El músculo de la creatividad
Este cuento es nuestro humilde homenaje a sir Ken Robinson, una gran persona, muy inspiradora para nosotros. Recordamos con especial cariño la anécdota que hemos trasladado a este relato, en la cual él contaba precisamente cómo una niña le decía a su maestra que pronto vería a Dios porque ella lo dibujaría.
Nos hizo tanta gracia esa experiencia que pone de manifiesto la creatividad y la imaginación desbordante que tenemos cuando somos pequeños que queríamos compartirla contigo para recuperar esa imaginación, esa inocencia, esa creatividad que nos permite asumir que lo imposible puede ser posible si nos empleamos en crearlo.
La creatividad es un músculo que se puede trabajar, pero cuando no lo ejercitamos se atrofia. Podemos aportar al mundo fantasía, humor, provocación, originalidad, valor añadido..., en definitiva, belleza, siempre y cuando queramos recuperar a esa niña o a ese niño interior que todavía sigue vivo y latiendo dentro de nosotros. Para ello, debemos introducir en nuestra vida ejercicios que nos permitan recuperar el aliento y el latido que, en definitiva, dan sentido a la vida.