Saber sufrir

No sabemos sufrir sino después

que transcurrió el dolor y lo perdimos.

No sabemos sufrir sino al revés

del tiempo y de su edad que revivimos.

¡No comprendo por qué, por qué no vemos

que hay flores que florecen de otro modo,

que hay esplendores que no agradecemos

en la pena que brilla hasta en el lodo!

Y por eso al oír este sonido

que mi mente registra por las noches,

vuelvo a añorar el mágico silbido

que oí, muriendo, al paso de los coches.