La colina

de Rupert Brooke

En la ventosa colina jadeantes

nos echamos sobre el pasto precioso riendo y besándonos al sol.

Dijiste “Extasiados, gloriosos pasamos

el viento el sol la tierra permanece y las aves aún cantan

cuando estamos viejos, viejos, y morimos

todo lo nuestro termina; y la vida sigue quemando

otros amantes, otros labios”. Y yo dije

“Corazón de mi corazón éste es el cielo que hemos conquistado

somos lo mejor de la tierra. Aquí aprendimos la lección.

Nuestro grito es la vida. Conservamos la fe”. Dijimos

“Bajaremos con paso firme

de rosas coronados a la oscuridad”

orgullosos reíamos de tan valientes palabras

pero de pronto lloraste y te fuiste.