La CURACIÓN del SIERVO del CENTURIÓN
El argumento del “cristiano gay”: Cuando Jesús sanó al siervo del soldado romano, es claro que estaba afirmando su relación homosexual, ya que las palabras griegas usadas indican notoriamente que el siervo era amante del soldado.
La respuesta bíblica: Nada podría estar más lejos de la verdad. No hay nada en el texto griego que apoye eso; es más, se contradice con el claro testimonio del resto del Nuevo Testamento. Lo que eso revela es cómo algunos “cristianos gays” tuercen el significado de la Biblia para ajustarla a su estilo de vida y sus creencias, creando un Jesús a su propia imagen.
UNA COSA ES afirmar que la Biblia no prohíbe la práctica homosexual. Otra es decir que Jesús la aprobó o, aun más extremo, que la alentó activamente o, peor todavía, que usó su poder sanador para capacitar a un hombre de modo que siguiera participando en actividades sexuales con su joven esclavo.
Tan horrible como es esta noción, ahora es común y corriente en la literatura “cristiana gay” y es proclamado francamente en vallas publicitarias “cristianas gays” que anuncian que “Jesús afirmó a una pareja gay”.1
Si hay algo que debe levantarse como una señal de advertencia para las personas LGBT sinceras que desean encontrar en la Biblia apoyo para su sexualidad, es esta reescritura profana de las sagradas Escrituras; en realidad, es una blasfema recreación de Jesús como facilitador de una relación amo-esclavo del mismo sexo (posiblemente incluso pederasta). ¿Dónde hallaron los “cristianos gays” esta idea?
Debido a que esa mala interpretación “cristiana gay” de un pasaje bíblico es tan reveladora, dedicaremos este capítulo entero a observar el texto en cuestión, el cual parece ser bastante sencillo. Se encuentra en Mateo 8:5-13 (y Lucas 7:1-10), donde Jesús sana al siervo paralítico de un soldado romano:
Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré.
Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.
Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.
—MATEO 8:5-13
No hay nada misterioso en esta narrativa, y no se puede encontrar en ninguna parte de ella alguna referencia al sexo en general, mucho menos a la práctica homosexual. Tanto más sorprendente es, entonces, encontrar esta narrativa siendo utilizada por autores gays. Aun más asombroso—¿o deberíamos decir chocante?—es que Jay Michaelson afirme que hay “un inconfundible subtexto homosexual en esta historia”.2 ¿Inconfundible?
Lo siguiente es lo que la pareja gay del Rev. Jeff Miner y John Tyler Connoley tienen que decir acerca de esta narrativa:
Sólo otra historia milagrosa, ¿verdad? ¡Absolutamente no!
En el lenguaje original, la importancia de esta historia para los cristianos gays, lesbianas y bisexuales es mucho más clara. La palabra griega que se usa en el relato de Mateo para referirse al siervo del centurión es pais. En el lenguaje de la época, pais tenía tres significados posibles, dependiendo del contexto en el que se utilizara. Podría significar “hijo o niño”; podría significar “siervo” o podría significar un tipo particular de siervo: uno que era “amante masculino de su amo”. A menudo, esos amantes eran más jóvenes que sus amos, incluso adolescentes.
…En esa cultura, si usted era un hombre gay que quería un “cónyuge” varón, usted lo lograba, al igual que sus contrapartes heterosexuales, a través de una transacción comercial, comprando a alguien para que sirviera a ese propósito.3
Los autores proceden a “comprobar” que, en este contexto, la palabra pais debe significar un joven amante del centurión comprado, diciendo: “Para los observadores objetivos, la conclusión es ineludible: En esta historia Jesús sanó al amante masculino de un hombre. Cuando se entiende de esta manera, la historia cobra una nueva dimensión”.4
¿En serio? ¿Es esta la conclusión “ineludible” para los “observadores objetivos”? ¿O, para citar nuevamente a Michaelson, es el “subtexto homosexual en esta historia” algo “inconfundible”? Miner y Connoley responden con un rotundo sí, afirmando que “toda la evidencia textual y circunstancial en los evangelios apuntan en una dirección”.5 ¿En serio?
