Reproches de una música
Si diversa a la luz es la tiniebla,
por qué se puebla el día de exclusiva
oscuridad y sólo los colores
que te llevan al centro de la noche
brillan con lumbres sobrenaturales,
sapos que cantan sus largos amores
y otras personas que tal vez existen.
Yo creo que la luz te ciega a veces
y que la oscuridad es una lámpara.
Si diversa a tu muerte es tu existencia,
por qué te ultimas siempre cuando vives
y vives cuando estás ya casi muerto
después de haber bebido ese veneno
que es amargo y que es dulce y que no mata,
esos venenos agrios de las plantas
y de los minerales que has probado.
La muerte existirá tal vez para otros
y para ti no existe ya, aunque mueras.
Si diverso a tu goce es tu dolor,
por qué padeces tanto al obtener
la dicha que esperabas, te le acercas
atónito con íntimo desgano,
como en la arena turbia de los circos
un santo al sacrificio entre los leones,
cuando en el horizonte baja el sol
y una frescura de árboles que ignoras
dentro de la esperanza te detiene.
Yo creo que tu goce tiene aristas
duras como la arista de las piedras
y que no sólo de dolor te quejas.
Si diverso a tu amor es tu odio, escúchame,
por qué quieres herir, martirizar
al esperar, enumerando el tiempo
sin números ni agujas con el agua
de infinitas lentísimas clepsidras
en tu imaginación que se prolonga
y al tormento de amar te precipita,
a ese lugar ubicuo de la ausencia
donde te olvidas, no te olvidas, vuelves
a hablarte y a mirarte y a abrumarte.
No sé, no sé por qué, no sabré nunca
si quieres torturar o torturarte.
Si diversa a tu culpa es tu inocencia
por qué esperas que un crimen purifique
mejor tu culpa cuanto más la sientes
y buscas sólo lo que está vedado,
lo absurdo, lo distante, lo perdido
contaminado por culpas menores
que son y que no son tu propia culpa.