La vida al otro lado del miedo
Una cosa es existir y otra vivir. El gato del relato escrito por Gabriel García de Oro se limitó a existir, pero nunca vivió, porque, ¿es un gato acaso un animal que no salta, que no persigue ratones, que no juega con ovillos, que no se lava más de la cuenta, que no saca las uñas? Ese gato existió, pero no vivió.
Lo mismo sucede, tristemente, con muchas personas.
Vivir implica arriesgarse, es un ejercicio de coraje y el coraje no es ausencia de miedo, sino la consciencia de que hay algo por lo que vale la pena luchar.
La transformación de la vida se produce desde el valor. Cuando nos dejamos atrapar por el miedo, vivimos con apatía, con inercia, con resignación, con envidia hacia los que sí viven. Es un mero existir.
Vivir es otra cosa. Para vivir merece la pena arriesgarse e incluso equivocarse. A fin de cuentas, algunas veces se gana y otras... se aprende.