El cambio se produce desde dentro
Albert Camus decía: «En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible». Y en verdad es así. También Ortega y Gasset dijo: «Yo soy yo y mi circunstancia».
Nuestras circunstancias nos condicionan, pero tenemos un espacio de libertad para elegir si queremos que el invierno exterior nos congele, nos bloquee, o si podemos crear un espacio de calidez dentro de nosotros que contagie dicha calidez a los demás.
La transformación humana siempre es un proceso que se produce desde dentro hacia fuera, raramente desde fuera hacia dentro. Desde fuera nos llegan estímulos, cambios, invitaciones a la acción, pero la transformación es una elección; la transformación es una decisión. Ese es el espacio del corazón, el interior de ese cerezo que provee las flores y luego los frutos a quien lo observa.
La pregunta que nos tenemos que hacer, entonces, es: ¿cómo estamos cultivando ese espacio interior? Porque las circunstancias exteriores pueden ser difíciles, pero, como dijo de manera brillante Marcel Proust: «Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia».
¿Estás cultivando tu espacio interior para propiciar la llegada del verano y ofrecérselo al mundo?