DÍA 292
Todos mis talentos son útiles para Dios
Sin importar qué talentos tenga, incluso los más insignificantes, todos son útiles para Dios. Aun si pienso que no tengo ninguno, le ofrezco mi vida a Él; entonces aparecerán nuevos talentos. Hoy comparto mis dones con otros como una manera de compartirlos con Dios.
Me doy cuenta de que ningún don es demasiado grande o pequeño para usarse en los propósitos divinos, proporcionar alegría a alguien, remediar algún mal. No subestimaré la magnitud de mis dones. El potencial para hacer el bien es infinito a través de Dios.
Hoy no me avergüenzo de mis talentos, por más triviales que parezcan, ya que lo que se entrega a Dios es llevado a su mayor potencial creativo, transformado milagrosamente. Lo que parece un don pequeño es una enorme fuerza.