Les voy a contar la historia de cuando se me ocurrió abrir un almacén de zapatos . Para nadie es un secreto que Bucaramanga es la ciudad más linda de este universo y también que se fabrican los mejores zapatos del mundo; hay muchas fábricas en los barrios San Francisco y San Miguel. Conocí casi todas cuando trabajaba en la empresa que vendía enciclopedias a crédito y me llevaban para hacer dos shows de diez minutos; cuando ya teníamos a la gente “anestesiada”, unos vendedores profesionales (de los que aprendí bastante) le vendían una enciclopedia a 24 cuotas que era descontada por nómina
.
Pero no me distraigan, estamos hablando de zapatos . En una de esas fábricas, un señor me dijo que me quería dar un regalo, y me dio unos zapatos espectaculares, en serio me gustaron mucho. Él me mostró donde los fabricaban y yo le dije: “Y esto ¿a qué precio sale?”, pensando obviamente en el negocio
. Me respondió que a 25.000 pesos al por mayor. Yo: “¿QUEEEEÉ?´”
, muy baratos, pensaba, estos zapatos son increíbles. Me fui para mi casa pensando “Yo me pongo a vender esos zapatos y hago cualquier cantidad de dinero”, jajaja.
Es más, el señor me dijo que era él quien le fabricaba los zapatos a Calzado Bucaramanga, famosísimo almacén en mi bella ciudad, y como yo soy curioso, me pasé por uno de los almacenes normales abiertos al público y empecé a negociar como quien no quiere la cosa. Por más que pedí rebaja y que dije lo de siempre: “Cuánto es lo mínimo para llevarlos”, o cuando ya uno dice: “Déjeme al menos lo del bus” y le dicen un precio, uno sabe que hasta ahí llega la vaina. Setenta mil pesos era lo más barato que me los dejaban. Me pasé por Batta, Olafo, Blue y todos los almacenes de zapatos conocidos de la época y en ninguno los dejaban a menos de eso. Recuerdo que vi unos igualitos en Bosi, que por la época era lo más caro de la ciudad, hablando de la industria nacional, obvio.
En fin, dije: “Por acá es la vuelta”, jajajajajaja, y sí, dando vueltas y vueltas buscando un local no muy caro para poner mi PROPIO ALMACÉN DE ZAPATOS, terminé en El Poblado - Girón, en una zona muy transitada rumbo a la iglesia. En un pequeño centro comercial , encontré un local en el segundo piso; no se veía mucho, pero pensé que tenía una SUPER VENTAJA y era que no había ningún local de zapatos en cien cuadras a la redonda
. Se me ocurrió además la brillante idea de ponerle un nombre “llamativo” y le puse PUNTO G o sea, como quien dice, que es “ahí” en “ese lugar”, que “no hay más”, que van a tener el “placer” de comprar los mejores zapatos, jajajaja, algo así
. Bueno, compré como cinco millones de pesos en zapatos de veinticinco mil pesos cada par, mandé a hacer unos estantes en vidrio y una silla para sentarse a que se midieran los zapatos y me fui a llenar ese local.
Como saben, NUNCA en mi vida había tenido un almacén de zapatos y el local era pequeñito y un poquito caro. Les cuento que yo de bruto no tuve en cuenta que necesitaba una bodega más o menos grande y para que se hagan una idea ese local tenía era un baño pequeñito que a la vez tenía que servir de bodega, pero no era muy grande que digamos . Sin embargo, estaba ilusionado, yo decía: “No hay dónde más comprar zapatos, solo me van a comprar a mí
; al ser el único almacén de zapatos en el sector, me voy es a tapar en dinero”. Amigos, de todos los negocios que tuve, en ninguno me fue PEOR, qué desastre.
Como yo me la pasaba viajando y no iba mucho por allá, pensé como pensamos algunos que “eso es poner los zapatos, abrir el local y llamar todos los días a preguntar cuánto se ha vendido”. El local no tenía teléfono fijo, porque yo pensaba: “¿Para qué me voy a poner a pagar un teléfono en un almacén de zapatos? Eso es más gasto, y ya con un celular es suficiente”. Buscamos una empleada que viviera cerca para que no me cobrara mucho, así se ahorraba lo del transporte, y me pareció excelente que viviera en la esquina
.
La cosa era terrible, por todos lados cometí demasiados errores al mismo tiempo:
Primero: El nombre muy llamativo y todo pero el aviso, que me costó mucho dinero, decía solo PUNTO G, por ninguna parte decía ZAPATOS y como quedaba en un segundo piso, pues nadie subía por allá, y si subían era algunas señoras pensando que allá vendíamos juguetes sexuales
; más se ilusionaban porque en el pasillo del segundo piso, antes de llegar al local, había un extintor gigante, jajajajaja, pero desde abajo no se sabía qué era.
