Las sugestiones que se graban en nuestra mente son aquellas que formarán nuestro carácter, dirigirán nuestras acciones y nuestro modo de pensar. WILLIAM ATKINSON |
El término poshipnótico establece que un determinado acontecimiento se realizará después del presente estado hipnótico, hecho que, en la práctica, no es cierto, ya que el comportamiento hipnótico que se establece durante la ejecución de la orden conduce automáticamente al sujeto al estado hipnótico.
Por orden poshipnótica se entiende el suministro de una palabra clave, o símbolo conmutador que, inserto en un profundo estado hipnótico, ejecutará sus funciones en un tiempo sucesivo al de la deshipnotización.
Por ejemplo, se puede programar a un sujeto hipnotizado para que en una fecha y en una hora establecidas cumpla una determinada acción. Con la aplicación de las órdenes poshipnóticas hemos llegado a una etapa importante de la hipnosis, pudiendo sacar el máximo provecho del potencial del inconsciente y obteniendo con ello grandes ventajas. Por lo tanto, la orden poshipnótica constituye un mandato que, aplicado durante una sesión hipnótica, será ejecutado en un tiempo futuro.
Para recurrir a la utilización de la orden poshipnótica es preciso que el sujeto haya superado las pruebas de los test de profundización del estado hipnótico o, al menos, el del «brazo en la frente». En cualquier caso, es conveniente profundizar en el estado hipnótico, mejor aún si al sujeto se le han presentado visualizaciones mentales, pues es en el interior de estas donde se pueden aplicar dichas órdenes. En esa circunstancia, el sujeto está obligado a aceptar una sugestión que será registrada por el inconsciente como un deber imperioso e indiscutible. La insistencia del hipnotizador y los adecuados postulados hipnóticos imponen la ejecución de la orden impartida que, dictada por el inconsciente, se manifestará en la conciencia no ordinaria en el momento de la actuación. Esta obligación restitutoria se instaura gracias a las modalidades con las que la orden se imparte, y es precisamente durante dicho proceso hipnótico cuando el hipnotizador asume el rol de «comandante», es decir, de aquel que impone la propia voluntad y que es aceptada con satisfacción por parte del sujeto. El fisiólogo ruso Pavlov definió la orden poshipnótica como la acción psíquica de los reflejos condicionantes; y así como ante la vista de un plato apetitoso las glándulas salivares aumentan su secreción, en el símbolo conmutador, una palabra, un acto, se convierten en el resorte que desencadena una acción programada en el tiempo.
Un simple ejemplo podría ser el despertador que programamos la noche antes de acostarnos y que sonará a la hora prefijada para despertarnos; pues bien, con la orden poshipnótica sucede lo mismo. Durante una sesión hipnótica nosotros insertamos un símbolo, que corresponde a la hora del despertador, y cuando este se manifieste desencadenará un comportamiento registrado por el inconsciente. La utilización de los poshipnóticos es múltiple:
• el empleo de la orden en cualquier lugar, con acción inmediata;
• inserción de la orden en el estado de vigilia, sin necesidad de todos los preliminares conductivos;
• el recurso de palabras clave, encargadas de activar las diversas órdenes poshipnóticas según las necesidades personales.
Por palabra clave, o símbolo conmutador, se entiende aquel tipo de sugestión que es aplicada con el fin de que la orden poshipnótica se realice. Se le denomina palabra clave (aunque como veremos no siempre es una palabra), porque, como una llave, se convierte en el medio para conseguir un determinado fin, del mismo modo que para cada llave existe una determinada cerradura.
Cuando se utiliza el término símbolo conmutador, se quiere indicar la propiedad de una cierta «señal» para ejecutar un cambio, como la apertura de una puerta, conmutando una señal en una acción, es decir, la ejecución de la orden poshipnótica. El símbolo conmutador, o palabra clave, no debe ser exclusivamente un fonema (una palabra), sino que puede ser cualquier signo comunicativo como un sonido, un gesto, un tocamiento, una postura, una imagen, una acción, etc.
Intentemos buscar la palabra clave y la orden poshipnótica en el experimento citado por el profesor Kroenferld: «Le digo a un sujeto hipnotizado: Ahora lo despertaré, pero en unos minutos usted deberá hacer una cosa divertida. En siete minutos exactos, usted verterá agua de una garrafa y se la beberá, declarándose satisfecho con ese espléndido vino». En dicha orden el símbolo conmutador, o palabra clave, está representado por el tiempo prefijado «siete minutos exactos», mientras que la orden poshipnótica radica en el hecho de verter el agua y decir que es un espléndido vino.
