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DÍA 86

Dejo que Dios sane mi tristeza

 

Cuando la tristeza me invade, no puedo salir de ella con mi mente racional. No puedo analizar la depresión y resolverla. Hay momentos en que me hace falta un milagro para ver más allá de mis lágrimas.

El día de hoy, o cualquier día cuando esté vencido por la pena, recordaré que Dios seca todas las lágrimas, incluyendo las mías. El periodo de tristeza es doloroso, pero temporal. Esto también pasará. Así nos lo ha prometido Dios, y sus promesas son reales.

Querido Dios,

por favor, quita la tristeza de mi corazón.

Manda tu espíritu para reacomodar mis pensamientos,

y que mis emociones sanen.

Haz que mi vida sea de nuevo un lugar feliz.

Amén.