Sinmí
Qué hace la casa cuando se queda Sinmí
(amarga promiscuidad de la ausencia).
Qué hace con sus ventanas
con sus habitáculos con sus rumores
con la luz de cada tarde
que cruje en los muebles de anochecer
en el jeroglífico del cielo raso.
Qué hace el jardín Sinmí
sus rosales desmedidos
y el mirto paciente
esperando agua.
Qué hacen la tierra y la sombra
de la plaza, el gomero que utiliza
cuando llueve sus hojas como cucharas
para beber.
Qué hace la playa
el mar Sinmí
cuando cruzan los delfines
y la espuma inventa
raudos gatos, lauchas, liebres
que corren en la arena
y el mar se pone azul
como la flor de Santa Lucía.
Oh Narciso estúpido,
imprevisto Narciso.
Qué hace por favor Sinmí el caballo negro comiendo alfalfa,
y la flor de la tumbergia de enero tan fragante,
si se le acercan mujeres con pelucas, enormes dedos gordos.
Frágil cirio de enero encendido en su pedestal.
Qué hacen dos, tres, cuatro, cinco, una persona y media
que quiero Sinmí
señor mío como si no viviera del todo
o demasiado para lo que puedo anular.
¿Qué hago yo Sinmí?
Y el mundo sufre y el mundo se mata
y es hermoso el negro y el blanco
y el amarillo celeste
y todo se incendia y todo se desgarra y todo se confunde y todo se oblitera
y mueren los libros porque tienen hojas como los árboles
que caen y se renuevan vestidos de papel.
Señor de los Ejércitos cuando hay niebla en la ventana
sol ardiente, invierno, infierno, primavera;
yo a mi lado no en mí
yo a mil leguas de mi mano, de mi lengua, de mi origen,
de mi pie de mí mismo
acá donde me pusiste quedo aunque no quiera:
Yo Sinmí.