Entonces, ¿por qué ni un solo comentarista o intérprete de los evangelios desde el siglo I hasta el siglo XX—entre los cuales ha habido muchos miles—inventó esa interpretación descabellada antes del nacimiento del movimiento de liberación gay? Estudiosos gay como John Boswell han argumentado que durante gran parte de la historia de la Iglesia, se aprobaron algunas relaciones del mismo sexo, una teoría que ha sido totalmente refutada por historiadores.6 Se puede hallar más objeción mediante la revisión de la interpretación de Mateo y Lucas a lo largo de los siglos. Boswell afirmó que había a menudo una actitud positiva hacia las relaciones “santificadas” entre personas del mismo sexo y, sin embargo, ni un solo intérprete reconoció las supuestas dimensiones del mismo sexo de este relato del evangelio. ¡Eso se debe a que esas dimensiones simplemente no están allí!
Y es por eso que, en toda la investigación lexicográfica que se ha dedicado a cada palabra del Nuevo Testamento, con brillantes eruditos de diversas confesiones de fe (y no fe) examinando el vocabulario griego meticulosa y detalladamente—ni un diccionario bíblico individual o enciclopedia—sugirió las implicaciones del mismo sexo que son supuestamente tan evidentes en este pasaje.7 A la luz de esa notoria ausencia, el líder “cristiano gay” Rick Brentlinger señaló: “Curiosamente, uno de los significados antiguos más importantes de pais, amado o amante del mismo sexo, ¿no aparece en muchos léxicos regulares”.8 ¡Me pregunto por qué!
Michaelson resumió la interpretación estándar “cristiano gay” del pasaje con su dogmatismo típico:
El siervo por quien el centurión suplica es algo más que un sirviente ordinario; uno no esperaría que un centurión romano interceda—mucho menos “ruegue” (parakaloon)—a favor de un simple cocinero o empleado de casa. Más bien, como cualquier lector contemporáneo sabría [énfasis mío], la relación entre un centurión y su siervo favorito se supone que sea romántica. El siervo del centurión es un pais, un muchacho de compañía, no un doulos, un simple esclavo. Y era una práctica común para los centuriones romanos tener sirvientes más jóvenes que actuaban como concubinas también… En otras palabras, a Jesús no sólo se le está pidiendo que sane al siervo del centurión, sino a su amante.9
Sí, basados en esta perversión del texto, a Jesús se le pide que capacite a un propietario de esclavos (posiblemente un pederasta, por cierto) para continuar teniendo relaciones sexuales con su joven esclavo. Y repito: se trata de una interpretación ampliamente aceptada en los círculos “cristianos gays”.10
Los responsables de la campaña en vallas publicitarias mencionadas al principio de este capítulo indicaron que: “En esta historia, Jesús restaura una relación gay con un milagro de sanidad y luego levanta a un hombre gay como ejemplo de fe para que todos lo sigan”. Supuestamente, Jesús hizo eso a pesar del hecho de que “para nuestras mentes modernas, la idea de comprar un amante adolescente parezca repugnante”.11 Sin embargo, esos “cristianos gays” todavía se sienten obligados a ofrecer esta nueva redacción gratuita del texto bíblico.
Una vez más digo con verdadero amor y preocupación: esto solo debería demostrar que los “cristianos gays” están leyendo (e incluso reescribiendo) la Biblia a través del lente de su sexualidad en vez de someter la misma a la Palabra de Dios. Que cada lector LGBT preste atención.
Sorprendentemente, Brentlinger llega a la conclusión opuesta, afirmando que “Jesús no reprendió a la sexualidad ni a la esclavitud implícita en esa relación. Lo que aprendemos de este pasaje, más allá de su lección de fe, es que nuestra visión moderna de las relaciones del mismo sexo está informada más por la cultura del siglo XXI que por las Escrituras”.12 ¡Él tiene esto completamente al revés!
