XLVI

Vierte, corazón, tu pena

Donde no te llegue a ver,

Por soberbia, y por no ser

Motivo de pena ajena.

Yo te quiero, verso amigo,

Porque cuando siento el pecho

Ya muy cargado y deshecho,

Parto la carga contigo.

Tú me sufres, tú aposentas

En tu regazo amoroso,

Todo mi amor doloroso,

Todas mis ansias y afrentas.

Tú, porque yo pueda en calma

Amar y hacer bien, consientes

En enturbiar tus corrientes

Con cuanto me agobia el alma.

Tú, porque yo cruce fiero

La tierra, y sin odio, y puro,

Te arrastras, pálido y duro,

Mi amoroso compañero.

Mi vida así se encamina

Al cielo limpia y serena,

Y tú me cargas mi pena

Con tu paciencia divina.