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DÍA 139

No soy un cuerpo. Soy un hijo de Dios

 

Lo que en realidad soy es mi espíritu, no mi cuerpo. Mi ser mortal no es todo mi ser, sino tan sólo una pequeña fracción. Hoy acepto ser parte de Dios, y por ello formo parte del mundo inmortal.

Mi cuerpo no es sino un templo. Que éste me sea de utilidad para llevar la luz de mi espíritu a todo el mundo. Mi cuerpo está bendecido al apreciarlo por lo que es, un artificio para dar amor.

Querido Dios,

que mi cuerpo sirva a tus propósitos

como un conducto de amor.

Libera a mis células

de la oscuridad

para dar luz a mi ser

y dejar la falsedad por la verdad.

Amén.