DÍA 70
PARA REFLEXIONAR
Reconocer nuestra fuente
De acuerdo con A Course in Miracles (Un curso de milagros), el problema que tenemos es de “autoría”. Al no reconocer nuestra fuente divina, nos expresamos como creaciones del mundo antes que como creaciones del espíritu. El mundo ha grabado en nuestra psique la fragmentación y el dolor. No se puede curar nuestro dolor hasta que no podamos remediar nuestro errado sentido de herencia: somos hijos de Dios. No permitamos que la falsa información de un mundo desgastado nos afecte como hasta ahora.
La confusión sobre nuestra herencia divina se traduce en una confusión sobre nosotros mismos: al no entender quiénes somos realmente o de dónde venimos, nos es difícil entender quiénes somos y dónde estamos ahora. Con lo cual nos falta estabilidad espiritual. En la ausencia de entendimiento sobre quién es el divino creador, la mente asume que nosotros somos nuestro creador y por tanto nuestro propio Dios. ¡Si Dios no es el Gran Jefe, entonces el Gran Jefe debo ser Yo! Y ese pensamiento —de que nosotros somos lo máximo— no es meramente narcisismo. Es una psicosis que permea la condición humana.
Al recordar la verdad de dónde venimos, nos volvemos más abiertos para aceptar la verdad de quiénes somos.