El miedo
Durante cuánto tiempo perseguiste
mi paso errante en busca de esperanza
con tus guerreros grises y tu lanza
en tus jardines y en tu bosque triste.
Durante cuánto tiempo me dijiste
que te agradaba sólo la venganza
y la rosa abismal que no descansa
dentro del corazón que me ofreciste.
No fue por valentía que dejé
de ver tus rostros en cualquier esquina
atisbándome entre la cinacina.
Un día descubrí que me engañabas,
que a fuerza de engañarme te ultimabas,
y en un final desprecio te besé.