Parsifal

de Paul Verlaine

Parsifal ha vencido a las muchachas ávidas

de bullicio y festiva lujuria y al afán

que tienen los varones vírgenes por la carne

que los senos ligeros y los juegos encantan.

Vence a la mujer bella de corazón sutil

que ofrece abrazos frescos y pechos excitantes,

vence al infierno y entra en la tienda llevando

un trofeo pesado en su brazo pueril,

con la lanza que hirió el flanco del Señor.

Pudo sanar al rey y él mismo es rey ahora,

sacerdote supremo del tesoro divino.

Reverencia vestido de oro la gloria, el símbolo,

el vaso puro donde brilla la sangre ilustre.

¡Ah, la voz de los niños que cantan en las cúpulas!