DÍA 29
Nunca estoy abandonado ni perdido. Me encuentro seguro en los brazos de Dios
A veces puedo sentirme solo en un mundo peligroso. Puedo haber sido herido por la vida y no sentir el abrazo de un Dios amoroso. En momentos así busco la fe. Un sol dentro de un eclipse no es un sol que permanezca siempre oculto.
Dios nunca se aleja de mí ni rechaza mis plegarias. Su espíritu vive dentro de mi mente para guiarme hacia pensamientos de paz. Nunca estoy sin Su consuelo. No estoy separado de la fuente de mi propia creación.
Pido a mi maestro interno que siempre me recuerde que soy uno con toda la Creación. No estoy separado ni lejos del amor. Inclino mis pensamientos hacia el amor por mí y por otros, para ser liberado del dolor de un mundo lleno de temores.