Y Brentlinger no es el único. Para muchos lectores gays, el significado sexual del texto está claro de manera innegable, como señaló Michaelson: “Ahora, el texto no registra la naturaleza de esta relación, por lo que está sujeta a interpretación. Sin embargo, considere por un momento cuán cristalina debió haber sido esa relación para alguien que escuchara la historia en el siglo primero, o fuera testigo de primera mano”.13
Sí, estaba tan “cristalina” que nadie soñó con esa interpretación del texto hasta después del surgimiento de un “cristianismo gay” descarado y orgulloso. ¡Qué revelador! No obstante, Brentlinger puede afirmar, sin ninguna prueba, lingüística, textual, cultural o contextual que “Cada lector griego del siglo primero del Evangelio de Mateo habría detectado la referencia a pais que casi todos los lectores del siglo XXI yerran en ver. Pais y paidika fueron utilizados por los escritores de la antigüedad para referirse a un amante en una relación homosexual”.14
Una declaración exacta habría sido la siguiente: “En algunos textos antiguos aparte de la Biblia, se utilizaron pais y paidika para referirse a un amante en una relación homosexual. Sin embargo, no hay una sola instancia de ello en toda la Biblia, donde la palabra siempre significa hijo, niño o sirviente, sin ninguna implicación sexual de cualquier tipo. Eso habría sido totalmente claro para cualquier lector de los evangelios del siglo primero”. (Para más información sobre el uso bíblico de la palabra pais, siga leyendo).
Sin embargo, hay más de Michaelson, una vez más, resumiendo una lectura “cristiana gay” muy conocida del texto y demostrando (sin saberlo) cómo esta misma lectura se refuta a sí misma:
Y tengan en cuenta, también, el acto radical de la curación del siervo/amante del centurión: Jesús extiende su mano no sólo al centurión, sino a su pareja también. Además del silencio de Jesús sobre la homosexualidad en general, el que no dudara en sanar al probable amante del mismo sexo del romano dice mucho. Al igual que su disposición a incluir a ex prostitutas en su círculo cercano, el compromiso de Jesús con aquellos cuya conducta pudiera ofender las costumbres sexuales aun hoy es una declaración de inclusión radical y de sus prioridades para la vida espiritual.15
Sí, Jesús incluyó “exprostitutas en su círculo cercano”, pero no prostitutas practicantes. Y después de perdonar a la mujer sorprendida en adulterio, Jesús le dijo: “Vete, y no peques más” (ver Juan 8:1-11).16 Pero cuando se trataba de sexo homosexual entre un soldado romano y su esclavo amante del mismo sexo, Jesús no sólo no los reprendió, ¡sino que también les fortaleció! Esto es realmente una blasfema perversión de la naturaleza de nuestro Señor y Salvador.
UNA INVENCIÓN PURA Y SIMPLE
Todo eso, sin embargo, no impide que Miner y Connoley ofrezcan una invención pura y simple de la narración del evangelio:
…El centurión se acerca a Jesús y se inclina ante él. “Maestro, mi… ”, la palabra queda atrapada en su garganta. Este es el momento, el momento de la verdad. O Jesús dará la espalda con disgusto o algo maravilloso va a suceder. Así que, el centurión se aclara la garganta y habla de nuevo: “Maestro, mi país—sí, mi pais—se encuentra en casa enfermo de muerte”. Entonces hace una pausa y espera por un segundo que debió haberle parecido una eternidad. La multitud de gente buena y temerosa de Dios rodeando a Jesús se puso tensa. Era un hombre gay pidiéndole a un teleevangelista que sanara a su amante. ¿Qué haría Jesús?
Sin dudarlo, Jesús dice: “Entonces iré y le sanaré”.
¡Es así de simple! Jesús no dijo: “¿Estás bromeando? Yo no voy a sanar a tu pais para que puedan seguir viviendo en pecado”. Tampoco dijo: “Bueno, no hay que extrañarse de que tu pais esté enfermo. Es el juicio de Dios con la relación de ustedes”.
En cambio, las palabras de Jesús son simples, claras y liberadoras para todos los que se han preocupado por lo que Dios piensa de las relaciones homosexuales. “Yo iré y le sanaré”.17
¡Eso sí que es reescribir la Biblia! Eso sí que es leer las ideas propias en el texto y entender la Biblia basados en la homosexualidad más que en entender la homosexualidad basada en la Biblia. Esto es absolutamente clásico, y es realmente muy triste.
Así pues, a partir de esta simple narrativa sobre una sanidad, y basándose en una interpretación inexcusablemente gratuita de la palabra pais (después de todo, ¡en el Evangelio de Mateo Jesús es llamado el pais de Dios, su Padre), ahora “sabemos” que: (1) el soldado romano era gay, (2) su siervo actuaba como su amante gay (más específicamente, un amante adolescente comprado), (3) Jesús sabía todo eso, y (4) en lugar de reprenderlo o negarse a sanar al siervo del siervo-amante, obró un milagro y lo sanó.
