Cuando piensan en alguien que se llama PITER ALBEIRO, ¿qué pasa por su cabeza?, jajajaja. Es decir, sin ver personalmente a alguien con ese nombre, que además fijo no tiene tocayo, ¿cómo se lo imaginan? Pues bien, estoy seguro de que nadie dice “Ahh, debe ser un jeque árabe, o un príncipe de Mónaco”, jajajaja, ni siquiera un galán de telenovela española.
Tener un nombre tan “particular” es bien complicado y más si tu nombre real es Alejandro Leiva (y amas tu nombre), y lo llevas orgulloso por ser la quinta generación de Alejandros en la casa. Mi papá, mi abuelo, mi bisabuelo, mi tatarabuelo, en fin, TODOS nos llamamos Alejandro Leiva
. Y ¿adivinen cómo se llama mi hijo?
.
Era 1996 y yo hacía curso para ser teniente de la Policía, llegamos al programa Sábados Felices y yo simplemente iba como parte del público, pero se les ocurrió que alguien de la delegación podía participar en el concurso de los cuenta chistes y ganarse 170.000 pesos y participar por un carro 0 kms.
Desde niño siempre me gustaron y me aprendí muchos chistes, muchos; lo heredé de mi papá, es el mejor contador de chistes del planeta, es más, es el mejor hombre del mundo, nadie como mi papá (y no lo pienso discutir
). Pero en los chistes que mi papá contaba siempre ponía de personajes a sus pacientes (es médico) que llegaban todas las semanas del campo, al Cocuy - Boyacá donde mi viejo era director del hospital.
De ahí nació mi personaje. Con una ruana y con un sombrero boyacense aparecía frente a unas cámaras de televisión un joven de 18 años que hablaba boyacense (obvio) y debía tener un nombre, y Alejandro Leiva no era el más indicado, jajaja, y por eso le puse Piter Albeiro.
Con ese personaje me gané muchísimos programas, un carro 0 kms, regresé a concursar en el año 2000 y seguía ganando y participando de nuevo. Siempre con el mismo aspecto. Es normal que cuando algo da resultado salga competencia , era impresionante cómo para el 2001 casi todos los nuevos participantes concursaban con ruana y sombrero. Éramos todos iguales
.
Así que decidí evolucionar. Me decían: “Pero es que si usted se quita la ruana y el sombrero ya no va a ser Piter Albeiro”, y yo: “
¿Quién dice que no? O sea, si una señora se pinta el pelo de negro a rubio, ¿ya no va a ser la misma señora? Obvio que sí, se va a ver diferente, pero ella es la misma, solo que con el pelo rubio, al menos el de arriba”, jajajajajajajaja.
En fin, era el año 2004 y yo de nuevo había ido para concursar como cuenta chistes, pero sabía dentro de mí que no iba a pasar nada más allá de ganar varios programas. En el mundo de la comedia, por mucho talento que se tenga, es difícil escalar cuando la única plataforma que existe en televisión es un solo programa, es decir o estás ahí o te jodes, no hay más opción, y la verdad sea dicha, YO AMABA ESTAR AHÍ.
Sin embargo, en mi afán por volver todo un negocio, decidí que iba a empezar a ganar dinero a partir de mi talento; iba a volver a vender, pero esta vez algo diferente, y ese producto diferente era yo, jajaja. Tenía un producto que yo conocía a la perfección y se llamaba Piter Albeiro . Este nuevo proyecto maravilloso (dirán ustedes que tan creído,
pues de malas, es mi libro y yo me echo flores, jajaja), estaba listo para hacer cosas DIFERENTES
.
Yo pensaba: “Quiero que cuando la gente diga ‘Piter Albeiro’ la referencia sea algo que vaya más allá, como ahora que la gente dice: “El de Master Chef”, así, exacto. Me inventé un negocio al que le saqué tanto dinero como no se pueden imaginar . “El show de humor en tarima más largo de la historia”.
Rumbo a Bucaramanga pensaba: “¿Cuántas horas sin parar puedo durar contando los casi diez mil chistes que me sé?”. Y como mi fortaleza era la forma en que los contaba, las caras, los gestos, no podía hacerlo en radio, yo quería en vivo y en directo, de pie, de memoria
, y así me surgió la idea.
El primer lugar en el que pensé fue en la terminal de transporte de Bucaramanga, ahí hay gente las 24 horas del día, es un lugar bonito y agradable. Yo decía: “Pongo una tarima, un sonido y unas sillas tipo teatro y me paro ahí a contar chistes dos días seguidos; que la emisora en la que trabajo me transmita los chistes al aire y yo consigo patrocinadores” .