Las órdenes poshipnóticas pueden ser de dos tipos: con amnesia y sin amnesia. Aquellas con amnesia pueden subdividirse en órdenes con amnesia provocada y en órdenes con amnesia generada. En las órdenes poshipnóticas con amnesia, el sujeto no se acuerda de la orden que se le ha impartido, y la amnesia ha sido provocada intencionadamente, porque durante la inserción esta formaba parte del programa; así, por ejemplo, se le dirá al sujeto: «Después de que lo haya despertado, cuando pronuncie la palabra Sol, usted se acercará a la ventana para mirar qué tiempo hace, pero cuando se despierte no recordará nada de cuanto le haya dicho minutos antes, y cuando oiga que yo pronuncio la palabra Sol, se acercará... (etc.)». Sin embargo, cuando no se inserta durante la orden, incluida la orden del olvido, si el sujeto al despertarse no recuerda la orden, es que se ha desencadenado la amnesia generada. Es preciso tener en cuenta que, en este caso, pese a que el sujeto no se acuerda de la orden, si esta ha sido aceptada, se ejecutará de igual modo cuando la palabra clave sea pronunciada.
Recapitulando:
Las sugestiones utilizadas para instaurar un proceso hipnótico en el cual se realizan las órdenes poshipnóticas pueden resultar, en cuanto a su dirección se refiere, de diversos tipos: psíquicas, motoras, sensitivas, sensoriales, fisiológicas y oníricas. Es decir, estas pueden determinarse según las actividades psicológicas o fisiológicas implicadas. Además, dichas sugestiones pueden clasificarse en positivas o negativas según estas acompañen o prohíban funciones normalmente ejecutables.
Intentemos formular un programa que contenga una orden poshipnótica: «Preste mucha atención a eso que estoy a punto de decirle porque es muy importante. Cuando yo pronuncie la palabra sombrero, usted intentará levantar el libro que está encima de la mesa, con la intención de echarle un vistazo, pero no lo conseguirá porque estará como pegado a la mesa... (se repite al menos dos veces más). Ahora contaré hasta 10, cuando llegue a 10 se despertará, abrirá los ojos, se sentirá perfectamente bien y no se acordará de nada de cuanto le he dicho, pero cuando pronuncie la palabra sombrero, intentará levantar el libro, aunque no lo conseguirá...». Las órdenes poshipnóticas se preparan siempre antes de la sesión y no se improvisan, dada su particular eficacia. Es importante que las órdenes poshipnóticas no estén en contradicción con la moral del sujeto, de lo contrario no serían ejecutadas y el sujeto perdería por completo la confianza en el hipnotizador. Además, siempre deben estar motivadas.
Se dice, por ejemplo: «Intentará levantar el libro para colocarlo en otro lado», o bien «...porque quiere leerlo». De este modo, el acto de levantar el libro está motivado y, por lo tanto, es fácilmente aceptado por el inconsciente (cuando ejecutamos una acción siempre hay una motivación causal).
Otro ejemplo que contiene la motivación: «Cuando pronuncie la palabra X, usted tendrá sed y pedirá un vaso de agua, pero cuando la pruebe la notará amarga».
Analicemos los contenidos de esta orden:
• TIMER: cuando pronuncie la palabra X;
• MOTIVACIÓN: usted tendrá sed;
• ACCIÓN: pedirá un vaso de agua;
• OBJETIVO: la notará amarga.
La fase timer puede asumir diversas formas, pero en cualquier caso está programada como si de una «alarma mental» se tratara y conducirá a la acción.
He aquí algunos ejemplos de timer:
• cuando hayan transcurrido justo 10 minutos después de su despertar;
• cuando yo le toque el hombro;
• cuando yo encienda el televisor;
• cuando alguien pronuncie la palabra X;
• cuando esté a punto de salir de la habitación;
• mañana cuando se siente a comer;
• el día de su cumpleaños a las 12 horas.
