ESCENA PRIMERA

octavia.—Sabel.

 

octavia (tendida en la «chaise-longue»).

Yo no sé qué hacer entre Pedro y mi hijita. ¡Quisiera morirme! Así acabarían de una sola vez tantos sufrimientos! (Cerrando los oios). ¡Si me durmiese y no despertase más!

 

sabel

¡Jesús, qué señorita esta! (enjugándose los ojos). La oye una esas cosas, y, naturalmente, como una no es de piedra...

 

octavia

¡Pobre Sabel! No creas que la vida está para mí tan llena de alegrías que sienta dejarla. (Pausa.) ¿Cuándo dijo mamá que volvería?

 

sabel

No marcó hora, señorita. Dijo que en cuanto pudiese.

 

octavia

¡Qué mal hice en dejar que se llevase á la niña! ¡Si no os hubiera hecho caso! ¡Yo me vuelvo loca sin mi hijita!

 

sabel

¿Sabe lo que debe hacer? No pensar en esas cosas. ¿Quiere tomar la cucharada para la tos?

 

octavia

¿Qué hora es?

 

sabel

No le sabré decir.

 

octavia

¿El señorito dónde está?

 

sabel

Hace un momento estaba en la sala grande.

 

octavia

¿Qué hace?

 

sabel

Pues no debe hacer nada.

 

octavia

¿Tiene luz?

 

sabel

Se la llevé y no la quiso.

 

octavia

¡Jesús! ¿Qué gusto encontrará en estar siempre á obscuras? ¡Para mí es una cosa tan triste!