Bajo hipnosis no se hace nada que contraste con el propio sistema de valores fundamentales. ERNEST R. HILGARD |
En 1993, Hull, el famoso estudioso del hipnotismo, en su libro Hipnosis and Suggestibility («Hipnosis y sugestión»), intentó convencer al público para que rechazara el binomio entre hipnosis y magia: «Todas las ciencias proceden de la magia y de la sugestión, pero ninguna como la hipnosis ha tardado tanto en sacarse de encima las nefastas asociaciones de sus orígenes».
Magos y prestidigitadores han asociado a menudo sus prácticas con el hipnotismo, algunas veces empleándolo adecuadamente, aunque con fines espectaculares, otras sólo simulándolo. Hoy en día, todavía resulta difícil convencer a muchas personas de que entre hipnotismo y ocultismo no existe ningún parentesco.
Por desgracia, en la actualidad aún se siguen difundiendo numerosos estereotipos que inducen a la confusión y a falsas creencias en todo aquello que tiene que ver con el hipnotismo.
Hagamos un repaso de algunas de ellas:
En hipnosis, el sujeto hipnotizado duerme profundamente y no es consciente de lo que hace
La hipnosis no es sueño, pese a que la palabra derive de ella, del griego hypnos, que significa «sueño». La hipnosis no tiene nada en común con el sueño fisiológico; es más, si por obligación tuviésemos que relacionar el estado hipnótico con lo que conocemos por procesos mentales, deberíamos vincularlo al de la vigilia. El electroencefalograma obtenido en un sujeto en estado de hipnosis demuestra cómo la actividad de la corteza cerebral no es, en absoluto, comparable a la del sueño.
Los mismos dinamismos neuromusculares que se desarrollan durante el sueño son completamente distintos.
El hipnotizado está en poder del hipnotizador
El hipnotizado es siempre consciente de lo que está haciendo, y cualquier orden que se le imparta contra su moral, ética o religión, será de inmediato rechazada, sea el que sea el nivel del estado hipnótico que haya alcanzado, hasta el punto de que dicha orden puede determinar en el sujeto la salida inmediata del estado hipnótico, perjudicando la posibilidad de una nueva sesión con su hipnotizador. La idea preconcebida de que en hipnosis el sujeto está completamente en manos de la voluntad del hipnotizador fue erróneamente rebatida por Joseph Babinski, discípulo de Charcot: «Las prácticas hipnóticas pueden ser nocivas porque pueden desarrollar en el espíritu del hipnotizado la idea de que él es incapaz de resistirse a la voluntad del otro; y yo creo que, por norma, es mejor abstenerse».
En cada uno de nosotros existen mecanismos mentales de defensa que el estado hipnótico no inhibe del todo.
En la actualidad, sabemos que la función del hipnotizador es la de estar a la misma altura que un buen maestro que dirige al alumno hacia el conocimiento, y que la heterohipnosis es sólo aparente.
Cartel de un espectáculo de un hipnotizador
Sólo los estúpidos pueden ser hipnotizados
El grado de hipnotización demuestra exactamente lo contrario, es decir, cuanto más inteligentes son las personas, más se dejan guiar hacia el estado de hipnosis, que se lleva a cabo, en último término, como autohipnosis. Sin embargo, los idiotas, los borrachos y, en general, aquellos que no son capaces de entender ni de querer, no pueden, en modo alguno, ser hipnotizados.
El propio hecho de cazar al vuelo el verdadero proceso hipnótico y, por lo tanto, de aceptarlo por conveniencia, denota perspicacia y apertura mental.
En este sentido, Emile Coué afirmaba que no pueden ser sometidos a hipnosis, y por lo tanto, provocar autosugestiones, los deficientes, los incapacitados para comprender y aquellos que no quieren entender.
La hipnosis actúa sólo en la mente y no puede curar el organismo
No es cierto en absoluto, de hecho hoy sabemos lo estrecha que es la relación entre la psique y el soma, incluso existe una rama de la medicina, la psicosomática, que se ocupa de dicha relación. En hipnosis, cada sugestión, si es aceptada, siempre modifica, poco o lo que sea necesario, algunas funciones biológicas.
Y eso es debido a que la hipnosis no es sólo un fenómeno psicológico, sino también biológico.
• Los cambios son numerosos: cambio de la temperatura corporal, del flujo sanguíneo, de la conducción eléctrica cutánea, incremento de las endomorfinas, activación del sistema inmunológico, modificación del sistema endocrino, etc.
• La hipnosis no es una terapia o un tratamiento clínico, sino una modificación del estado de conciencia que permite intervenir incluso con fines terapéuticos.
• El empleo de la hipnosis como medio terapéutico se está difundiendo cada vez más, después de haberse demostrado que con la hipnosis se puede también curar el cuerpo.
En la hipnosis se invoca a las fuerzas ocultas
Hoy en día todavía hay personas que sostienen que en los procesos de hipnosis el hipnotizador consigue llevar a cabo su práctica gracias al uso de fuerzas demoniacas negativas. Son tantas esas personas que incluso en algunas religiones está prohibido someterse a sesiones de hipnotismo. Es cierto que hasta principios del siglo XX el hipnotismo se relacionaba a menudo con el espiritismo y los médiums, y es cierto también que en aquella época se confundían los estados de conciencia diversificados, los cuales, sin embargo, conducen a dos direcciones completamente distintas. En el pasado, ese binomio desencadenó el uso de términos como fascinación, y se consideró la hipnosis una influencia maléfica relacionada con los ritos y los encantamientos. Que entre un trance parapsicológico y un estado hipnótico puede haber a simple vista un cierto parecido es verdad, pero es obvio también que ambas vías son completamente distintas y que su confusión es debida a la ignorancia.
LO QUE NO ES LA HIPNOSIS |
LO QUE SÍ ES LA HIPNOSIS |
La hipnosis no es sueño.
El hipnotizado no está en poder del hipnotizador.
La hipnosis no es un signo de debilidad mental, sino un signo de inteligencia y de gran fantasía.
La hipnosis no es sólo un fenómeno psicológico, sino también biológico. |
La hipnosis es un proceso dinámico interpersonal que toma forma entre dos o más sujetos con la finalidad de alcanzar un estado diversificado de conciencia en el que la realidad se establece de modo distinto.
La hipnosis es una técnica, un ítem, que permite intervenir en la psique y variar los parámetros de percepción, actuando sobre las vivencias psicológicas y conflictivas y permitiendo examinar los estados de conciencia y realizando un proceso de reordenación. |