LEYES LEVITAS y el SIGNIFICADO de TO’EVAH (ABOMINACIÓN)
El argumento del “cristiano gay”: La prohibición de la práctica de la homosexualidad en el antiguo Israel era parte de la ley levítica ceremonial, que también prohíbe cosas como comer mariscos y carne de cerdo o el uso de una prenda hecha de dos tipos de tejidos. Obviamente, esas leyes ya no se aplican a nosotros hoy. Además, la palabra abominación en el hebreo simplemente habla de la profanación ritual, no del pecado moral.
La respuesta bíblica: Hubo algunas leyes que Dios dio a Israel para mantenerlos separados de las naciones, como las leyes dietéticas; mientras que otras se basaban en prohibiciones morales universales que se aplicaban a todas las personas, como las leyes contra el asesinato, el adulterio y la práctica homosexual. Esas prohibiciones morales universales, obviamente, se aplican a todos los creyentes de hoy, mientras que las leyes dietéticas no. En cuanto a la palabra abominación, a menudo se refiere a lo que es moralmente detestable delante de Dios.
SI ALGUNA VEZ ha estado en una celebración del orgullo gay, probablemente haya visto algunos cristianos con carteles grandes que muestran un versículo en particular, normalmente citado en la versión Reina Valera: “No te echarás con varón como con mujer; es abominación” (Levítico 18:22). También podría ver carteles con otro versículo de Levítico: “Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre” (Levítico 20:13).
Así que ahí lo tienen en blanco y negro. La práctica homosexual es una “abominación” a los ojos de Dios, y los que la practican deben ser condenados a muerte en virtud de la ley de Moisés. Sencillo, ¿no?
No tan rápido. Según Levítico también está prohibido comer camarón y langosta (11:9-12), plantar dos tipos diferentes de semillas en el campo de uno (Levítico 19:19), llevar vestidos con mezcla de hilos (v. 19 de nuevo), o para un hombre recortar la punta de la barba (v. 27). También está prohibido que un hombre tenga relaciones sexuales con su esposa durante su período menstrual (Levítico 18:19; 20:18). En cuanto a la pena de muerte, no sólo homosexuales practicantes debían ser muertos, también los hijos que maldicen a sus padres: “Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre maldijo; su sangre será sobre él” (Levítico 20:9).
¿Por qué, entonces, debemos hacer una algarabía en cuanto a la práctica homosexual, mientras ignoramos o minimizamos estas otras prohibiciones levíticas? ¿No es eso el colmo de la hipocresía?
En el año 2000, un autor anónimo (más tarde identificado como J. Kent Ashcraft)1 escribió una carta muy ingeniosa a la locutora de radio, conservadora, Dra. Laura Schlessinger, pidiendo su ayuda para solucionar algunos problemas de interpretación bíblica:
Estimada Dra. Laura:
Gracias por dedicar tantos esfuerzos para educar a la gente respecto a la ley de Dios. He aprendido mucho de usted, trato de compartir ese conocimiento con tanta gente como pueda. Cuando alguien trata de defender la homosexualidad, por ejemplo, me limito a recordarle que Levítico 18:22 dice claramente que es una abominación. Fin del debate.
Sin embargo, necesito un consejo de usted en relación con algunas de las otras leyes en Levítico y Éxodo y cómo seguirlas de la mejor manera.
1. Cuando quemo un toro en el altar como sacrificio, sé que crea un aroma agradable para el Señor (Levítico 1:9). El problema son mis vecinos. Afirman que el olor no es agradable para ellos. ¿Cómo debo lidiar con eso?
2. Me gustaría vender a mi hija por sierva, como dice Éxodo 21:7. En los tiempos que corren, ¿cuál cree que sería un precio justo por ella?
3. Sé que no se me permite tener contacto con ninguna mujer mientras esté en su período de impureza menstrual (Levítico 15:19-24). El problema es, ¿cómo puedo saberlo? He intentado preguntar, pero la mayoría de las mujeres se ofenden.
4. Levítico 25:44, establece que puedo comprar esclavos de los pueblos que están a nuestro alrededor. Un amigo mío asegura que eso es aplicable a los mexicanos, pero no a los canadienses. ¿Me podría aclarar?
5. Tengo un vecino que insiste en trabajar en Sábado. Éxodo 35:2 claramente establece que ha de ser muerto. ¿Estoy moralmente obligado a matarlo yo mismo?
6. Un amigo mío dice que aunque comer mariscos es una abominación (Levítico 11:10), es una abominación menor que la homosexualidad. No estoy de acuerdo. ¿Puede resolver eso?
7. Levítico 20:20 declara que uno no puede acercarse al altar de Dios si tiene un defecto en la vista. Tengo que admitir que uso gafas para leer. ¿Mi visión tiene que ser 20/20 o hay un margen de tolerancia aquí?
Sé que usted ha estudiado estos asuntos con gran profundidad, así que confío en que me puede ayudar. Gracias de nuevo por recordarnos que la Palabra de Dios es eterna e inmutable.2
Para ser sincero, la mayoría de los cristianos conservadores estarían perplejos por esta carta, probablemente responderían algo como: “Bueno, puede ser ingenioso, pero nunca me convencerá de que la homosexualidad es correcta delante de Dios. Después de todo, ¡la Biblia dice que es una abominación!” ¿Podemos hacer algo mejor que eso?
Las cosas se ponen aun peor para el lado cristiano conservador cuando se argumenta que la palabra abominación (to’evah en hebreo) no significa algo “moralmente detestable”, sino más bien algo “ritualmente no apto” o “contrario a la costumbre”. Y así, se argumenta que incluso si tomamos Levítico 18:22 en su valor nominal, simplemente significa que un hombre teniendo relaciones sexuales con otro hombre era un asunto de impureza ritual bajo la ley del Antiguo Testamento, nada más. Otros argumentarían que, de acuerdo con el contexto inmediato de Levítico 18:22, la prohibición va en contra de los actos homosexuales realizados en conjunción con la idolatría (en otras palabras, como parte de un acto de prostitución sagrada), no en contra de dos hombres que participan en un acto amoroso, de mutuo consentimiento (y monógamo).
