Lamentos del vano amor

A una estatua rota

Por qué en las vanas alas del deseo

me acecha esta ansiedad cuando te veo,

esta ansiedad que puebla las oscuras

galerías de sueños que estructuras,

cuando desesperada al fin me duermo

en jardines nacientes o en el yermo.

Ah, por qué si eres menos importante

que un adorno afectado, extravagante,

mucho menos hermoso que el reflejo

del baldío en el fondo de este espejo,

menos que una canción o que una frase

que puedo repetir cuando me place.

Por qué, si ni siquiera eres la estática

estatua rota que te imita, asiática,

ni el corazón ardiente de tu mano

que me engaña evocándome el verano,

ni en mi boca la luz de tu cabello

que me tapa los labios como un sello.

Por qué, por qué si existe tanta gente

te elegí a ti que eres evanescente,

como un objeto sin inteligencia,

como detritos de ave, sin conciencia.