entonces, se establecerá entre ambos una guerra emocional y profesional. El directivo se «saltará» todas las veces que pueda las reglas cotidianas que le fueron impuestas cuando formalizó su contrato de trabajo e intentará establecer una soberanía indiscutible sobre su jefe, para dejar claro sus pretensiones ante los otros empleados de «sustituirle», de «eliminar al jefe», de demostrar «quién manda de veras». Hay que tener en cuenta que los «mandamientos» que impone un empresario a sus empleados son los límites que él considera necesarios para el desarrollo de su Compañía y, en cierto modo, una forma de establecer su «soberanía». El ambiente «libre de mandamientos» anima a la falta de límites y, si el empresario lo permite, probablemente pierda en ocasiones la claridad de criterio mezclando argumentos de gestión, de exigencia máxima de calidad y de rigor, con otros personales que nada tienen que v er con los objetivos y el progreso de su Empresa. En definitiva, si se somete a este «chantaje», probablemente justifique su frustración con un comportamiento lleno de incongruencias y contradicciones, aunque nade en la abundancia. Y, lo peor es que no podrá quejarse a su directivo porque sentirá que ha perdido el control sobre él.
Anticiparse a una situación es robarle al tiempo el balón de la decisión.
903. LA ELASTICIDAD DEL RIGOR
Las decisiones de un directivo cuando son excesivamente rígidas pueden llegar a ser artificiales. No deben imponerse a los datos sino surgir de ellos.
904. EL CUENTO DE «PULGARCITO»
Los directivos mediocres, cuando informan de su trabajo nunca son puntuales. Tienden a contar las acciones corta y sucintamente dejándose en el tintero por descuido, malicia o ignorancia lo más sustancial.
905. CIELOS DESPEJADOS
Un empresario ha de tener en cuenta, con sus directivos, que el hombre es un animal imperfecto. Por lo que no ha de ponerles trabas donde tropiecen y caigan, sino quitárselas y despejarles el camino de cualquier inconveniente para que, sin pesadumbre, dirijan sus departamentos intentando alcanzar la perfección que a él le falta.
El buen género carece de género
906. CARA O CRUZ
Para conocer si tu directivo es honesto, vigila cómo responde a los regalos y servicios inoportunos que le ofrecen los proveedores.
907. CONFIANZA CON FIANZA
El empresario a veces no puede comprender a un directivo cercano en el que ha puesto grandes esperanzas para gestionar su negocio. Entonces, debe meditar que estas esperanzas son una visión espectacular y superficial y que esta perspectiva en primeros planos es muy poco adecuada para conocer la profundidad psíquica propia de los directivos de su Compañía.
908. PRESUNTA INTELIGENCIA
El empresario, por su posición, inevitablemente siempre desconfía un poco de la inteligencia de sus directivos. Estos, es mejor que lo tengan en cuenta y se muevan a su lado con sentimientos más humanos que materiales.
909. OPORTUNIDADES CASTRADAS
Algunos directivos mediocres de grandes Compañías tienden a infravalorar a los pequeños proveedores. Cuando estos les ofrecen sus proyectos, la mayoría de las veces no los estudian con profundidad e, incluso, los desechan de antemano dando la callada por respuesta. Con esto, lo único que consiguen es que tales proveedores, de los que se alimenta la Empresa en un porcentaje muy importante, ofrezcan sus proyectos primero a su competencia antes que a ellos.
910. VISIÓN POR INFRARROJOS
Cuando la Empresa está pasando por un mal momento, hace falta un directivo visionario.
911. VALOR DE MERCADO
Si al empresario le abandona su mejor directivo y se pasa a la competencia, no debe considerarlo ni bueno ni malo, ni tiene por qué rebajarle o elevarle el ánimo. Su peso específico en la Empresa resulta algo más que un combate.
912. AMBIENTE MUY CARGADO
Una Compañía mal gestionada por sus directivos provoca enseguida la resistencia del resto de los empleados. Los directivos pueden pensar que es poco sólida y que son sólo vagos movimientos de tracción sobre la dirección, pero cada mes comprobarán que crece la hostilidad y ésta pasará de sorda a patente.
913. LÍNEA COMUNICANDO
Entre los directivos con los que he tenido que «lidiar» a lo largo de mi vida empresarial, el director de marketing ha sido el más «escurridizo». Cuando no me conocía, normalmente no solía ponerse al teléfono y, por descontado, casi nunca devolvía la llamada. He llegado a la conclusión de que es porque se dedica a algo tan etéreo como el marketing que se esfuma fácilmente.