El antropólogo gay Patrick Chapman resume los argumentos más comunes a favor de la homosexualidad:
William Countryman cree que el objetivo de la prohibición de las relaciones sexuales entre hombres no es una cuestión ética o moral, sino parte de las normas de pureza hebreas, diseñada para ayudar a mantener la identidad judía fuerte. Daniel Helminiak compara la prohibición religiosa a una que se encuentra en la Iglesia Católica:
Solía haber una ley eclesiástica que prohibía a los católicos romanos comer carne los viernes… Esa ley eclesiástica fue considerada tan seria que la violación era un pecado mortal, supuestamente castigado con el infierno. Sin embargo, nadie cree que el consumo de carne era algo malo en sí mismo. El delito era contra una responsabilidad religiosa: uno debía actuar como católico.
Esto es evidente en tanto que la misma palabra hebrea que se usa para describir el comportamiento en los pasajes de Levítico como una “abominación” o “acto detestable”, to’evah, se utiliza para describir diversos alimentos como ritualmente impuros, tal como comer camellos, conejos y cerdos. Esta palabra se utiliza muy poco en el contexto de la conducta sexual que es intrínsecamente inmoral, aunque se usa para condenar la prostitución masculina del templo. Zimmah se suele utilizar para tratar la inmoralidad sexual [con referencia a Levítico 18:17; Job 31:11; Ezequiel 16:27; 22:9, 11]. Además, mientras que otros comportamientos sexuales que se consideran inherentemente inmorales se mencionan en otras partes del Antiguo Testamento, la homosexualidad masculina no lo es. Dado que la atención se centra exclusivamente en la impureza ritual y social, Helminiak argumenta que la prohibición de la homosexualidad masculina ya no es importante. La tradición cristiana ha visto las preocupaciones y regulaciones de la pureza en Levítico como irrelevante.3
Pero, hay más:
John Boswell critica a los que utilizan los pasajes de Levítico para condenar a los homosexuales, ya que Levítico condena también muchas cosas que no son consideradas malas por los evangélicos, incluyendo tatuajes, llevar vestidos hechos de dos tipos de hilos y comer carne de cerdo. Como señala Boswell:
Su selectividad extrema al abordar el enorme cuerpo de la ley levítica es una clara evidencia de que no era su respeto por la ley lo que creó su hostilidad hacia la homosexualidad, sino que fue su hostilidad hacia la homosexualidad lo que los llevó a mantener unos pasajes de un código de la ley en gran parte descartado.4
El Dr. Chapman concluye con lo siguiente: “Si bien los pasajes en Levítico pueden haber condenado aspectos del comportamiento homosexual masculino, no hay ninguna indicación de que condenen a toda la homosexualidad, o que la condena tenía alguna implicación moral. La condena levítica era más bien una respuesta a los problemas de la antigua cultura y a la identidad israelita”.5
Según el Dr. Jay Michaelson (y otros) la prohibición establecida en Levítico 18:22 se refiere al “sexo anal, y sólo eso”.6 Él continúa su argumento con una de las discusiones más matizadas de la palabra abominación que se encuentran en los escritos prohomosexuales:
La última palabra clave del versículo es, en mi opinión, la más importante: toevah. Como ya he dado conferencias y enseñado en todo el país, he quedado sorprendido por cómo todo el mundo piensa que saben el significado de esta oscura palabra hebrea: Abominación, ¿verdad? ¿No es eso lo que dice en la Biblia? No. Lo que sea que signifique toevah, definitivamente no quiere decir “abominación”. Coloquialmente, las abominaciones son cosas que no deberían existir sobre la faz de la tierra: pez de tres ojos, océanos ahogados con aceite, y tal vez Cheez Whiz. La palabra “abominación” se encuentra en la versión inglesa de la King James en Levítico 18:22 [y en la versión castellana RVR60]… Sin embargo, esta es una interpretación errónea de la palabra toevah, que en realidad significa algo permitido a un grupo y prohibido a otro. A pesar de que (probablemente) no existe ninguna relación etimológica, toevah significa tabú.7
Michaelson argumenta, además, que:
El término toevah (y su plural, toevot) aparece 103 veces en la Biblia hebrea, y casi siempre tiene la connotación de una práctica no israelita de culto… Toevah es también relativo culturalmente. Por ejemplo, hay cosas que son toevah para los egipcios, pero perfectamente aceptables para los israelitas [con referencia a Génesis 43:32, 34; Éxodo 8:22]… Así que, si (1) toevah es un tabú culturalmente relativo en relación con el límite entre el israelita y el extranjero, y (2) el sexo anal masculino se llama específicamente un toevah, a diferencia de otras prohibiciones (por ejemplo, el incesto), entonces: (3) el sexo anal masculino es un tabú cultural relativo en relación con el límite entre el israelita y el extranjero. Esto no se trata de abominación o naturaleza, o inclusive moralidad; se trata de una ley de pureza ritual que distingue a los israelitas de los extranjeros.8
¿Están estos autores en lo cierto? En realidad, es muy fácil ver que: (1) la palabra abominación a menudo tiene connotaciones morales en las Escrituras hebreas y constantemente se refiere a las cosas que el pueblo de Dios debe aborrecer, y (2), aun cuando había muchas leyes que Dios dio al pueblo de Israel para mantenerlos separados de las naciones, las leyes contra la práctica homosexual son universales en su alcance e intención, en otras palabras, no sólo para Israel, sino para todas las naciones.9
Vamos a desglosar las cosas punto por punto, primero demostrando que la prohibición de la práctica de la homosexualidad era universal, para todas las personas, y no fue dada exclusivamente a Israel, posteriormente demostrando que to’evah simplemente significa “cosa detestable”, y demostrando luego que la prohibición contra la práctica homosexual no estaba vinculada específicamente a la idolatría.
Antes de entrar en la esencia de nuestra discusión, permítanme decir que como alguien que se ha ganado un doctorado en lenguas y literaturas del Cercano Oriente en la Universidad de Nueva York, he pasado décadas ahondando en el texto original hebreo de la Biblia y tratando de leerla en su contexto del Cercano Oriente antiguo.10 Y así, a veces, no sé si reír o llorar cuando escucho el último argumento de los “cristianos gays”, afirmando que la Biblia no habla en contra de la práctica homosexual.
Pero es aun peor cuando esos autores hacen una copia de argumentos falsos con escolaridad de internet completamente de pacotilla, por lo cual quiero decir que citan un extracto de un libro que leen en línea—un extracto que tergiversa el punto de vista del autor—y luego repiten el material mal interpretado como si hubieran leído la obra original del autor y conocieran la posición del mismo. Y luego otros autores “cristianos gays” citan el mismo material tergiversándolo una y otra vez.