Por lo tanto, de acuerdo con tal “interpretación”, Jesús dio un ejemplo al aceptar a los homosexuales sin condenarlos y aprobando totalmente tal práctica. Y, como ya se ha dicho, llama la atención que el mismo Jesús que perdonó a la mujer sorprendida en adulterio pero le dijo: “Vete, y no peques más” (Juan 8:11), no le dijera tal cosa al soldado romano y a su joven juguete sexual (comprado y de su propiedad). En cambio, según la versión gay de la historia, Él básicamente dijo: “¡Sé sano y continúen la fiesta de amor (pederasta?)!” (Recordemos que Jesús nunca le pregunta cuántos años tiene el siervo, por lo que bien podría haber sido un chico bastante joven si su función principal era el de concubino, según lo alegado por estos intérpretes gays).
Parecería entonces que, de acuerdo con la interpretación bíblica gay, Jesús desaprobó el adulterio, pero sancionó la práctica de comprar un esclavo joven para tener relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. ¿Pueden evaluaciones morales como esta ser llamadas nada menos que raras, en el sentido más negativo de la palabra?
Tratando de suavizar la fuerza de esto, Brentlinger afirma que “…pais en el contexto de Mateo 8 y Lucas 7, no indica amor ilícito entre un hombre adulto y un niño. Ninguna persona decente aprobaría tal comportamiento y ni Mateo ni Jesús apoyaban el abuso de menores en estos pasajes”.18 Al contrario, Mateo y Jesús supuestamente otorgaron poder a la actividad homosexual entre un soldado romano y su (probablemente) esclavo concubino adolescente. También esto es nada menos que una perversión de la Biblia y del Salvador.19 (Y vuelvo a inquirir, ya que Jesús no pregunta en cuanto a la edad del pais, ¿cómo sabía que no era “amor ilícito entre un hombre adulto y un niño”?)
Toda esa interpretación es en realidad tan sin fundamento que no es siquiera mencionada en el estudio del Nuevo Testamento para lesbianas, gays, bisexuales y transgénero.20 Y, repito, la palabra griega pais se encuentra en las Escrituras griegas (la Septuaginta y el Nuevo Testamento) aproximadamente noventa veces, y ni una sola vez tiene alguna connotación sexual, en contraste con su uso en algunos contextos no bíblicos. En cada uno de los casos, simplemente significa “hijo” o “sirviente”, y por lo tanto, ni un solo léxico griego académico reconoce un significado sexual de pais en la Biblia en absoluto.
AL LEER DE NUEVO LAS ESCRITURAS
Al escribir el libro Religion Is a Queer Thing [La religión es una cosa rara], John McMahon cita un artículo de 1991 escrito por un pastor gay, Rev. Dr. Robin H. Gorsline. En el artículo “Bendigamos a nuestros ángeles: Una opinión sobre Sodoma desde una perspectiva liberadora feminista gay”, Gorsline declaró:
La liberación gay tiene profundas sospechas de los intentos, por muy bien intencionados, de tratar el tema de la homosexualidad en la Biblia. El problema no es la homosexualidad y si la Biblia la sostiene, condena o es neutral al respecto. Ni el testimonio canónico [es decir, ni el Antiguo Testamento ni el Nuevo Testamento] lleva alguna autoridad para la liberación gay en el tema de la homosexualidad. La liberación gay interpreta la Escritura, no lo contrario.21
Que cada “cristiano gay” sincero se detenga por un momento y vuelva a leer este comentario revelador: “La liberación gay interpreta la Escritura, no lo contrario”. Y eso es exactamente lo que ha sucedido aquí, en este relato bíblico.
Lo que significa es esto: si abraza a este nuevo “Jesús”—que aprueba relaciones del mismo sexo, que es probable que hubiera incluso autorizado la pederastia, pero que por lo menos, facultó la utilización de un esclavo como concubino del mismo sexo—, usted está rechazando al Jesús de la Biblia. Dicho de otra manera, está rechazando al Señor. Aun así, por el bien de aquellos lectores que están realmente confundidos con el pasaje, vamos a tomar unos minutos más para revisar los detalles de la narración, la cual hace totalmente claro que la interpretación del amo-esclavo, concubino del mismo sexo es insostenible.
