El duelo

Pusieron cintas negras en mi pelo,

me vistieron de blanco y colocaron

en mi cintura un cinturón que ataron

con un moño que era de terciopelo.

Como un espejo, la ventana, el cielo

mi figura enlutada reflejaron,

las nubes y los ángeles cantaron

una alegre canción que era de duelo.

Y cuando me llamaron a la sala

para que saludara a las visitas

imaginé el color azul de un ala

y al ver aquellas lágrimas contritas

el beso absurdo que no quise darte

me permitió teatralmente llorarte.

Por la calle Viamonte que iba al puerto

celeste como el agua era estar muerto.