No es sorprendente que eso mismo ocurriera con el tema que estamos discutiendo ahora, es decir, la interpretación de Levítico 18:22. En primer lugar, me llamó la atención al leer el libro de Justin Lee, Torn [Rasgado], en el que cita al profesor Robert Gagnon, que podría decirse es la principal autoridad mundial sobre la Biblia y la homosexualidad. Lee describe a Gagnon como un profesor “que ha pasado gran parte de su carrera estudiando y escribiendo en cuanto a condenación de la homosexualidad”;11 sin embargo, cita a Gagnon para apoyar su propia lectura progay del texto. (Es la única vez que cita a Gagnon en todo su libro).
Cuando leí eso, me dije a mí mismo: “Esto no es simplemente extraño. De hecho, es deshonesto, ya que cualquiera que lea toda la discusión de Gagnon sobre este punto sabría que Lee lo tergiversó aquí”.
No mucho después, el profesor Gagnon, al darse cuenta de eso, escribió una carta abierta a Justin Lee en la página web Patheos, declarando: “En su libro Torn, usted hace un gran total de una referencia a mi trabajo sobre la Biblia y la práctica homosexual (por desgracia ignorando todos los otros argumentos y pruebas que presento). En esa única referencia, creo que usted ha sido engañoso ya que no refleja la realidad”.12 Gagnon mostró entonces su caso en detalles devastadores, señalando que cualquiera que leyera “el siguiente conjunto de oraciones (del mismo párrafo, parece increíble)” que Lee no mencionó a sus lectores, junto con las oraciones que precedieron a la sección citada por el mismo Lee que, de nuevo, falló al mencionar a sus lectores, junto con varios otros argumentos fuertes que Gagnon hizo, los cuales Lee también pasó por alto, vería inmediatamente que Gagnon había sido tergiversado.
¿Por qué Justin Lee haría eso? Aunque estoy en total desacuerdo con algunas de las conclusiones de su libro, no pensé que engañara intencionadamente. ¿Por qué entonces tergiversó a Gagnon tan pobremente?
Lee escribió un blog en respuesta a la carta abierta de Gagnon (para ser sinceros, una respuesta más bien débil);13 luego Gagnon escribió una respuesta aun más devastadora,14 y algún tiempo después, mientras investigaba para este libro, me encontré con la idéntica cita engañosa de la misma página del libro de Gagnon citada por otro autor “cristiano gay”, y ahí es cuando la luz se encendió.
Le envié ese correo electrónico al profesor Gagnon:
Me topé con una discusión en una de mis páginas web con un pobre homosexual “cristiano” que está luchando con los problemas y creyendo todos los argumentos equivocados, y él también lo citó a usted erróneamente, al igual que Justin Lee (p. 130) en su libro.
Cuando hice una búsqueda rápida, me di cuenta de lo que ocurrió (probablemente usted ya se dio cuenta de ello también). Justin nunca sacó eso de su libro; él lo obtuvo de artículos “cristianos gays” que lo citan a usted en conformidad, como en este caso: http://www.gaychristian101.com/what-does-you-shall-not-lie-with-a-man-as-with-a-woman-mean.html [qué-significa-no-te -echarás-con-varón-como-con-mujer] citado de nuevo aquí http://homosexualescristianos.wordpress.com/, y aquí http://wakeupgeneration.wordpress.com/2012/10/17/142/ y así sucesivamente.
En otras palabras, a pesar de que Justin Lee luchaba desde hacía años con los temas de lo que habla la Biblia acerca de la homosexualidad, y pese al hecho de que afirma que leyó todo lo que pudo tener en sus manos tocante a esos temas—temas que, comprensiblemente, consumían toda su vida ya que trataba de agradar al Señor y aceptar su sexualidad al mismo tiempo—al parecer pasó por alto el libro más completo y erudito que se ha escrito sobre la Biblia y la práctica homosexual, contando con una cita engañosa en la internet. Por desgracia, ese tipo de cosas sucede todo el tiempo—no sólo en los círculos “cristianos gays” y casi de la noche a la mañana, los mitos y tergiversaciones de la internet se hacen realidad para millones de personas en todo el mundo.
Así que, profundicemos un poco más aquí para ver los propios textos bíblicos, en los idiomas originales, y vamos a separar los hechos de la ficción. Después de todo, si amamos a Dios y le hemos entregado nuestras vidas, entonces nunca tenemos que temer la verdad, ¿cierto? Y con cuestiones tan importantes ante nosotros, no nos atrevemos a confiar en “investigaciones” de pacotilla.
LA PROHIBICIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD ERA UNIVERSAL
Incluso una persona que lea la Biblia por primera vez reconocerá que Dios hizo un pacto especial con el pueblo de Israel en los tiempos antiguos, dándoles leyes especiales que cumplir y costumbres a observar. Incluidas en esta categoría se encuentran las leyes dietéticas, las leyes en cuanto a pureza ritual y las leyes relativas a la observación de fiestas especiales. De acuerdo con ello, en Levítico 11, cuando Dios comunica a los israelitas cuáles animales no se les permitía comer, Él les dijo: “De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundos” (Levítico 11:8; ver también 11:26-27; Deuteronomio 14:7). Por el contrario, las leyes relativas a asesinatos son universales, para todas las personas, no sólo para Israel.
¿Cómo sabemos eso? Es muy sencillo. La Biblia nos dice “sólo por poner un ejemplo” que Dios juzgó a Israel por comer animales inmundos, pero nunca nos dice que Dios juzgó a las naciones del mundo por comer animales inmundos. ¿Por qué? Porque no era intrínsecamente pecaminoso comer cerdo en lugar de vaca (aunque en el mundo antiguo, en particular, podría haber sido mucho menos saludable comer cerdo), pero era intrínsecamente pecaminoso cometer otros pecados, como asesinar a otro ser humano.