Si la orden no es ejecutada, las causas pueden ser diversas:
• el sujeto se hallaba en un estado hipnótico demasiado profundo y no ha sido capaz de asimilar la orden;
• el sujeto padece problemas internos que están reñidos con la tipología de la orden;
• el sujeto no acepta, debido a su carácter, las imposiciones;
• el hipnotizador ha cometido algún error al impartir la orden.
En algunos casos, el sujeto reacciona con el llanto (más común en las mujeres) o con crisis nerviosas. Esto significa que se produce una lucha interior entre el deseo de obedecer la orden impartida y el placer de desobedecer, pero el comportamiento anómalo sustituye la ejecución del test: «Otros, sin embargo, al acercarse el momento indicado se muestran inquietos, y dan la impresión de que son personas que padecen una contradicción interna, los rasgos de la cara se alteran, giran la cabeza hacia el lugar (por ejemplo) donde está la garrafa, intentan acercarse pero luego retroceden. Finalmente, parecen haber realizado, al menos en parte, la sugestión, pero siempre vacilan. Algunos agarran la garrafa y se sientan de nuevo en su sitio; si durante la acción se les pregunta qué están haciendo, reaccionan vacilantes como personas que no saben muy bien qué es lo que hacen. Y así sucesivamente hasta que el sujeto no haya reproducido en sí mismo la sugestión» (C. Simioni, 1964).
Una investigación sobre las modalidades de respuesta ante las órdenes poshipnóticas fue la que llevó a cabo el profesor checo M. Bouchal, con ocasión del Congreso Internacional de Hipnosis, que tuvo lugar en París en abril de 1965, con respecto al estudio de los postulados de veinticuatro sujetos sometidos a las órdenes poshipnóticas, extrayendo las respuestas más frecuentes de comportamiento: «El sujeto no sabe explicar y ni siquiera intenta explicarse a sí mismo una razón de su comportamiento; el sujeto considera su comportamiento espontáneo, automático, impulsivo; el sujeto se da cuenta de que ese determinado comportamiento le fue impuesto hipnóticamente pese a no tener de ello recuerdo alguno; el sujeto racionaliza su comportamiento con razones lógicas y objetivas para justificárselo a sí mismo y a los demás; el sujeto ejecuta el comportamiento sugerido en estado de trance espontáneo, seguido de amnesia y, por lo tanto, no existe oportunidad alguna de racionalizar» (G. Crosa, 1965).
Si, por el contrario, no se producen crisis o reacciones anómalas y la orden no es ejecutada, entonces será necesario hipnotizar de nuevo al sujeto y eliminar la programación: «Preste mucha atención a lo que le voy a decir: a partir de este momento anulo la orden que le había dado antes». Por seguridad, se puede insertar en la orden una frase con fines preventivos: «Cuando salga de esta casa, la orden impartida carecerá de valor». Si, por el contrario, la orden es ejecutada con normalidad, esta se extingue y se anula automáticamente con la ejecución. Con las órdenes poshipnóticas se puede actuar sobre los cinco sentidos, alterando por lo tanto la percepción de la realidad. En algunos casos, la orden se ejecutará en un tiempo siguiente, el que indica que ha sido aceptado en la forma pero no en el tiempo. En ese caso es necesario comportarse como si no hubiese sido impartida, es decir, anulándola e hipnotizando de nuevo al sujeto.
En cualquier caso, si la orden no ha sido ejecutada es preciso repetir, con una excusa cualquiera, la señal clave. Si la orden sigue sin ejecutarse, con cualquier pretexto será necesario hipnotizar de nuevo al sujeto y desactivar la orden poshipnótica impartida.
Cuando en la sesión están presentes parientes o personas íntimas, es posible que algunas órdenes no se ejecuten debido al estado de inhibición que se produce.
Ejemplos de órdenes poshipnóticas:
• Intentará levantar el libro que está sobre la mesa, porque querrá ver cómo está encuadernado, pero no lo conseguirá porque es un libro muy pesado. Cuanto más lo intente más imposible le resultará.
• Cogerá un objeto de la mesa y lo cambiará de sitio para comprobar si entona mejor con el ambiente.
• Pedirá un vaso de agua, y al beber dirá: «¡Qué bueno es este vino!» para decir una frase graciosa.
• Pese a que hay sillas libres se sentará en el suelo para resultar gracioso.
• Le dará la mano a cualquiera de los presentes para saludarlo.
• Pedirá un caramelo porque tendrá necesidad de ello.