Empecé a buscar apoyo y no fue tan fácil como yo pensaba, primero porque nunca lo había hecho y una emisora no se iba a arriesgar a patrocinar un evento y que en la cuarta hora dijera: “Señoras y señores, interrumpimos la transmisión porque este muchacho se murió”
jajajaja, ¿se imaginan?
Pero como no me queda grande nada en esta vida, yo dije: “Lo hago porque lo hago” . El terminal de transporte me lo prestaron, pero por cosas de la vida se me apareció un ángel, el gerente del supermercado El Vivero de Bucaramanga, y me dijo: “Hagamos ese evento acá, yo abro el supermercado las 24 horas, no necesitamos tarima, lo hacemos desde un balcón en el segundo piso y ahí lo ve todo el mundo
”. Me dijo: “Para conseguir dinero de los patrocinadores, yo cito a una reunión a los proveedores de todos los productos que hay en el supermercado y usted les vende la idea”, jajajajajaja. Yo dije: “LISTO, PAPÁ”. Me preguntó: “¿Cuántas horas piensa hacer?”. Yo le dije que cuarenta horas seguidas
. Respondió: “Ah, súper, ¿usted ya ha hecho esto antes, cierto?”. (Obvio yo no le iba a decir que jamás en mi vida había hecho eso
, que lo máximo era una hora que duraba mi show, pero me acordé de una noche que comencé a contarles chistes a unos amigos y duré como nueve horas y no paraba y le dije: “Veinticuatro horas”, jajaja. Me dijo: “Perfecto
”.
Me reunieron a los proveedores de todos los productos para que yo les mostrara el proyecto, y lo primero que les dije fue: “Bienvenidos al mejor evento del mundo, al evento del que en unas semanas todo el mundo va a hablar en Bucaramanga, a un evento que hasta hoy no se ha visto jamás y donde me vaya mal, ni se va a volver a ver”, jajajajajaja.
Amigos, les metí un parlamento que yo tenía ganas de comprarme yo mismo, jajaja. Miren cómo lo hice, les dije: “Yo empiezo a contar chistes el 4 de octubre a las 4 a.m. hasta el 5 de octubre a las 8 p.m., en total cuarenta horas . Cada hora va a tener el nombre de un patrocinador y yo me voy a cambiar la camiseta y me pongo la que corresponde a la hora con una gorra también. Durante esa hora ese producto será el protagonista en el supermercado y todo el que compre algo, trae el recibo y le damos un premio. En la mañana me pueden patrocinar cosas que tengan que ver con la mañana: leche, pan, huevos, café, champú, crema dental, en fin, tantas cosas; al medio día los otros artículos: arroz, pasta, salsas. Y en la noche las empresas de vinos y licores”.
Como nunca se había hecho un evento así, había un poquito de desorden, pero arrancamos. El gerente del supermercado El Vivero me dijo: “Yo no le pago nada por hacer eso , pero de la publicidad que pago en la emisora, compro los remotos (trasmisiones en vivo desde un lugar específico) para que cada hora ellos salgan al aire desde acá, con lo que está pasando, y la gente sepa que en este preciso momento deben venir a reír gratis y disfrutar de sus chistes”. Obviamente estuve de acuerdo, jajajaja, esos remotos eran carísimos. Eso sí, me dijo: “Todo lo que usted venda en patrocinios es para usted ”
. Era un experimento, yo pensaba: “Si vendo las cuarenta horas a quinientos mil pesos cada una, son veinte millones de pesos, pero no las voy a vender todas porque los patrocinadores quieren estar en la última hora, fijo todos. Hay horas muertas que no va a comprar nadie, 3 a.m., 4 a.m., entonces a los primeros que me compren 10 horas, les bonifico una hora gratis de patrocinio y los meto además en la última hora”. Y funcionó, jajajaja, las vendí, ya tenía cinco millones y veintiún horas comprometidas de patrocinio, pero las otras horas las iba a vender más barato, entonces las puse a trescientos mil pesos por hora y las vendimos todas, jajaja. Arranqué ese evento que jamás había hecho con precios de “lanzamiento”, jajajaja, con diez millones de pesos en el bolsillo.
Amigos, fue un ÉXITOOOOO . Mejor dicho un vivero, jajajaja, que después se convirtió en éxito, jajajajajajaja, ¿entendieron el chiste? Jajajaja
, ok, estuvo malo (es que el supermercado El Vivero después se llamó supermercado Éxito, jajaja, ¿me hago entender? Jajaja, hmmm, bueno, no)
.