Es por eso que las leyes contra el asesinato fueron establecidas por Dios para toda la humanidad después del diluvio de Noé, según Génesis 9:6, mientras que permitió que la raza humana tuviera a todos los animales para alimento (v. 3), siempre y cuando la sangre fuera drenada. De la misma manera, el Señor reprendió a las naciones extranjeras por los pecados de unos contra otros—los actos de asesinato y violencia—porque eran malos para todas las personas pero, como se dijo, Él no los reprendió por comer animales que eran considerados impuros para los israelitas. Eso también se traslada al Nuevo Testamento, donde los autores reiteran el código moral universal de Dios—leyes contra el asesinato y el adulterio, por ejemplo—mientras que dejan claro que la comida en sí misma no nos contamina ni nos hace santos.15
Así que, para repetir y resumir: hubo leyes que Dios dio solo a Israel, y hubo leyes que Dios le dio a toda la gente, incluyendo a Israel, y en su mayor parte, usando toda la Biblia como nuestra guía, es fácil ver cuál es cuál.
¿Dónde exactamente encaja la prohibición de la homosexualidad? ¿Fue una ley dada solo a Israel o para todas las personas? Levítico 18 aclara que se trataba de una ley para todas las personas, lo que significa que el que un hombre tenga relaciones sexuales con otro hombre es abominación a sus ojos.
Vamos a dejar que las Escrituras hablen por sí mismas.
Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel, y diles: Yo soy Jehová vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Egipto, en la cual morasteis; ni haréis como hacen en la tierra de Canaán, a la cual yo os conduzco, ni andaréis en sus estatutos. Mis ordenanzas pondréis por obra, y mis estatutos guardaréis, andando en ellos. Yo Jehová vuestro Dios. Por tanto, guardaréis mis estatutos y mis ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos. Yo Jehová.
—LEVÍTICO 18:1-5
Vemos aquí que las leyes a continuación prohíben a los israelitas hacer lo que hicieron las naciones paganas vecinas, pero eso no significa necesariamente que era malo para las naciones paganas. ¿Tal vez las leyes a continuación eran para Israel solamente, al igual que las leyes dietéticas? ¿Tal vez la carta sarcástica a la Dra. Laura tenía razón? Sigamos leyendo.
Los versículos 6 a 18 de Levítico 18 tratan con diversas formas de incesto; el versículo 19 prohíbe que un hombre tenga relaciones sexuales con una mujer durante su periodo menstrual; el versículo 20 prohíbe el adulterio; el versículo 21 prohíbe ofrecer a los niños como sacrificio al dios Moloch; el versículo 22, como ya hemos señalado, prohíbe a un hombre que tenga relaciones sexuales con otro hombre;16 y finalmente, el versículo 23, prohíbe la bestialidad. Y algunos de los delitos se describen adicionalmente con otras palabras: depravación (v. 17, que habla de un hombre que tiene relaciones sexuales con una mujer y su hija o nieta);17 abominación (v. 22, que habla de dos hombres teniendo sexo);18 y perversión [RVR, depravación; NVI, acto perverso] (v. 23, hablando de la bestialidad).19
Y tenga en cuenta cuidadosamente lo que sigue a continuación:
En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros (porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros. Porque cualquiera que hiciere alguna de todas estas abominaciones [to’evot], las personas que las hicieren serán cortadas de entre su pueblo. Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios.
—LEVÍTICO 18:24-30
¿Vio eso? Dios dijo claramente que juzgó a los egipcios y a los cananeos—paganos adoradores de ídolos, de acuerdo con la Biblia—por la comisión de esos mismos pecados, aun afirmando que por ellos cometer esos pecados, la tierra fue contaminada y los vomitó. ¡Este es un lenguaje fuerte! Y es por eso que Dios le dice al pueblo de Israel que no cometa esos pecados, de lo contrario ellos también contaminarán la tierra y la tierra los vomitará.20 Por el contrario, Dios nunca dijo que juzgó a las naciones del mundo por comer animales inmundos o sembrar sus campos con dos tipos diferentes de semillas o por usar prendas con hilos mezclados.21 Tampoco dijo que la tierra los vomitó por hacer esas cosas. Pero dijo eso de los pecados enumerados en Levítico 18, incluyendo la práctica homosexual.22
Y hay más aun: todos esos pecados juntos se describen como to’evot, abominaciones, cosas detestables, dejando en claro que Dios incluyó en esta categoría el incesto, el bestialismo, la práctica de la homosexualidad, el adulterio y sacrificar niños a Moloc. (Para la pregunta en cuanto a dónde encaja el sexo con una mujer menstruando, siga leyendo). Todos ellos son “detestables” delante de sus ojos, y juntos tienen terribles consecuencias para las naciones que los practican. Pero sólo la práctica homosexual masculina es señalada en Levítico 18 como to’evah, abominación, cosa detestable, lo que significa que es un to’evah entre to’evot, una abominación entre abominaciones.
De hecho, en el libro de Levítico, la práctica homosexual es el único pecado específico señalado como “abominación”, lo que sin duda ya es decir algo. Además, es uno de los pocos pecados enumerados en Levítico que requiere la pena de muerte, junto con sacrificar los propios hijos a Moloc, maldecir al padre o a la madre, y cometer adulterio, bestialidad o incesto (Levítico 20:1-16); ¡difícilmente una lista de simples infracciones ceremoniales!
Para ser perfectamente claro, no estoy abogando por la pena de muerte para la práctica homosexual como tampoco abogo por ella para el adulterio o por maldecir a los padres.23 Simplemente estoy destacando la intensidad con que Dios se expresó en su Palabra con respecto a esto y, repito, no era sólo un pecado ante sus ojos para el antiguo Israel. Era un pecado para las naciones paganas también. Y si era pecado para los egipcios y cananeos adoradores de ídolos en aquel entonces, mejor es que crea que es pecado para el pueblo santo y escogido de Dios hoy.24
Así que vemos que Dios le dio a Israel ciertas leyes para mantenerlos separados de las naciones; en particular, las concernientes a los alimentos, ya que si usted no puede comer con otras personas, es mucho más difícil mezclarse con ellos y compartir la vida juntos. Pero les dio otras leyes porque se aplicaban a todas las personas. Si algo era pecado para las naciones del mundo, sin duda lo era para Israel, una nación que fue elegida por Dios para vivir a un nivel particularmente alto (fracasando a menudo en el proceso, por supuesto).
