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DÍA 293

Los límites del mundo no pueden restringirme

 

Nada en mis circunstancias diarias me define o limita. Cuando mi mente va más allá de los miedos del mundo, accedo al campo de las posibilidades milagrosas. Soy completamente amado, bendecido y usado por Dios en todo momento.

Aunque el mundo me vea como menos que nada, ningún hijo de Dios es menos magnífico. Mi espíritu es abundante aunque mi cáliz esté vacío. Mi mente es radiante, aunque la manera de pensar del mundo me confunda. Hoy acepto que soy un hijo de un universo sin límites.

Querido Dios,

quita las cadenas que me atan

tanto en tu mente como en mi vida.

Libérame de las falsas creencias

que limitan mi habilidad

para ver.

Abre mis ojos

a la libertad

en ti.

Amén.