Todo salió perfecto, fue maravilloso ver tanta gente que me acompañó hora tras hora. En la noche los chistes subían de “tono” para que la gente armara “plan” de ir a acompañarme, el supermercado estaba llenísimo y lo mejor, era gratis, no había pierde, todo el mundo feliz. Cuando ese evento terminó, Camilo Charry, gerente de El Vivero, llamó a Edgardo, gerente del mismo supermercado en Cúcuta y le contó y él le dijo: “Quiero ese evento acá, ¿cuánto vale?”. Le dijimos: “Cuesta veinte millones’, y respondió: “De una”, jajajaja.
Ya teníamos fotos, un referente, teníamos lo suficiente para mostrar a los patrocinadores cuánta gente había logrado convocar y lo mejor, la emisora ya me creía también.
Durante cuatro años le di la vuelta a mi hermoso y bello país 19 veces, hice 40 horas, una vez hice 66 horas en la ciudad de Cúcuta y una vez más 101 horas seguidas (que es el mayor tiempo logrado hasta ahora por un ser humano, y no podía ser en otra ciudad que en Bucaramanga). Siempre me acompañó el mismo equipo de trabajo: mi mamá, que a su vez ayudaba a los paramédicos en los descansos, no soltaba un tarro de suero que en la hora 39 me sabía a todo menos a bueno; mi esposa, siempre pendiente de todo, mi princesa, me recordaba todos los chistes que me faltaban por contar, los que a su modo de ver eran perfectos para la siguiente hora. Tenerlas al lado era una motivación más que extra y Julio César Báez, el genio detrás de la producción, fue fundamental; Julito siempre estuvo ahí para ayudar a cumplir lo pactado con los patrocinadores; alistaba mi camiseta y mi gorra de la siguiente hora, corría sin descanso para complacerme mientras las horas desgastaban mi voz y mi cansancio se convertía en un enemigo silencioso del reto. Nunca fue fácil.
Entre Julio y yo, meses antes hacíamos todo el negocio; la emisora que transmitía me pagaba pero solo podía trasmitir en la ciudad en la que yo estaba, no dejaba que se transmitiera en otras ciudades al mismo tiempo porque me dañaban el negocio, jajajaja, y en otras partes íbamos a sacar dinero
.
Con RCN Radio hicimos la gira más grande, lo bueno es que después de que en una ciudad escuchan por radio dos días seguidos a una persona y luego van y lo ven, ya lo recuerdan para siempre. ¿Saben cuánto gasta una empresa en publicidad para que la conozcan? Una publicidad de treinta segundos en radio, por decir un número, cuesta cien mil pesos, un solo comercial de treinta segundos. ¿Cuánto cuestan cuarenta horas?
Y a mí no me cobraban, al contrario, me pagaban. Paralizábamos las ciudades: en cada bus, en cada taxi, en cada local, la gente ponía mis chistes, me enviaban mensajes de apoyo y cariño y yo sabía que estábamos haciendo algo maravilloso, generando felicidad, arrancando una sonrisa a alguien
. Sí, ya sé que están pensando
: “Ah, pero también estaba haciendo dinero
”. Pues obvio, jajajaja, pero de forma muy honesta y sin hacer daño a nadie.
Por las 101 horas me pagaron 80 millones, por las 66 horas me gané 35 millones y por las 40 horas en promedio eran 20 millones, menos en Bogotá porque allá sí ganaba mucho dinero. El Centro Comercial Ciudad Tunal y Tintal Plaza, donde se hizo dos veces, pagaron solo por ser el lugar del evento 30 millones cada uno
, más lo de los patrocinadores
.
Ustedes se preguntarán: “¿Y por qué no volvió a hacer eso si le daba tanto dinero?”. Sencillo, porque no soy de volverme cansón
, he aprendido a aprovechar mi momento sin saturar, que la gente no tenga que decir: “¿Otra vez con lo mismo?”, jajaja. La carrera de un artista está marcada por los aciertos y los fracasos y hay que saber estar cuando se necesita.
Amigos, lo que me queda de enseñanza es que competencia tenemos en todas nuestras profesiones, pero uno no llega a lo más alto pasando por encima de los demás, uno llega lejos superándose uno mismo.
Póngase metas en su trabajo, no se compare con sus compañeros, compárese con usted mismo y supérese todo el tiempo. Haga cosas que nadie más ha hecho y se dará cuenta de cómo lo empiezan a ver diferente.
Se lo dice alguien al que lo único que le ha quedado grande en la vida es la ropa talla XL, jajajaja.