La profecía autocumplida
Esta fábula, que hemos adaptado a partir de la versión de Gabriel García de Oro en La vida es fabulosa, contiene un importante mensaje: a menudo la realidad no es lo que es, sino lo que inconscientemente hacemos que sea.
Como hemos visto en el cuento, la expectativa del fracaso puede provocar el fracaso. Dicho de otro modo, el miedo a perder puede hacer que pierdas y lo peor es que muchas veces no nos damos cuenta de ello.
A eso se lo llama «profecía autocumplida». En su dimensión positiva se lo conoce como el «efecto Pigmalión», que es el mecanismo por el cual las expectativas favorables sobre alguien hacen que esa persona tienda a crecer y a realizarse con mucha más fuerza.
Un ejemplo fácil de entender: un alumno cuyo profesor cree en sus capacidades logrará mejores resultados que aquel que recibe indiferencia o comentarios negativos sobre su rendimiento.
Aplicado a uno mismo, la pregunta que cabe hacerse, por lo tanto, es: ¿qué me estoy diciendo sobre mi futuro, sobre mis posibilidades? ¿Cuáles son mis creencias?
Lo que queremos hacer en la vida se ve afectado por esas sombras que nacen de nuestros estados emocionales, bañadas de dudas, de miedos, de incertidumbres que pueden llevarnos a que la profecía negativa se cumpla automáticamente, como le sucede al vendedor de empanadas.