Entonces, la prohibición de la práctica de la homosexualidad se le dio a Israel porque dicha práctica estaba mal para todas las personas de todas las generaciones, lo que significa que es intrínsecamente pecaminoso. ¿Por qué? Una razón principal es que Dios diseñó a los hombres para las mujeres y a las mujeres para los hombres, y unir a un hombre con un hombre o una mujer con otra mujer es pecar de una manera fundamental en contra de su diseño y propósito. ¿No es de extrañar, entonces, que a medida que se eleva el activismo gay en la sociedad, ello provoque tantos cambios radicales, incluyendo la redefinición del matrimonio, la decadencia del género, la reeducación de los niños y mucho más?25 ¿Y no es de extrañar que una lectura de las Escrituras que afirme la práctica homosexual lleva a muchas otras lecturas abusivas del texto sagrado? (Ver los capítulos 7 y 9 para más información sobre esto).
TO’EVAH SIGNIFICA “ABORRECIBLE”, NO SIMPLEMENTE “TABÚ”
Lo que es comúnmente obviado en los tratamientos de la palabra to’evah por parte de los “cristianos gays” es que hay un verbo ta’av, derivado de la misma raíz hebrea y estrechamente relacionados en significado, al igual que las palabras “conducir” y “conductor” o “gobernar” y “gobernante” están estrechamente relacionadas en significado en español. ¿Qué significa entonces ta’av? ¿Significa “ser ritualmente impuro”? ¿Tiene algo que ver con algo que es “tabú”? En lo más mínimo. Más bien, como es de esperar, el verbo significa “detestar, aborrecer; actuar aborreciblemente”, y es utilizada veintidós veces en el Antiguo Testamento en versículos como estos (he colocado en cursiva la palabra donde aparece):
No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.
—DEUTERONOMIO 23:7
Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, y los que yo amaba se volvieron contra mí.
—JOB 19:19
Me abominan, se alejan de mí, y aun de mi rostro no detuvieron su saliva.
—JOB 30:10
Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
—SALMOS 5:6
Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien.
—SALMOS 14:1
La mentira aborrezco y abomino; tu ley amo.
—SALMOS 119:163
Oíd ahora esto, jefes de la casa de Jacob, y capitanes de la casa de Israel, que abomináis el juicio, y pervertís todo el derecho.
—MIQUEAS 3:9
Lo que hace que este uso aun más interesante es que muchos estudiosos semitas creen que el sustantivo to’evah vino primero y el verbo se desarrolló a partir del sustantivo, al igual que el sustantivo “pintura” fue primero, y a partir de él se derivó el verbo “pintar”. Por lo tanto, el verbo ta’av, “detestar, aborrecer; actuar aborreciblemente”, viene del sustantivo to’evah, “algo detestable; aborrecible”, dando más apoyo al hecho de que to’evah no significa algo impuro sino más bien algo detestable.
Y es por eso que podría ser utilizado para describir algo impuro o tabú, ya que en ciertas culturas y en ciertos pueblos, algo considerado tabú o impuro ritualmente es aborrecible para ellos, como la carne de cerdo para un judío religioso o un musulmán. (Para un buen ejemplo de esto, vea Génesis 46:34, que dice que “todos los pastores son abominación para los egipcios”). Pero eso no cambia el significado de to’evah, como si la palabra misma sólo significara “algo impuro ritualmente o tabú”. Eso sería como decir: “Bueno, yo estaba leyendo en un libro de hacer dieta que es detestable ser obeso, por lo que ahora entiendo que la palabra detestable se refiere a tener sobrepeso, así que cuando leo en la Biblia que la práctica homosexual es ‘detestable’, debe significar que los hombres gays tienen sobrepeso”. ¿Ve cuán retorcida es tal “lógica”?
Vamos, entonces, a centrarnos en el uso del sustantivo to’evah en el Antiguo Testamento. De acuerdo con el acreditado Lexicón Hebreo y Arameo del Antiguo Testamento de Koehler-Baumgartner, en Levítico 18, la frase “las costumbres abominables” se refiere a “las costumbres abominables de los cananeos (Levítico 18:30), por lo que se entiende en particular, la perversidad sexual”.26 Eso ciertamente habla de violaciones morales,y no sólo tabúes rituales.
En Deuteronomio 12:31 to’evah se refiere al sacrificio de niños; en Deuteronomio 7:26 a la idolatría; y en Deuteronomio 25:15-16 a los pesos y medidas deshonestas. Así que, sólo en esos tres versículos, vemos graves infracciones morales, desde la práctica idólatra del sacrificio de niños hasta adorar a dioses extranjeros en general y las prácticas comerciales poco éticas. Todos ellos encajan en la categoría de to’evah, algo aborrecible, detestable (y note en Deuteronomio 25:16 que cualquier persona que es culpable de las prácticas comerciales poco éticas es to’evah, alguien aborrecible, detestable).
En Ezequiel 16:50, el profeta declara que las personas que vivían en Sodoma hicieron to’evah, que o bien se remite a las palabras anteriores en los versículos 49-50 (“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso. Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité”), en cuyo caso to’evah se refiere claramente a estas violaciones éticas. O bien to’evah se refiere a la promiscuidad homosexual desenfrenada reflejada en Génesis 19, cuando los hombres de la ciudad trataron de violar en pandillas a los dos hombres que estaban visitando a Lot,27 en cuyo caso el profeta describe eso como la atrocidad final, la gota que derramó el vaso, la culminación de los pecados de Sodoma. De esa manera describe la práctica homosexual generalizada como algo abominable y detestable, debido a que Dios dice: “Cuando lo vi las quité” (Ezequiel 16:50).28 De cualquier manera, esto no presagia nada bueno para el intento “cristiano gay” de restar importancia al significado de to’evah.
Y note cuidadosamente Proverbios 6:16-19: “Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables [to’evah]: los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que hace planes perversos, los pies que corren a hacer lo malo, el falso testigo que esparce mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos” (NVI).
Estos pecados difícilmente entran en la categoría de tabúes rituales; en lugar de eso, hablan de violaciones morales, éticas y espirituales del orden más alto, cosas que son intrínsecamente pecaminosas, cosas que el Señor “aborrece”, y están agrupadas bajo el título de to’evah.
Allí queda el argumento de que to’evah sólo (o aun principalmente) se refiere a cosas que no son intrínsecamente pecaminosas, sino más bien que están prohibidas debido a los tabúes culturales o rituales.
