Apología
Yo no quise hablar de los árboles
como si fueran personas,
ni atribuirles mi sensibilidad,
tan superiores los considero.
Yo no quise tampoco hablar en nombre de los árboles
como si yo hubiera sido uno de ellos,
ni darles el tono de mi voz,
tan inefables los juzgo.
Yo pretendía asumir otro título que el de una persona
para hablar de ellos.
Olvidarme de cómo siento,
de cómo escucho, de cómo veo
pero es tan imposible
como pedirle a un árbol que no tenga frescura en sus hojas,
ni crecimiento en sus raíces,
ni sombra, ni fragancia,
ni el vaivén de sus ramas en el viento.