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DÍA 295

PARA REFLEXIONAR

Moverse más allá de la competencia

 

Cada uno tiene una función única en la curación del universo. Cada uno tiene una parte asignada por Dios. En el nivel divino, ninguno de nosotros está en competencia con los demás. No necesitamos rivalizar por un pedazo del pastel cósmico, ya que es ilimitado en el universo. Lo mío no le quita a lo tuyo ni lo tuyo a lo mío. Hay suficiente espacio en el universo para que todos prosperemos.

Como las células del cuerpo están programadas para hacer su función, colaborando con las otras para lograr la salud del órgano del que forman parte, así cada uno de nosotros está programado para contribuir con nuestros mayores dones para el bien del mundo. Cuando celebramos los talentos de los demás, incrementamos el valor de los nuestros. Lo que apoyamos en la vida de los otros, lo producimos en la nuestra. El aplauso que damos a los demás lo atraemos para nosotros mismos.