Color ubicuo
Tal vez hubiera cautivado Cornelio Agripa
en su espejo
esta luz violeta de amatista
que juega en el aire arrepentida
que penetra en la sombra
que no tiene forma
porque es cambiante
difícil de cautivar
como pétalos en el viento
por ser espíritu
flameando en la faz del mundo
con alas de ningún pájaro
semejante a la misteriosa
vehemencia de este color ubicuo
que huye quedando
y huyendo queda.
Sin ser piedra
con la fantasmagoría de la piedra,
sin ser flor con la ciencia de la flor.
Lluvia, nube, espacio, nada más.