image
DÍA 283

Me rindo ante un poder más grande que el mío

 

Al entregarme a Dios, me rindo a algo que es más grande que yo: a un universo que sabe lo que estoy haciendo. Cuando dejo de controlar las cosas, éstas toman un orden natural, un orden que funciona. Descanso al saber que un poder mucho más grande que el mío toma el timón y hace un mejor trabajo que el que yo hice.

Puedo confiar en que el poder que mantiene unidas a las galaxias puede manejar las circunstancias de una vida relativamente pequeña. Escojo recordar en todo momento que una vida entregada es una vida exitosa, ya que está bajo el control de un poder mucho más grande que el mío.

Querido Dios,

te entrego

todo lo que soy y todo lo que tengo.

Cada pensamiento, cada sentimiento, cada anhelo,

lo dejo en ti.

Quito mis manos del volante.

Querido Dios, por favor, sé el conductor.

Amén.