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El error es el camino al éxito
¿Te has parado a pensar en lo importante que es insistir y aprender de las equivocaciones para lograr algo que parece imposible?
Si Thomas Edison no hubiera tenido el carácter perseverante y optimista que lo caracterizaba, la bombilla que conocemos tal vez nunca se habría hecho realidad.
El célebre inventor tuvo que fallar casi mil veces hasta dar con el material exacto para el filamento que produciría la luz. La sociedad quedó estupefacta ante tal innovación, y calificaron a Edison de genio.
Los que presenciaron el milagro final, sin embargo, no eran conscientes del esfuerzo y la dedicación que había detrás de ese invento, todos los años de prueba y error que parecían no llevar a ningún sitio.
El creador de la bombilla vivió muchos contratiempos y decepciones en el camino. Cuando llevaban ya muchas pruebas fallidas, ante su cara de enfado, un ayudante no pudo controlarse y le dijo:
—Maestro, es normal que esté desanimado, todos lo estamos. Llevamos casi mil pruebas y hasta el más optimista se vendría abajo ante tanto fracaso.
Edison esperaba oír cualquier cosa de su equipo menos eso. ¿Fracaso? ¿Quién dijo fracaso? Volvió rápidamente la cabeza hacia su ayudante y, con severidad, lo amonestó:
—¿De qué fracasos me habla, joven? No veo ninguno por aquí.
El joven ayudante casi perdió el habla ante el tono tajante y seguro de su maestro. Finalmente logró decir:
—Bueno, yo es que veo que no avanzamos y…
—¡Se equivoca usted! Cada prueba, como la llamo yo, o fracaso, como se atreve a llamarlo usted, nos ha descubierto algo de una importancia vital.
—Y ¿qué hemos descubierto? —preguntó el ayudante tragando saliva, a sabiendas de que sus palabras habían ofendido al maestro.
—Con cada intento fallido hemos descubierto una razón por la cual no funcionaba el invento. Ahora conozco casi mil maneras distintas de cómo no fabricar una bombilla.