Emblemas del sol
Rompen la oscuridad con grito de júbilo
y siguen anunciando el sol antes del alba.
Valientes, embisten al enemigo;
ultimándose los ultiman.
Cobarde, o ávidamente tímido, señalado por la turba,
uno de ellos huye, despavorido
se esconde detrás de un árbol de la avenida Montes de Oca.
No asistí a las riñas: imagino el rito.
Enumero nombres; tienen plumajes, crestas, espolones:
“Violín”, que recibió aplausos por ser salvaje;
“Asesino de Balvanera”, ovaciones por ser cruel;
“Gaucho Cenizo”, éxito por ser loco;
“Naranjo Barbucha”, insultos, imprecaciones por ser tímido.
¡Pero qué diré de aquel antiguo extranjero
sin nombre pero más célebre
que oyó Jesús en el Monte de los Olivos
en la presciencia de la traición!
Diré que a veces conturbada he oído entre sueños ese canto
como de un recuerdo, al alba, que fuera mío.