LA PROHIBICIÓN DE LEVÍTICO NO SE LIMITA A LA IDOLATRÍA
La prohibición de la práctica homosexual en Levítico 18 y 20 no se limita a los ritos homosexuales realizados en el contexto de la idolatría. Fue esa cuestión, a saber, la conexión entre los actos homosexuales prohibidos y la adoración a los ídolos, la que Justin Lee tenía toda equivocada cuando citó selectivamente al profesor Robert Gagnon, diciendo: “En Levítico, Gagnon escribe: ‘No me cabe duda de que los círculos de los cuales fue producido Levítico 18:22 tenían en vista la prostitución homosexual religiosa o sagrada [dedicada a las deidades paganas], al menos en parte. La prostitución homosexual sagrada parece haber sido la forma principal en que se practicaba el coito homosexual en Israel’”.29 Entonces Lee declaró: “Así que los estudiosos de ambos lados de la discusión están de acuerdo en que eso probablemente tuvo algo que ver con la prostitución sagrada. Eso tenía sentido para mí”.30
Sin embargo, de hecho, como señaló Gagnon, antes de las líneas que Lee citó, él había escrito:
Hoy en día pocos dan a este argumento [a saber, que las prohibiciones levíticas de las relaciones hombre-varón estaban prohibiendo únicamente las formas de culto o idólatras de la práctica homosexual masculina] mucho crédito y por una buena razón. La repetición de la prohibición de las relaciones homosexuales en 20:13 no sigue inmediatamente después de las referencias a los sacrificios de niños en 20:2-5, sino que se intercala entre las prohibiciones de adulterio e incesto (20:10-12) y las prohibiciones del incesto y la bestialidad (20:14-16). El vínculo con el sacrificio de niños en Levítico 18:21 probablemente involucra nada más que las amenazas a la santidad de la familia israelita.31
Gagnon también menciona que, inmediatamente después de las líneas que Lee citó, él escribió:
Sin embargo, la prostitución homosexual sagrada no fue el único contexto en el que las relaciones homosexuales se manifestaron en el antiguo Cercano Oriente en general. Fue simplemente el más aceptable para la relación sexual homosexual que se practicaba en Mesopotamia, sin duda para los que jugaron el papel de la pareja receptora. En nuestro propio contexto cultural, pensamos que la prohibición de la prostitución masculina ritual no toma en cuenta las relaciones consensuales, que no son rituales, relaciones amorosas de homosexuales. En el contexto cultural del antiguo Cercano Oriente, el razonamiento tiene que ser invertido: prohibir la prostitución ritual homosexual era prohibir toda relación sexual homosexual. En cualquier caso, los autores de Levítico 18:22 podrían haber formulado la ley con mayor precisión, haciendo referencia específica a los qedeshim [= ‘los consagrados”, una referencia irónica a estas figuras de culto] (como en Deuteronomio 23:17-18), si su intención hubiera sido limitar la aplicación de la ley. El que ellos no lo hicieran sugiere que pensaban en una aplicación más amplia. Por otra parte, el rechazo levítico a la relación sexual entre personas del mismo sexo depende de las prácticas cananeas para su validez casi tanto como el rechazo al incesto, el adulterio y la bestialidad.32
Gagnon también señala que “En otra parte del libro dejé claro que en la historia interpretativa de estas prohibiciones levíticas nunca son interpretadas como acusando sólo los actos homosexuales en el contexto de la prostitución de culto”.33
Usted puede ver, entonces, cuán erróneamente ha sido representado en la internet el trabajo del profesor Gagnon, y es lamentable que algunos hayan utilizado su libro de manera selectiva y engañosa, y para aquellos que saben que eso no se hace—presumiblemente la persona que primero lo citó de esta manera—es francamente deshonesto.
Gagnon, entonces, está planteando una serie de puntos importantes:
1. La razón por la que las prohibiciones contra el adulterio y la homosexualidad intercalan la prohibición de los sacrificios de niños es porque esas tres violaciones graves son “amenazas a la santidad de la familia israelita”.
2. Es obvio que la práctica homosexual no está vinculada específicamente con las prácticas idólatras ya que la prohibición de la práctica homosexual en Levítico 20:13 se intercala entre mandamientos contra el adulterio y el incesto.
3. Puesto que Dios le dijo a Israel que no debían seguir los caminos de las naciones paganas, y luego les enumeró los diversos pecados sexuales de estas naciones, usted no puede decir que la práctica homosexual sólo era mala porque los cananeos lo hacían más de lo que puede decir que el adulterio o incesto era malo porque los cananeos lo hacían.
Todo esto se vuelve muy claro al mirar con atención los textos pertinentes, donde vemos que la prohibición de sacrificar niños a Moloc en Levítico 18:21 es seguido por la prohibición de sostener relaciones sexuales entre hombres en el versículo 22, y la prohibición de la bestialidad en el versículo 23. Y así, si usted quiere argumentar que los actos homosexuales sólo fueron prohibidos en conjunción con la idolatría, tendrá que hacer el mismo caso para la bestialidad. ¿Alguien quiere hacer ese argumento? De la misma manera, puesto que la prohibición del adulterio se da en Levítico 18:20, un versículo antes de la prohibición de los sacrificios idólatras de niños en el versículo 21, alguien podría argumentar que el adulterio sólo está prohibido en conjunción con la idolatría. ¿Quién iba a querer hacer ese argumento? Y, para repetir el argumento del profesor Gagnon, ¿qué hacemos con el hecho de que la prohibición de actos homosexuales en Levítico 20:13 está rodeada de diversas prohibiciones contra el incesto y el adulterio, sin conexión con la adoración de ídolos en absoluto?
Todo esto significa que la práctica homosexual no era considerada pecaminosa porque se encontraba en el contexto de la idolatría pagana (o, dicho de otra manera, no se consideraba pecaminosa sólo si ocurría en relación con el culto a los ídolos). Más bien, lo contrario es cierto: según el Antiguo Testamento, porque los paganos adoradores de ídolos eran muy degradados en sus prácticas sexuales, hasta se incluían actos homosexuales en sus rituales del templo.