• Estallará en una carcajada porque se sentirá contento.
• Pedirá que quiere lavarse las manos porque se las sentirá sucias.
• Pedirá le fecha de nacimiento a algunos de los presentes.
• Estornudará porque tendrá necesidad de ello.
• Se quitará un zapato porque algo le molestará.
• Dirá: «¡Viva España!» para hacerse el gracioso.
• Apagará la luz para comprobar si aquel es el interruptor adecuado.
• 5 minutos después de que yo le haya despertado, se levantará y dará dos vueltas alrededor de la habitación (o de la mesa) en el sentido de las agujas del reloj para estirar las piernas.
• Se olvidará de su nombre porque, por un momento, se sentirá confundido.
Órdenes repetitivas
La orden poshipnótica puede insertarse de tal manera que aflore cada vez que se constate una determinada información o dato. Por ejemplo:
• cada vez que se repita la palabra X;
• cada vez que se lleve a la boca un vaso de vino;
• después de haberse fumado un cigarrillo;
• al principio de cada comida;
• cada vez que hable con los demás.
De este modo se puede comprender la importancia y la comodidad de la utilización de las órdenes poshipnóticas, por ejemplo, para vencer la timidez, para dejar de fumar, para adelgazar, en el deporte, etc. Ejemplos aplicativos de la orden poshipnótica:
• PARA POTENCIAR LA MEMORIA Y LA VOLUNTAD: «De ahora en adelante, cada vez que, durante tres veces consecutivas, repita mentalmente la palabra X, su memoria permanecerá perfectamente activa y estará lista para percibir y aprender todo aquello que se proponga estudiar. De ahora en adelante, cada vez que lea o escuche, su mente se sentirá ágil y abierta para captar todas las informaciones posibles. Su voluntad se reforzará y le resultará muy fácil ser aplicado en el estudio».
• PARA VENCER LA TIMIDEZ: «A partir de ahora, cada vez que, durante tres veces consecutivas, repita mentalmente la palabra X, se sentirá perfectamente tranquilo, seguro de sí mismo, se dirigirá a los demás con la máxima seguridad y tranquilidad».
• PARA DEJAR DE FUMAR: «A partir de ahora y desde el primer cigarrillo que encienda, ya no va a disfrutar del sabor del tabaco, ya no le proporcionará ninguna satisfacción; al contrario, le parecerá desagradable, hasta el punto de que lo apagará porque no conseguirá aspirarlo».
• PARA ADELGAZAR: «De ahora en adelante, cada vez que ingiera el alimento se saciará con mucha facilidad. No asumirá alimentos que le engorden y no comerá entre horas. Su cuerpo asimilará lo indispensable y, a través de la sudoración, eliminará todas las sustancias tóxicas».
• PARA AUMENTAR LA FUERZA FÍSICA: «De ahora en adelante, cada vez que pronuncie mentalmente, durante tres veces consecutivas, la palabra X, su fuerza muscular se incrementará de inmediato. Los músculos estarán perfectamente irrigados de sangre y el tono muscular alcanzará su máximo rendimiento».
Como se habrá podido observar, en algunos casos falta la palabra que hace la función de símbolo conmutador; en esos casos las funciones son tomadas de la frase misma, que contiene las sugestiones adecuadas para ser insertadas en las acciones que hacen de palabra clave.
Cuando se inserta una palabra clave como símbolo, cuyo objetivo es desencadenar la acción, es conveniente pronunciar una vez la misma palabra al término de la acción. Así, por ejemplo, si se utiliza el símbolo conmutador para aumentar la memoria y la voluntad, después de haber terminado de estudiar o de escuchar aquello que se quiere recordar, es aconsejable reconducir la mente al estado normal receptivo, pronunciando mentalmente una sola vez la palabra que hace la función de palabra clave. En este caso, también la conclusión será insertada en las sugestiones, añadiendo al término esta frase: «Cuando repita una sola vez la palabra X, su mente volverá al estado de reposo».
El sistema conclusivo se aconseja especialmente cuando la programación dura un cierto periodo, mientras que en los demás casos no es indispensable. En el caso de tener que adelgazar o de dejar de fumar no se utiliza, porque la acción debe prolongarse en el tiempo.