914. INSPIRAR, ESPIRAR
Para inspirar compromiso no hace falta ser el jefe.
915. VER LA PAJA EN OJO AJENO
Los directivos mediocres suelen tener el particular entretenimiento de censurar escrupulosamente y sin misericordia las faltas ajenas.
916. LA MEJOR PARTICIPACIÓN
El orgullo de un ejecutivo por la Empresa en la que trabaja es el reflejo de la calidad en la Empresa.
917. LOS «DIREC-TIPOS»
Hay ejecutivos que hacen ver a su presidente que les va la vida en su trabajo y hay otros que dejan claro que hay tiempo para todo. Los primeros son de semblante serio, parece que siempre están ocupados y sólo viven para el jefe en vez de para la Empresa. Los segundos sonríen constantemente y se les ve felices con lo que hacen, dedican a sus colaboradores el tiempo necesario y sacan adelante la Compañía, aunque a veces se olviden del presidente.
918. EL FRUTO DEL COMPROMISO
El resultado del cambio en una Compañía es fruto de los compromisos de los directivos.
919. CÓMPLICES
La complicidad entre directivo y empleado es fundamental en la consolidación de nuevas estrategias.
920. DE PROFESIÓN: DIRECTIVO
La profesionalidad de un directivo se valora por su capacidad de anticiparse a las situaciones y decidir sobre ellas.
921. LA FUERZA DEL EQUIPO
Los directivos no tienen que temer el hecho de ceder poder a favor del trabajo en equipo.
922. RELATIVAMENTE CERCANO
El directivo debe aprender a relativizar los problemas aproximándose a ellos.
923. EL MENOS COMÚN DE LOS SENTIDOS
He escuchado a muchos empresarios decir que, en los negocios, lo que prima es el sentido común. Sin embargo, la experiencia me ha demostrado que algunos empresarios suelen carecer de éste. Si lo tuvieran, no se embarcarían en aventuras tan aparatosas aunque fueran muy rentables. Por ello he llegado a la conclusión de que los que tienen que tener mucho sentido común deben ser los directivos.
924. RESPETAR LOS PROTOCOLOS
El directivo debe tener en cuenta que, en una Empresa, no se debe resolver un problema sin atender a los procedimientos.
925. EL TIEMPO TODO LO PONE EN SU SITIO
El ejecutivo que esconde sus errores no podrá evitar que el tiempo revele lo que oculta su astucia y que sus acciones torpes terminen saliendo a la superficie. Aquel que cubre sus faltas, tarde o temprano, el tiempo le avergüenza.
926. LA DESLEALTAD
En las grandes Compañías, para desgracia de los accionistas, muchas veces los directivos prefieren empleados leales a empleados honestos.
927. FALSO TECHO
Para un directivo, seducir a su jefe buscando una promoción que no merece resulta a veces muy difícil, sobre todo si el jefe es honrado. Hay que tener en cuenta que a este tipo de hombres honrados, los objetos seductores les distraen pero no les llenan yaunque les ofrezcan placeres, ellos buscan virtudes.
928. NO PASA NADA Y SI PASA, NO PASA NADA
El directivo mediocre siempre piensa que sus errores son involuntarios y que un error involuntario no es un crimen, por lo que no hay por qué combatirlo. Pero la realidad es que los problemas siempre suelen ser involuntarios, en el momento.
929. DUDAS PREVENTIVAS
El empresario debe transmitir a sus directivos que no duda de su maña, pero que los buenos nadadores también se ahogan.
930. ÚTIL O SUTIL
Cuando un empresario quiere que le entiendan sus directivos con agilidad, debe evitar ser sutil. La sutileza sólo se emplea para expresar una verdad evidente en un lenguaje que muy pocos pueden entender.
931. EL TEATRO EMPRESARIAL
El directivo debe tener una habilidad especial para las descripciones y un ojo de artista para los efectos.
932.PREMIOS ACUMULATIVOS
El directivo tiene que tener presente que su mérito para el jefe casi siempre estará en: «el que hace más es siempre el que lo hace mejor».
Intenta siempre oír más allá del eco de tu voz.
933. LOS DIRECTIVOS EMERGENTES
El mundo empresarial del siglo XXI será esencialmente femenino. La mujer no sólo dirigirá de manera habitual los principales departamentos de gestión, sino que llegará, también, de forma habitual a la presidencia. Serán los motores dinámicos, problemáticos y resolutivos de la Empresa de este siglo. La imagen que el pasado propició como objetos de contemplación quedará definitivamente borrada.