Es triste decirlo, pero el pastor R. D. Weekly llegó a una conclusión totalmente errónea y contraria, cuando escribió con referencia a Levítico 18:22 y 20:13:
El contexto de estos versículos vincula claramente el comportamiento sexual a la idolatría de Egipto y Canaán. Debido a la conexión con la idolatría, los propios actos no deben ser considerados inherentemente pecaminosos, al igual que la plantación de semillas mezcladas en el mismo campo, trabajar con animales de dos tipos, comer carne de cerdo o mariscos, o el uso de hilos mixtos no son inherentemente pecaminosos… Es más, incluso si estos versículos eran una condenación de toda actividad sexual del mismo sexo—que no lo eran—no se aplican a los cristianos.34
Si esto fuera béisbol, el pastor Weekly se habría ponchado en sólo este párrafo ya que: En primer lugar, la prohibición de la actividad sexual entre personas del mismo sexo no era sólo en el contexto de la idolatría, como se ha visto en Levítico 20:13. En segundo lugar, la prohibición de la actividad sexual entre personas del mismo sexo no era una de las leyes particulares destinadas a mantener a Israel separado de las naciones, ya que se dio como una prohibición moral universal, como hemos señalado con referencia a Levítico 18. Y en tercer lugar, por cuanto Dios consideró que era una conducta pecaminosa tanto para Israel como para las naciones paganas vecinas, está absolutamente prohibido para los cristianos de hoy. Con mi corazón insto al pastor Weekly a que vuelva a Dios y a su Palabra en cuanto a estas cuestiones críticas, sobre todo porque él actúa como clérigo y cree que está llamado a brindar liderazgo y orientación a otros.
Enfocándose en el libro de Levítico, el estudioso semita Richard S. Hess escribe:
Esta preocupación, así como la designación particular de la homosexualidad como “detestable” entre todas las leyes en Levítico, y la asociación de este versículo con el versículo 21 y la clara asociación allí con la adoración a otras deidades, sugieren que la práctica de la homosexualidad era parte de la adoración a deidades extranjeras y la capitulación ante las costumbres prohibidas y contaminantes de otros pueblos.
Para el cristiano, la representación particular de esa práctica con la condena más enérgica en Levítico y su asociación con grupos rechazados por Dios y expulsados de la tierra, proporciona a Pablo un antecedente para seleccionarlo como ejemplo de la degeneración moral provocada entre los que se alejan de la verdadera adoración a Dios (Romanos 1:26-28).35
Y así, para repetir, en una lista de actos “detestables” (to’evot), sólo la práctica homosexual es señalada como “detestable” entre ellos—lo que la hace especialmente atroz—y es el único acto pecaminoso así designado que también conlleva la pena de muerte en Levítico. (Ver Levítico 20:13). Por lo tanto, aunque no estamos en absoluto pidiendo la pena de muerte para la práctica homosexual (o el adulterio o la brujería)—¡Dios no lo quiera!—debemos reconocer cuán “detestables” fueron (y son) esas acciones a los ojos de Dios.
¿Qué hay de Levítico 18:19 y 20:18, que hablan en contra de un hombre que tiene relaciones sexuales con su esposa durante su período menstrual? Bueno, ese acto no era considerado digno de la pena de muerte, por lo que se ve con menos severidad que los actos homosexuales, y no se menciona en ninguna lista de pecados en el Nuevo Testamento. Aun así, el Antiguo Testamento es claro en cuanto a que Dios no se complace con eso por lo sagrado de la sangre. (Ver también Ezequiel 18:6). Muchos cristianos han llegado a la misma conclusión, incluso sin el testimonio de la Escritura. Así que, sí, creo que está mal para una pareja casada tener relaciones sexuales durante el período menstrual de la mujer, pero está claro que no debe ser considerado como algo esencialmente malo y ofensivo ante los ojos de Dios como la práctica homosexual.36
La conclusión es la siguiente: (1) La Torá califica los actos homosexuales en la misma clase que el adulterio, el incesto, la bestialidad, la idolatría y el sacrificio de los niños a los ídolos, censurándolos en los términos más enérgicos posibles. (2) Según Levítico 18:24-30, Dios juzgó a las naciones paganas por esos pecados. (3) De acuerdo a Levítico 20:13, Dios aborrecía las naciones paganas por la comisión de esos actos sexuales. (4) El Nuevo Testamento, como veremos, refuerza la gravedad de tales actos y, por lo tanto, para aquellos que toman las Escrituras en serio, estas son cuestiones de peso a considerar.
Incluso la organización de Mel White, Soulforce [Fuerza del alma], reconoció el principio de las leyes morales universales, indicando: “A través de los siglos el Espíritu Santo nos ha enseñado que ciertos versículos de la Biblia no deben entenderse como la ley de Dios para todos los períodos. Algunos versículos son específicos en cuanto a cultura y tiempo en que fueron escritos, y ya no son vistos como apropiados, sabios o justos”.37 Sin embargo, una lectura correcta de los versículos relevantes de la Torá, indica claramente que la prohibición de la práctica de la homosexualidad es un ejemplo de “la ley de Dios para todos los períodos”, como es claramente reforzado por el testimonio del Nuevo Testamento.
REFLEXIONES DE LOS TEÓLOGOS GAYS
Escribiendo en el Comentario de la Biblia Queer, el erudito del antiguo Cercano Oriente David Tabb Stewart señaló que la palabra to’evah, “abominación”, “se usa 144 veces en la Biblia hebrea y abarca una serie de delitos, entre ellos los pesos y medidas injustas. Una lectura imparcial de Levítico debe reconocer que, aun si Levítico 18:22 y 20:13 contenían una condenación general de la homosexualidad masculina, ese no es el foco de los capítulos 18 y 20”.38
Pero eso, por supuesto, no demuestra nada, ya que la bestialidad tampoco era el foco de esos capítulos, a pesar de que fue condenada profundamente en los dos, junto con la práctica homosexual. Entonces, ¿qué prueba esto? Simplemente que esos pecados sexuales eran lo suficientemente graves como para ser incluidos entre los actos detestables que hicieron que Dios juzgara a las naciones vecinas, por las cuales ciertamente Él tanto más juzgaría a Israel.
Escribiendo en el volumen de autoría judía Torah Queeries [Rarezas de la Torá], el rabino Elliot N. Dorff, que ayudó en la lucha por aceptar la homosexualidad por parte del judaísmo conservador, reconoció que todo lo que Levítico 18:22 significaba originalmente es “ jurídicamente irrelevante porque la tradición judía se basa en la forma en que los rabinos clásicos de la Mishná y el Talmud [del siglo primero al sexto, D.C.] y luego los rabinos a través de los siglos hasta nuestra época han interpretado la Torá (en contraste con la forma en que otros judíos, cristianos, musulmanes y eruditos bíblicos modernos lo hacen)”.39 Y la prohibición de la práctica de la homosexualidad en la ley judía ha sido clara y coherente durante milenios.
