DÍA 239
Dios me perdona porque nunca me ha juzgado
Dios me ama cuando actúo sabiamente y también cuando actúo tontamente. Su amor no se basa en lo que hago, sino en quién soy. Dios sabe quién soy, ya que Él me ha creado. El amor de Dios es incondicional.
Mis errores no merecen el castigo de Dios, ya que Él es su solución. Conforme me arrepiento de mis errores —dispuesto a cualquier desagravio con un corazón dócil— entonces su mano misericordiosa reordenará los acontecimientos para permitir los nuevos comienzos. Ése es el milagro de un Dios que no juzga, fuente de todo bien y razón de la alabanza infinita.
Cuán increíble es Dios que, aun cuando he caído de la gracia y de la verdad dentro de mí y del amor que es el significado de mi vida, Él todavía me ama. Cuán misericordioso es Dios que, incluso cuando he roto el vínculo que me ata a su justicia, Él ha creado el arrepentimiento que me permite una vida nueva. Mi gratitud es profunda y siempre lo será.
Amén.