934. EXPONER NO IMPONER
El directivo siempre tiene que tener presente que él no defiende su modo de pensar sino, simplemente, lo expone. Es al empresario al que le corresponde decidir. Sin embargo, si la decisión es diferente a la expuesta, debe insistir en conocer los motivos que ha tenido el jefe para saltarse los suyos.
La adulación produce distorsión y merma la capacidad de decisión.
935. ESFUERZO AÑADIDO
El entorno empresarial es tan agresivo que obliga a la mujer directiva a dejar de ser cálida y cercana para demostrar que es eficaz.
936. PINTOR «REALISTA»
Entre todos los puestos directivos, el más implacable es el de director financiero. Esta persona que lo ocupa convierte el estudio de la Empresa en una meta, en si misma, desprovista de juicios de valor y de opiniones. Le da igual que los empleados sean agradables o penosos; él solo se ocupa de balances aunque sean agobiantes y asqueantes y de juz gar, cuanto menos, al ser humano. Su trabajo es valorar todo e incluirlo en las cuentas, cada detalle, de una manera imparcial presentando lo horrible y lo bello tal cual sea. No puede hacer concesiones de ningún género, ya que ser implacable es el aval de su profesionalidad.
937. DIRECTIVA Y DEMOSTRATIVA
Una constante afirmación de su voluntad y un afán de mando son los síntomas de la mujer directiva. Para no frustrar su voluntad de dominio se ha dotado de un instinto más cultivado, un talante impositivo más refinado y sutil. Éste es su verdadero encanto.
938. A SUS ÓRDENES MI GENERAL
El empresario es el amo. Por ello ha de tener una astuta compresión de las cosas que hable con los directivos o con el consejo de administración, ejercer su poder sobre estas mujeres y hombres llamados prácticos y ser más práctico, más astuto y más dominante.
939. NO HAY TREGUA
Al buen ejecutivo, aunque sea tímido, no le queda más remedio que atreverse a diario si no quiere que le pisen los que vienen detrás.
940. PRECISIÓN MERIDIANA
El mundo empresarial necesita ejecutivos precisos, cuyas definiciones no sean engañosas y cuyas opiniones no desaparezcan dentro de las siguientes.
941. ESPEJITO, ESPEJITO
El empresario debe pensar siempre con respecto a sus directivos que el espejo reluciente puede empañarse y oscurecerse con cualquier aliento que le toque.
942. ENTRE TANTOS, HAY DE TODO
Entre muchos, hay dos tipos de directivos: uno, el que piensa que no todos pueden ser jefes y, otro, el que cree que todos los jefes no tienen por qué ser seguidos con fidelidad. El primero es un respetuoso empleado que dobla la rodilla enamorado de su propia servidumbre obsequiosa y honrada y va pasando el tiempo al lado de su jefe nada más qué por «pienso» hasta que se hace viejo. El otro, ateniéndose a las formas del respeto, conserva su trabajo sólo al servicio de su persona y, con meras apariencias de obediencia a su jefe, prospera con él. Una vez que se ha forrado, se rinde homenaje sólo a sí mismo. Su dedicación profesional, aun pareciendo que es para la Empresa, es sólo para sus fines personales que saldrán a la luz cuando las acciones exteriores le ofrezcan un clima propicio.
Las luchas del “macho dominante” vulneran la seguridad de la manada.
943. CONDUCE CON PRUDENCIA
Cuando un empresario compra una Empresa para expansionarse, sus directivos no deben entrar en si esta nueva adquisición ha sido útil, inútil o perjudicial para la Compañía. Tienen que pensar que, a partir de ese momento, un proyecto puede convertirse en dañino o provechoso según se maneje la prudencia de los que van a dirigirlo.
Al mediocre, como al virus, hay que combatirlo desde dentro reforzando las “células” buenas.
944. YO ME MI CONMIGO
Muchas veces un empleado se siente frustrado al darse cuenta de que, si no quiere perder su puesto de trabajo, tiene que hacer estrictamente lo que le manda su jefe, aún estando en desacuerdo y con la creencia de que la orden será perjudicial para la Empresa en la que trabaja. Intenta convencer a su jefe del error pero no consigue exponer su opinión. Este tipo de jefe es incapaz de atender la opinión de un empleado al que considera inferior porque le manda. Hay que tener en cuenta que, para la mayoría de los mediocres, una sociedad les parece muy buena si es semejante a la suya y gradúan por esta regla el mérito de los otros. Por eso, consideran que sólo lo suyo es lo correcto.
945. ILUSTRÍSIMO «EJECUTIVILLO»
Algunas Empresas contratan a un aristócrata para utilizar sus contactos. Este tipo de ejecutivo es contratado porque, mil años antes de nacer, murió uno que se apellidaba como él y que, tal vez, fue un hombre de provecho aunque él sea un inútil.
946. CAJÓN DE SASTRE
Una Empresa debe ser una mezcla de ejecutivos ambiciosos con excesivo deseo por el dinero, de cobardes que, a la hora de acometer nuevos proyectos, pequen de sobrada prudencia; y, de temerarios con un valor precipitado.
947. APRENDIZ DE OFICIOS VARIOS
El directivo de esta era tiene que ser «pluri-disciplinar». No puede ser un especialista de un campo determinado. Debe abarcar muchos campos del conocimiento, pero sin renunciar a la profundidad y el rigor. Es decir, sin ser un experto en ningún campo en concreto, debe llegar a tener una comprensión amplia y profunda de todos ellos. Esto no significa dispersión ni falta de límites. Se trata de una formación basada en el auto-conocimiento, observando a los demás y aprendiendo del entorno, intercambiando información con estos, en un proceso continuo. El que lo consiga tendrá la ventaja sobre los demás de tener delante de sí un conocimiento transparente basado en la amplitud y diversidad de fuentes, que podrá utilizar en beneficio de la Empresa y de su progreso personal dentro de la misma.
948. PREDICAR CON EL EJEMPLO
El directivo debe ejercer la crítica y la autocrítica con una fuerza implacable en un intento permanente de mejorar el mismo. Tiene que tener claro que a partir de su esfuerzo se forma al empleado que dirige.
949. MEDITAR SIN RECLUTAR
Cuando el directivo medite sobre un problema, tiene que tener claro que reflexionar no es buscar adeptos.
950. EL «COPIOTA»
El directivo que copia a su subordinado y presenta el informe de éste como suyo, cuando le pillan suele afirmar que, aunque le agradaba el trabajo de su empleado, en realidad lo ha adaptado a las necesidades y preceptos de la Empresa. Defiende en algo la postura de aquel pero le otorga ligereza en sus acciones y en los textos y él se adjudica la grandeza. Y, sobre todo, en lo que concierne a lo esencial del trabajo, dice que él le instruyó para realizarlo dedicando todo su tiempo; y que lo que le presentó en un principio no tenía nada que ver con el actual. Por ello, considera que las reglas de «suspenso por copiar» no debían ser aplicadas de forma tan estricta, ya que el trabajo final es fruto de su reflexión, de poner a prueba su voluntad, de no dejar decidir libremente a su empleado y de su razonamiento sobre la actitud que había que seguir. Piensa que es más virtuoso que malv ado y por alguna debilidad humana, no se merece caer en la desgracia de que su empleado se le suba a «la chepa». En definitiva —terminará diciendo— el éxito del informe me lo deben a mí.
Un mal ambiente puede ser el detonante para que una Empresa reviente.
951. «LOS POLI-EJECUTIVOS»
En todo tipo de Empresas, pero en especial en las grandes organizaciones, suele haber un tipo de ejecutivo que se preocupa más por hacer «política de Empresa» para progresar que de realizar con profesionalidad su trabajo. Son personas cuyas personalidades viven dentro de unos cuerpos flexibles y manejables, por lo que tienen aprendidas todo tipo de posturas para hablar, escuchar, admirar, despreciar, aprobar y reprobar, desde la acción más importante hasta el gesto más frívolo. Cambian de cara más que de traje y, con el mismo tono, dicen una v erdad o una mentira. Saben frases de mucho boato aunque tengan poco calado y tienen una gran provisión de cumplidos, de enhorabuenas y de pésames. Han adquirido, a costa de esforzarse en hacer «política de empresa» en lugar de «gestión de empresa», cantidades ingentes de ceños, sonrisas, carcajadas y hasta, si se tercia, suspiros y lágrimas, para hacer creer a su entorno que están dotados de un gran entendimiento humano. Son veletas que no dan sentido alguno a valores profundos como la amistad, la verdad, las obligaciones, el deber, la justicia y otros muchos que la buena gente mira con tanto respeto. Sin embargo, la realidad es que estos individuos sacan fruto de su estrategia y suelen estar más cerca del presidente que otros con más talento. La mayoría se enriquecen y consiguen dirigir las más importantes áreas de gestión. Si fracasan, sus superiores les encubren y les sitúan en cargos de menor responsabilidad ejecutiva pero con igual o mejor remuneración. El empresario debería preguntarse, a menudo, cuántos de los suyos pertenecen a esta raza y meditar que está financiando la carrera de personas que malgastan sus esfuerzos en ejercicios inútiles para la Empresa.