El profesor Robert Gagnon, máxima autoridad académica en cuanto a la Biblia y la práctica homosexual, hizo algunas observaciones notables sobre el texto. En primer lugar, señaló que “El sexo con esclavos varones no [era] un fenómeno universal. No todo funcionario provincial o romano tenía relaciones sexuales con su esclavo, así que Jesús no podía haber asumido que ese comportamiento estaba ocurriendo. Esto es especialmente cierto en la versión de Lucas, en la que el centurión es retratado como un paradigmático ‘temeroso de Dios’”.22
¡Exactamente! Es totalmente arbitrario suponer que ese soldado romano en particular, estaba participando en actos sexuales con su siervo más joven e incluso más arbitrario es pensar que Jesús simplemente supuso que el soldado y su criado estaban involucrados sexualmente. ¿Por qué iba a hacerlo? Y como veremos en breve, no hay nada que sugiera que estaba sucediendo una actividad sexual.
Piense en un pastor que viene a Jesús y le dice: “Señor, mi secretaria está muy enferma y al borde de la muerte. Ella es muy especial para mi ministerio, ha servido a nuestra iglesia por muchos años, por lo que te pido que vengas y la sanes”.
¿Debería Jesús suponer que, como algunos pastores han tenido relaciones con sus secretarias, este en particular tiene una aventura con su secretaria y que le está pidiendo que la sane para seguir viviendo en adulterio? Sería lo mismo en el caso que estamos examinando, ya que no había ninguna razón para que Jesús supusiera que había actividad sexual entre el soldado romano y su criado.
“Pero”, algunos pueden protestar que, “era mucho más común que los soldados romanos tuvieran sexo con sus criados varones más jóvenes, que lo que era que un pastor lo tuviera con su secretaria. Además, en la versión de la historia expresada por Lucas, el soldado dijo que ese siervo era entimos a él, es decir especialmente valioso. ¡Obviamente, tenían una tremenda relación andando!”
¿En serio? ¿No hay otra razón por la que el centurión pudiese estar tan preocupado por su siervo? ¿No es esa una manera de pensar muy obsesionada con el sexo? Además, según lo observado por uno de los mejores estudiosos de Lucas en el mundo, la palabra entimos “aquí significa ‘honrado, respetado’ ([Lucas] 14:8 ; Filipenses 2:29), en vez de ‘precioso, valioso’ (1 Pedro 2:4, 5), e indica por qué el centurión estaba tan preocupado por él; tal vez la propia preocupación de Lucas por los miembros inferiores de la sociedad también sea reflejada”.23 Él era un excelente sirviente, muy respetado por su amo, más que un juguete sexual ardiente.
Más relevante aun, como observó Gagnon: “El centurión es retratado como un paradigmático ‘temeroso de Dios’”,24 también era conocido como un gentil justo. Es por eso que era capaz de enviar ancianos judíos a Jesús para interceder a su favor ya que, en sus propias palabras, “este hombre merece que le concedas lo que te pide: aprecia tanto a nuestra nación, que nos ha construido una sinagoga” (Lucas 7:4-5, NVI). Es un hombre de bien, decían ellos, un hombre que teme al Dios de Israel, y “merece que le concedas lo que te pide”. ¡Esto no luce como un hombre que estaba violando regularmente a su esclavo más joven!
