La mirada apreciativa
Muchas personas viven de buscar defectos a todo y a todos. Son adictas a mirar el árbol sin valorar su sombra y a centrarse solo en que no da fruto, tal como hace Renata en su comentario a Fabián. La mirada apreciativa se puede cultivar y nos permite mejorar y transformar nuestra vida.
Mirar apreciativamente no significa renunciar al pensamiento crítico, todo lo contrario: implica darnos cuenta de lo que sucede, para bien y para mal, en nuestro entorno, con las personas que nos rodean, y centrarnos en la bondad, en la verdad y en la belleza de aquello que tenemos y que no siempre valoramos.
Fabián se atreve, incluso, a proponer que se tale el árbol, y son sus padres —especialmente su madre— quienes, en un ejercicio de amor, ayudan a su hijo a apreciar la importancia de la sombra refrescante que les brinda ese árbol cuando la necesitan.
Es importante aprender a mirar y apreciar a aquellas personas que aportan valor a nuestra vida y agradecer su presencia expresamente con una sonrisa de corazón, porque, al hacerlo, la vida gana belleza, reforzamos nuestro vínculo con los demás y nos sentimos todos más felices.