Segundo: Los negocios de zapatos son muy BUENOS pero complejos; hay que tener mucho INVENTARIO y como la bodega era pequeña, era un desastre total. Si entraba alguien, que era raro, jajaja, decía “Quiero un talla 39”, “Mejor un 40”, “¿Tienes estos en 6?”, “Tráeme el 7 también”
, vaya, desbarate ese baño y busque entre todas esas cajas, que se mojaban con el agua del lavamanos, la referencia que quería la persona, y que después de sacar todo, dijeran: “Hmmm, bueno, gracias
. Vamos a dar una vueltica y ahora pasamos
. ¿Ustedes cierran a qué hora?”
.
No necesité mucho tiempo para saber que había cometido demasiados errores y que estaba montado en la “vaca loca”. Mejor dicho, creo que ninguno de ustedes hubiera querido estar en mis zapatos, jajajajajaja.
Ahí aprendí hubiera querido cosas. TOMEN NOTA:
Los almacenes de zapatos quedan TODOS en el mismo barrio, o hay muchos en el mismo centro comercial, porque la gente debe tener variedad, es decir, si no consigo mis zapatos acá, pues voy al local de al lado o al de la esquina, pero tengo de dónde escoger.
Si algún día se les ocurre abrir un almacén de zapatos, métanse en la boca del lobo, allá donde están todos; las rentas son más caras, pero se vende porque se vende, sin miedo . ¿Ahora entienden por qué todas las joyerías quedan en el mismo sector? ¿O los almacenes de telas? ¿O los almacenes de bombillos y eléctricos? ¡Ah! y hasta los moteles quedan en los mismos sectores, que por el aeropuerto
. Eso sí, si van, no vayan a entrar al segundo motel subiendo a la izquierda porque el agua caliente no sirve
. En fin.
Yo también cometí el error en el aviso, si soy el único en el barrio pues le pongo qué VENDO para que la gente mire y entre. En la venta de zapatos se necesita una bodega organizada y variedad, la ventaja que tiene un almacén de zapatos en el mismo sector que todos los almacenes de zapatos es que cuando usted necesita una talla y no la tiene, la vendedora le dice “Deme un minuto, yo la traigo de la bodega”, sepan que ELLA NO VA PARA NINGUNA BODEGA, ella sale corriendo de almacén en almacén diciendo: “Vecina, usted tiene esta misma talla? ¿Vecina, usted tiene este mismo en otro color?”. Esos hijuemadres se prestan los zapatos, pero no lo dejan salir a uno, jajajaja.
Además, si usted no tiene tiempo de atender el local, de ir a revisar el inventario. mejor no abra nada, como quien dice “zapatero a tus zapatos”, y menos con una empleada que viva en la esquina . Llevábamos casi un mes y la señora del local de al lado entró un día que yo pasé y me dijo: “¿Y ese milagro que esté abierto el almacén?”
.
Casi no salgo de ese local y cada mes era una pérdida más: arriendo, administración, luz, agua (así fuera poquita), además de pagar multa en la inmobiliaria. Y díganme, ¿dónde metía yo todo ese poco de zapatos ? Ni pensar en devolverlos porque me daba vergüenza con el señor, excelente producto de excelente calidad, pero yo no sabía cómo se vendía eso. NO ERA MI NEGOCIO.
Queridos amigos, el hecho de que a alguien le vaya bien vendiendo o haciendo algo no quiere decir que a todo el mundo le vaya bien en eso. Hay que vender lo que uno conoce, lo que le apasiona, y ojalá que no ocupe espacio. Cien pares de zapatos entre un carrito pequeño es muy difícil, y si su esposa le ayuda y anda en una motico Bwis, menos, jajaja. Un día, por bajar con tres pares de zapatos que le vendí a una señora para llevarse a San Vicente de Chucurí, se cayó de la moto en una curva de la 45 y todavía se acuerda y me regaña. Entró al local con el pantalón roto y un codo raspado, tratando de llegar rápido para no perder a la cliente.
Me tomó muchos años vender esos zapatos, ni me acuerdo cuántos vendí, los regalaba de Navidad, de cumpleaños y ni forma de decirle a la gente: “Si no le gustan, ahí está el recibo”, no, yo les decía: “Si le quedan apretados, con alcohol aflojan”, jajaja, porque ¿qué más?