—¡Salta!
—gritaron todos a la vez—. ¡Salta! ¡Salta!
Rana frunció el ceño.
—¿Estáis seguros de qué queréis que salte?
—¡Salta! ¡Salta! —gritaron entusiasmadamente las plantas.
¡Rana saltó! No
muy alto pero la tierra se sacudió.
—¡Uaohhh! —dijeron las plantas—, ¡Salta, Rana, salta!
Rana se agachó y saltó por un momento tapando el sol. La tierra
tembló como un terremoto.
El pequeño tiesto azul, con todas las plantas dentro, rebotó en el
aire. Las ondas se extendieron a través del estanque del
pueblo.
—¡Esto es divertido! —dijo Rana.