Para que la aplicación sea más cómoda, una de las primeras órdenes poshipnóticas que se deben aplicar es la que permite incitar al sujeto a un estado hipnótico muy profundo con gran rapidez (sueño profundo o trance profundo, impropiamente) eliminando todos los procesos hasta el momento necesarios. Para asegurarse de que el sujeto está preparado para aceptar esta orden poshipnótica tan elevada en el ítem hipnótico, es conveniente probar con órdenes normales poshipnóticas y, si estas son ejecutadas con éxito, en la siguiente sesión se procederá a insertar la orden que, a través de un símbolo conmutador, provocará, cada vez que el hipnotizador lo desee y de un modo inmediato, el profundo estado hipnótico. Veamos, a través de un ejemplo, una orden poshipnótica adecuada para este fin: «Preste mucha atención a lo que voy a decirle, porque es muy importante. De ahora en adelante, cada que vez que yo pronuncie, durante tres veces consecutivas, la palabra X, inmediatamente usted alcanzará un sueño hipnótico profundo, aún más profundo que el actual, repito...» (hay que repetir todavía dos veces más).
Para proceder a la aplicación de la orden poshipnótica es preciso que el sujeto sea sometido a una sesión hipnótica y que en su viaje haya superado ya las diversas pruebas, desde la levitación del brazo a la visualización; sólo entonces estará en condiciones de recibir la inserción de la orden para el «sueño inmediato» (expresión inadecuada pero de uso común). Después de haber insertado la orden, se procederá a deshipnotizar al sujeto, y en la siguiente sesión, no se recurrirá aún a la orden, pero se repetirá de nuevo el mismo proceder con el fin de reforzar la inserción. En la tercera sesión, se realizará el test de bloqueo ocular, después del cual se utilizará la orden poshipnótica para el «sueño inmediato». Desde la cuarta sesión y en adelante no habrá necesidad de preliminares y se podrá aplicar la orden directamente, la cual, cada vez que sea utilizada, irá reforzándose automáticamente cada vez más.
Este procedimiento sirve para operar con un cierto margen de seguridad, pese a que, de hecho, un buen sujeto asimila la orden ya desde la primera inserción.
La orden puede ser formulada para la utilización exclusiva del hipnotizador o bien por otros hipnotizadores, por ejemplo: «De ahora en adelante cada vez que Juan, Mario o yo, pronunciemos durante tres veces seguidas la palabra X...».
Las ventajas son:
• uso de la orden en cualquier lugar;
• uso del símbolo en el estado de vigilia;
• utilización para toda la vida;
• utilización de símbolos diversos según las necesidades;
Las seguridades derivan de:
• La fuente especificada: «Cada vez que YO repita...». Por lo tanto, si es otra persona la que pronuncia la palabra, la orden no será aceptada.
• La repetición: «...durante 3 veces seguidas...». Por lo tanto, si la orden se imparte una o dos veces, no será aceptada, y lo mismo sucederá si se imparte tres veces, pero no de forma consecutiva.
• Lo insólito: la palabra no debe tener ningún significado literal, debe ser única en su género; por lo tanto, debe recurrir a un sonido analógico tipo ASCOREV, SUSUI, etc. Se puede utilizar una palabra rara o pronunciarla al revés para que no se parezca a otra palabra de uso común. Estas prevenciones permiten trabajar con total tranquilidad, por eso son utilizadas cada vez que debe insertarse una orden para el sueño inmediato.
AUTOHIPNOSIS Y ÓRDENES POSHIPNÓTICAS |
La autoinserción de las órdenes poshipnóticas presenta una notable dificultad, hasta el punto de que no resulta aconsejable, entre otras cosas, porque depende de las características individuales de cada persona. Es más sencillo autoaplicarse la orden para alcanzar un estado hipnótico profundo inmediato. Durante una visualización se insertará la palabra clave, que en ese caso deberá pronunciarse mentalmente. Para que arraigue bien en el inconsciente es necesario repetir el ejercicio varias veces, aunque sin dejar pasar más de tres o cuatro días entre uno y otro. A continuación se comenzará a practicarlo. La orden para el «sueño inmediato» sólo funcionará si sois vosotros los que la pronunciáis mentalmente, hasta el punto de que os diréis: «De ahora en adelante, cada vez que yo por mi cuenta pronuncie mentalmente la palabra X, alcanzaré de inmediato un sueño hipnótico profundo». |