Por el contrario, de acuerdo con la reescritura gay del texto, los líderes judíos ruegan a Jesús a favor del centurión, diciéndole: “Por favor, este es un buen hombre que en realidad construyó una sinagoga para nosotros, así que por favor sana a su juguete sexual para que pueda continuar dándose gusto”. ¿Puede cualquier lector objetivo tomar esto en serio? Como señala Gagnon:
Los ancianos judíos en Lucas 7 no podrían haber apoyado una relación homosexual. Lucas añade el motivo por el que los ancianos intercedieron a favor del centurión (7:3-5). ¿Debemos argumentar que esos ancianos no tenían ningún problema con la relación sexual entre personas del mismo sexo, cuando cada una de las pruebas que tenemos sobre las opiniones judías acerca de tales relaciones en el período del segundo templo y más allá era incesantemente hostil a ese tipo de comportamiento (The Bible and Homosexual Practice [La Biblia y la práctica homosexual], pp. 159-183)?25
Además, Gagnon escribe:
Jesús habría tenido que haber respaldado la violación en ese caso. Sabemos que la forma que gran parte de la relación homoerótica amo-esclavo tomó en el mundo grecorromano incluía no sólo la actividad sexual obligada, sino también la feminización forzada, incluyendo aun la castración. Por el razonamiento de los que le dan un giro prohomosexual a la historia, tendríamos que concluir que Jesús no tenía ningún problema con esa forma particular de explotación de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en la medida en que no le dijo explícitamente al centurión que dejara de hacerlo.26
Estos argumentos son bastante concluyentes para todos, menos para los que tienen una agenda personal que dirige su interpretación. “Pero, ¿y qué de esa palabra pais?”, pueden cuestionar algunos. “¿No prueba eso que la relación era sexual?”
Por supuesto que no. Aparte de esas narraciones en Mateo y Lucas, la palabra se utiliza un total de diecinueve veces en el Nuevo Testamento y, en todos los casos, pais simplemente significa “siervo”, “hijo” o “niño”, nada más. Aquí están los datos para que pueda ver por sí mismo:
• Mateo 2:16—pais se refiere a los niños varones que Herodes mató en Belén.
• Mateo 12:18—el Padre llama a Jesús “mi siervo” (pais).
• Mateo 14:2—pais se refiere a los sirvientes del rey Herodes.
• Mateo 17:18, Lucas 9:42—pais se refiere al hijo de un hombre que fue sanado por Jesús.
• Mateo 21:15—pais se refiere a los niños alabando a Dios en el templo.
• Lucas 1:54—Israel es llamado siervo de Dios (pais).
• Lucas 1:69—David es llamado siervo de Dios (pais).
• Lucas 8:51, 54—pais se refiere a la hija de Jairo, a quien Jesús resucitó de entre los muertos.
• Lucas 12:45—pais se refiere a los criados de la casa de un hombre.
• Lucas 15:26—pais refiere al siervo de un hombre judío.
• Juan 4:51—pais se refiere al hijo de un noble romano, a quien Jesús sanó.27
• Hechos 3:13, 26—Jesús es el pais de Dios (es decir, ya sea siervo o Hijo).
• Hechos 4:25—David de nuevo es llamado siervo de Dios (pais).
• Hechos 4:27, 30—Jesús se llama el siervo de Dios (pais).
• Hechos 20:12—pais se refiere a un hombre joven a quien Pablo resucitó de entre los muertos.
Ni uno solo de estos contextos tiene la más mínima insinuación de cualquier connotación sexual, y este uso no sexual es típico para pais en toda la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento. (La Septuaginta incluye los libros apócrifos que se encuentran hoy en las Biblias católicas).
En resumen, ni una sola vez en toda la Biblia el término pais se refiere a un siervo con alguna connotación sexual, y es utilizado aproximadamente noventa veces en los escritos de la Septuaginta y el Nuevo Testamento. Es por eso que nunca se le ocurrió ni a un solo comentarista o lexicógrafo en toda la historia de la Iglesia—lo que quiere decir, durante casi dos mil años—pensar que Jesús estuviera permitiendo a un soldado romano que continuara teniendo relaciones sexuales con su joven esclavo varón. Debo repetir: esto es una perversión de la Palabra de Dios y del Dios de la Palabra.
Sólo necesito establecer un punto más. Algunos comentaristas han sugerido que la palabra pais debe ser traducida como “niño”, utilizada como un término cariñoso por un amo preocupado, destacando también la juventud del criado, pero sin implicar nada sexual. Sin embargo, en base en lo torcido de la lectura del texto—”Jesús, por favor sana a mi chico juguete”—, proclamado en vallas de activistas gays y en púlpitos que aprueban las relaciones del mismo sexo, esto sugeriría que la relación era probablemente pederasta por naturaleza.28
Dios no permita que contemplemos semejante blasfemia ni siquiera por un segundo. Dios nos libre de que cualquiera de nosotros permitamos que nuestra sexualidad degrade al hermoso y glorioso Salvador en términos tan horribles. La idolatría puede ser definida como la creación de un Dios a nuestra imagen. Eso es exactamente lo que ha sucedido aquí.