DÍA 52
El tiempo y el espacio son los sirvientes y no los amos de quien soy
Soy un ser espiritual, no sólo carne. El espíritu no es el sirviente, sino el amo del mundo material. Conforme recuerdo quién soy, me pongo bajo las leyes del mundo espiritual.
En el mundo espiritual sólo existe la abundancia, sólo bien, sólo paz y sólo amor. Al recordar que el espíritu es mi verdadera identidad y mi verdadero hogar, me distancio de los límites del mundo material.
Hoy nada me retiene. Al ver más allá del plano tridimensional, invoco al mundo del otro lado. No hay nada que mi santidad no pueda realizar. Ni el tiempo ni el espacio son más poderosos que Dios, ya que sólo Él es el Rey del universo.