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DÍA 107

No me atemorizo ante el dolor de la transformación

 

Mi ego evita el dolor y no mira de cerca sus propias raíces. Hoy elijo ver honestamente la persona que he sido, cómo me he comportado y cómo he contribuido a los problemas que han plagado mi vida.

Un momento de crisis puede ser un momento de crecimiento, ya que el ser herido se prepara para la transformación. Desde la crisálida de mi dolor, forjo mi curación: las alas de mi ser recién nacido.

Querido Dios,

me preparo para ser mejor,

enfrentando las maneras

en que no he sido lo que debería.

Quédate conmigo mientras resisto el dolor

de mi propia humillación

y surjo perdonado

por ti y por mí.

Amén.