Esto presentó un problema para el rabino Dorff y sus colegas, ya que “A medida que los rabinos comprometidos a defender y promover la ley y la tradición judía… [nosotros] ciertamente no abordamos la posibilidad de anular dos mil años de precedente rabínico a la ligera”.40 ¿En base a qué, entonces, concluyeron que podrían, de hecho, anular lo que la Escritura y la tradición claramente enseñaban? “En primer lugar, ahora sabemos científicamente acerca de la orientación sexual… la ciencia ha demostrado también que la discriminación contra los gays y las lesbianas en nuestra sociedad ha producido tasas mucho más altas de suicidio, tabaquismo y depresión, junto con muchas otras amenazas a la integridad física y psicológica de los gays y lesbianas”.41 (Tenga en cuenta que el rabino Dorff se especializa en ética médica).
Por último, él explica que “los valores judíos nos motivaron. En concreto, el Talmud declara que el honor de los demás seres humanos es un valor tan grande para nosotros los judíos que puede reemplazar a la legislación rabínica que socava ese honor”. Y por eso, porque es “claramente una deshonra para gays y lesbianas el afirmar que sus actos sexuales son una ‘abominación’… también es cruel y degradante dictaminar que ellos nunca podrán involucrarse en ninguna expresión sexual”.42
¡Cuán esclarecedor! En primer lugar, este rabino, a quien claramente le importan los judíos identificados como LGBT, reconoce que la erudición hebrea ha interpretado sistemáticamente Levítico 18:22 como que prohíbe el sexo anal entre varones y, por extensión rabínica, “todas las otras formas de actos homosexuales”.43 Esto, se da cuenta, no puede discutirse; de lo contrario, habría estado en la primera línea de esa controversia.44
En segundo lugar, él apela a nuestra comprensión actual de la “orientación sexual”, que es un concepto muy reciente y ambiguo, como si este descubrimiento socavara las prohibiciones bíblicas y rabínicas; en otras palabras, como si los antiguos rabinos hubieran dicho: “Oh, ahora que entendemos que naciste de esta manera y este es el verdadero tú, el verdadero núcleo de lo que eres, ¡no tenemos ningún problema con el sexo anal entre varones!”; y como si los rabinos a través de los siglos nunca se hubieran enfrentado a hombres judíos (o gentiles) que afirmaban ser atraídos exclusivamente por el mismo sexo. También es altamente cuestionable que las categorías fijas de la “orientación sexual” sean del todo exactas, ya que hay un sinnúmero de ejemplos de hombres y mujeres que descubren su homosexualidad más tarde en la vida, superándola, o alternando entre “orientaciones” heterosexuales y homosexuales.45 Y, ¿es que es incluso correcto basar la identidad total de uno en las inclinaciones sexuales y románticas de uno? ¿Realmente define eso quiénes somos?
Más relevante aun, algunos científicos hablan ahora de una orientación pedófila, mientras que otros hablan de GSA (atracción sexual genética—por sus siglas en inglés—, es decir, la atracción genética entre hermanos) como una orientación sexual. Seguramente el rabino Dorff no diría que las leyes relativas a incesto o relaciones hombre-niño “consensuales” se deben cambiar basándose en esto.46
Y, ¿qué hay de la idea de la inspiración divina? ¿Acaso Dios no supervisa su Palabra (y, desde un punto de vista tradicional de los judíos, la tradición judía) para no infligir tanto dolor y sufrimiento a los hombres gays a través de los siglos por dichas leyes pobremente escritas? Y si bien se demuestra fácilmente que sólo un mal uso de la Escritura permite cosas como la industria de la trata de esclavos, la única conclusión justa que un lector judío o cristiano de la Biblia podría haber llegado a través de los siglos es que la práctica homosexual de cualquier tipo estaba prohibida. Y es por eso que la lectura prohomosexual de la Biblia es algo prácticamente inédito hasta después de la revolución sexual de la década de 1960.47
En tercer lugar, la apelación del rabino Dorff a la homofobia como la causa de muchos problemas de salud entre los homosexuales es errónea también, ya que bien se podría apuntar a las tasas más altas de enfermedades de transmisión sexual entre hombres homosexuales y bisexuales (y, según algunos estudios, las lesbianas también),48 por no hablar de otras consecuencias negativas para la salud de las personas LGBT.49 Tampoco hay evidencia clara de que la falta de “homofobia” reduce, en última instancia, las tasas de fumar, beber, la depresión y el suicidio entre los gays y las lesbianas.50 Y aun si se pudiera demostrar, ¿no sería eso igualmente cierto para otras conductas prohibidas? En otras palabras, si otras prácticas sexuales o relaciones que actualmente están prohibidas por la ley o mal vistas por las masas fueran ahora aprobadas por la sociedad, ¿no reduciría, en teoría, el suicidio, la depresión y el consumo de drogas en esos grupos también? Una vez más, ¿qué probaría eso en cuanto a la moralidad de los actos o relaciones involucradas?
En cuarto lugar, el honrar a los demás seres humanos es sin duda un valor que todas las religiones afirmarían, pero ¿”honrar” requiere aprobación? ¿No requiere a veces la reprensión y la corrección? Y el amor verdadero, ¿no dice la verdad, incluso cuando es costoso? De hecho, el versículo inmediatamente antes de Levítico 19:18, que termina con la famosa frase “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, declara lo siguiente: “No alimentes odios secretos contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado” (Levítico 19:17, NVI). Es por eso que Proverbios 28:23 dice: “El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua”.
Así que, si realmente honro a alguien, entonces—con amor, compasión y humildad—voy a decirle la verdad. En el caso de la homosexualidad, eso significa decirle a mi “prójimo”, al cual tengo que amar como a mí mismo, que Dios no planeó que él (o ella) tuviera relaciones sexuales y románticas con el mismo sexo, y que Él sin duda tiene un mejor camino para cada uno de ellos, ya sea celibato consumado o transformación a la heterosexualidad.
De cualquier manera, resulta que Levítico 18:22 significa exactamente lo que dice, y se aplica a todos los pueblos en todos los tiempos. ¿Aceptaremos las palabras de nuestro Dios?