Les quiero contar de cuando vendí biblias y enciclopedias a crédito . Había sido contratado por una empresa que me pagaba por hacer show de chistes de diez minutos en diferentes compañías
. El negocio consistía en ofrecer a cualquier empresa una pausa activa totalmente gratis con la participación de un humorista muy reconocido; el gerente reunía a todos sus empleados y, en el intermedio del show, unos vendedores profesionales ofrecían enciclopedias a crédito. Creo que esa realmente fue mi universidad en preparación para mi carrera de humorista. A veces dábamos presentaciones a las 5 a. m. en una empresa de vigilancia antes de que los celadores salieran a turno.
Recuerdo entre lo curioso que una vez me tuve que presentar en una funeraria para seis empleados que terminaron muertos de la risa
, jajaja (lo sé, el chiste es flojo pero se me ocurrió
). En fin, como les contaba, en el intermedio de cada show se ofrecían enciclopedias por cuotas que se descontaban directamente de la nómina (negocio redondo) y a mí igual me pagaban, se vendieran o no, pero yo reforzaba la venta, pues me interesaba que no se me acabara el trabajito
.
En un viaje a Bogotá para una grabación del programa de humor Sábados Felices, me inventé un personaje que necesitaba un disfraz y me fui para el centro de la ciudad, porque allá se consigue de todo. Caminando como quien no quiere la cosa, me encontré un almacén de libros al por mayor en el que vendían preciso las mismas enciclopedias que ofrecíamos nosotros, igualitas, y unas biblias de lujo muy baratas
. Y me dije a mí mismo: “Mí mismo, acá está el negocio, papá”. Yo compraba toda una enciclopedia de 10 tomos por 70.000 pesos y la vendía en 12 cuotas mensuales de 35.000 pesos, jajaja (yo sé lo que van a decir, “mucho usurero” y eso
, pero pues así era el negocio). Las biblias eran una oportunidad increíble porque se acercaba la Semana Santa, las compraba a 25.000 pesos y las vendía en 6 cuotas de 20.000
(sé lo que van a decir, que me voy a ir para el infierno
, en ese momento también lo pensé y más porque mi primera clienta fue mi abuelita, la que me metió de acólito, jajajajaja).
Ok, en los números, ese negocio parecía fácil y según las cuentas que hice en el papel, en 15 días yo iba a ser millonario; es más, Bill Gates iba a ser un “Gaytes” al lado mío . Pero de inmediato empezaron los problemas porque vaya y venda los libros
, vaya casa por casa a cobrar las cuotas y que la gente se esconda
y le haga perder el viaje varias veces, vaya y ponga la cara cuando le quieran devolver los libros con el argumento de que no han leído ni una página
. Ese es el verdadero reto porque, claro, en las empresas grandes se dividen las tareas y la utilidad no es lo que uno piensa, pero yo en el afán de ganar más dinero quería hacerlo todo yo, lo cual era literalmente imposible.
Muchos de nosotros comenzamos negocios a partir de la experiencia del lugar en el que trabajamos. Por ejemplo, el que laboró muchos años de vendedor de computadores, como cree que sabe tanto, abre su propio almacén y cuando se da cuenta de que tiene que pagar arriendo, servicios, proveedores, empleados e impuestos, descubre que su jefe no se estaba tapando en plata como creía, jajaja.
Lecciones que deben aprender de esta experiencia: