DIEZ

Hace una semana estaba sentado en la calle con Dre, mientras él miraba a la nada absoluta.

Los Wyatt fueron los primeros en salir corriendo. La señora Wyatt llamó al 911. El señor Wyatt intentó que yo soltara a Dre. No lo hice… no podía. Lo sostuve hasta que llegó la ambulancia.

Los paramédicos no intentaron salvarlo. Como si con sólo echarle un vistazo ya se hubieran rendido. Los maldije. Juré que les patearía el trasero si no hacían su trabajo. Mira, ellos no conocen a mi primo como yo. Es un luchador, hombre. Me importa un carajo que haya tenido una bala en la cabeza, él habría regresado. Lo habría hecho.

Lo cubrieron con una sábana blanca y lo dejaron en la calle. Ya no era una persona. Era la escena de un crimen ahora.

Los policías encontraron a Tony Parada de Autobús en el área y lo interrogaron. No creen que él lo haya hecho. Tony no es del tipo que roba o mata. Keisha dijo que escuchó a un tipo decirle a Dre que le entregara su mierda. Faltan la billetera de Dre, su reloj y la droga que guardaba en su escondite. Sólo podemos saber que las drogas desaparecieron porque la policía definitivamente las habría mencionado si las hubieran encontrado en su auto. Creen que fue un simple intento de robo que salió muy mal.

Yo no. Cuando un King Lord muere, es probable que un Discípulo del Jardín esté involucrado. Recuerdo al que me dijo que era mejor que mi primo se cuidara las espaldas.

Ahora Ant ha convertido su cabeza en blanco. Juro que si hizo esto, lo mataré.

¿Qué? ¿Se supone que debo dejar pasar esto? Dre era mi familia. Mi sangre. Quien sea que lo haya matado, está pidiendo esto.

El mundo tiene el descaro de seguir sin él. La gente ríe y sueña cuando Dre ya no puede hacerlo. Eso me hace no querer nada. No fui a la escuela ni al trabajo esta semana. Mamá no me obligó a ir y el señor Wyatt me dijo que podía tomarme todos los días que necesitara. La cosa es: ¿qué sentido tiene todo eso ahora? Una de las personas más importantes de mi vida será bajada a una tumba hoy. Una jodida tumba en el cementerio cerca de la interestatal, como si no fuera el hijo de alguien, el papá de alguien. El prometido. El sobrino. El primo. El hermano mayor. Mi hermano mayor.

Mi viejo me dijo el otro día que el dolor es algo que todos debemos cargar. Nunca había entendido eso hasta ahora. Siento como si tuviera una piedra en mi espalda. Me pesa todo el cuerpo y tengo ganas de gritar para hacer que el dolor desaparezca.

Se supone que los hombres no deben llorar. Se supone que debemos ser lo suficientemente fuertes para llevar nuestras propias rocas y también las de todos los demás. ¿Cómo me veo llorando cuando la tía Nita llora todo el tiempo? Yo debo enjugar sus lágrimas. Mamá llora casi tanto, y yo tengo que estar ahí para ella. El tío Ray va estallando contra los demás constantemente, y en mí recae mucho de lo que va repartiendo. Keisha camina alrededor, rumiando como una zombi. Me aseguro de que coma algo. Andreanna pregunta por su papá todo el tiempo. No entiende que él ya no esté. La levanto en el aire y hago que planee como un avión, como Dre solía hacer. Nunca conseguiré que ría como lo hacía con él.

Me ocupo de todos ellos y de mi hijo. No tengo tiempo para lamentarme.

Hoy tengo que ser muy fuerte para la familia. El funeral de Dre será en un par de horas. La señora Wyatt vino antes y se llevó a Seven. Los funerales no son buenos para los bebés y los bebés no son buenos para los funerales.

Mamá echa un vistazo en mi recámara mientras me abotono la camisa. Se puso su vestido negro, pero todavía trae sus zapatos de casa. Siempre espera hasta el final para ponerse los tacones.

—¿Estás listo, bebé? La limusina llegará pronto a casa de tu tía y quiero que vayamos con la familia.

—Casi. Sólo tengo que ponerme la corbata.

Entra en mi habitación.

—Déjame hacerlo. Has crecido tanto que no puedo hacer mucho por ti en estos días.

—Eres más que bienvenida a cambiar los pañales de Seven.

Suelta una risita.

—Con mucho gusto dejaré eso para ti —se pone de puntitas y me acomoda la corbata alrededor del cuello. Soy más alto que mamá desde hace un tiempo, pero siempre me siento como un niño cuando está frente a mí—. Las abuelas se encargan de los abrazos, los besos y los mimos. Yo lo mimo, tú lo limpias. Ése es el trato.

Sonrío un poco.

—A ti te toca consentirlo.

—Hey, tu abuela fue igual contigo. Te seguiría mimando todavía ahora si la dejara. Ella solía conseguirte la ropa más linda. Mi “Trasero Apestoso” siempre estaba elegante.

—Maaa —gimo mientras ella ríe—. Ya tienes que olvidar ese apodo, en serio.

Pasa sus dedos por mi cabello. Me quité las trenzas el otro día y dejé que mi cabello hiciera lo que quisiera.

—No importa la edad que tengas. Siempre serás mi Trasero Apestoso —sus labios comienzan a temblar, fragmentando su sonrisa, y las lágrimas se acumulan en sus ojos—. Yo… no dejo de pensar en esa noche. Podríamos estar enterrándote hoy.

La señora Wyatt localizó a mamá después de que llamó al 911, y mamá se apresuró para llegar a casa. Los policías y la gente habían abarrotado nuestra calle, y ella tuvo que estacionarse a unas calles de distancia. Corrió hacia nuestra casa, gritando mi nombre. Me abrazó como si nunca fuera a soltarme.

Le limpio las mejillas. Las lágrimas de mamá son las peores cosas que jamás hayan existido.

—Está bien, ma. Yo estoy bien.

—No, no lo estás. No has llorado desde que todo esto sucedió, bebé.

La roca se siente más pesada. Me enderezo.

—No te preocupes por mí.

—Lo único que hago es preocuparme por ti.

Nos quedamos aquí por un momento, y ella no deja que mis ojos miren nada que no sean los suyos. Esa roca no está intentando romperme… mamá sí.

No puedo romperme, hombre. No puedo. Beso la parte superior de su cabeza.

—Estoy bien, mamá.

—Maverick…

—Vamos —tomo su mano—. Tenemos que salir si queremos ir con la familia.

Estuve en el funeral de Dre, pero no.

Estuve perdido durante la mayor parte. Recuerdo sólo fragmentos y piezas. Dre yacía en el ataúd con el traje con el que debería haberse casado. La tía Nita gemía tan fuerte que gritaba. Mamá y la abuela intentaban calmarla, pero también lloraban. Keisha estuvo a punto de desmayarse. Alguien sacó a Andreanna para que no tuviera que verlo todo.

El resto estaba en la parte trasera de la iglesia. Los King Lords se mantienen de pie durante los funerales para que la familia pueda ocupar los asientos; ésas son las reglas. Todo el mundo vestía de gris y negro o con playeras con el nombre de Dre impreso. King me saludó con un asentimiento de la cabeza mientras la familia entraba; ésa fue su manera de decirme que mantuviera la cabeza en alto. Estuvo vigilándome de cerca durante esta semana.

Shawn se atragantó mientras hablaba en el funeral. La gente en las bancas le decía: “Está bien, cariño” y “Tómate tu tiempo”, y eso lo ayudó a terminar su discurso. Entonces el pastor hizo el panegírico, o algo así. Eso es lo que se hace en los funerales, ¿verdad? Después de eso, lo único que recuerdo es el ataúd que descendió a la tierra, llevándose a Dre con él.

Estamos ahora en el sótano de la iglesia para la recepción. Hay pollo frito y guarniciones alineadas en una mesa, al estilo bufet. La abuela me trajo un plato. Dice que no tengo suficiente carne en los huesos. Pero aquí estoy, simplemente sentado, metiendo los guisantes en el puré de papa.

Toda la familia está aquí, incluidos todos mis tíos abuelos y primos. La abuela viene de una familia grande. Mamá está en un rincón, hablando con algunos de ellos. Moe está justo a su lado, sosteniendo su mano como apoyo. La tía Nita y el tío Ray están sentados con el pastor. Andreanna ríe y juega con algunos de nuestros primos pequeños, como si no acabara de vivir el funeral de su papá. Los niños tienen ese tipo de suerte.

Descanso la cabeza hacia atrás y cierro los ojos. Se supone que deberíamos pasar tiempo juntos como familia. Mientras tanto, Dre está en la tierra solo.

—Hey.

Levanto la mirada cuando Moe se sienta a mi lado. La abuela se refiere a ella como la “morena de huesos grandes”. Es enfermera en el consultorio de una doctora en el centro. Cuando la conocí, me trajo un disco compacto de Tupac. Hemos tenido una relación genial desde entonces.

—¿Cómo estás, bebé?

—Estoy bien. ¿Mamá está bien?

—Ella lo está sobrellevando. Sólo intento estar ahí para ella.

—Me alegro que cuente contigo como amiga —lo digo en serio. Mamá podrá estar estresada por no cumplir con los pagos o algo con mi viejo, pero una vez que ella y Moe pasan un rato juntas, vuelve a estar bien.

Moe me da una pequeña sonrisa.

—Me alegra poder estar ahí para ella. Y para ti también, si quieres. Ustedes vienen en paquete.

—Estoy bien si mamá está bien —aflojo el cuello de mi camisa. O está haciendo mucho calor o este lugar está tan abarrotado como el infierno—. Estaré mejor cuando termine esta comida.

Moe vuelve a mirar a mamá y luego me mira a mí.

—Te diré una cosa, ¿por qué no te vas de aquí un rato? Yo le informaré a Faye.

Me levanto.

—¿En serio?

—Sí. No es como que estés haciendo algo más que una montaña con ese puré de papa —Moe sonríe—. Faye lo entenderá. Y estoy segura de que Dre también lo entendería.

Mi garganta se cierra.

—Sí. Está bien.

Moe aprieta mi hombro. Me aparto de la mesa y subo las escaleras.

El clima no debería ser tan agradable hoy. El aire adquirió ese tipo de frescor que significa que se acerca la feria estatal. Dre y yo siempre asaltábamos la “Locura de Medianoche”. Es el primer sábado de la feria, y desde las nueve hasta que cierran puedes subirte a todas las atracciones que quieras por quince dólares. Básicamente, tenían que sacarnos a patadas.

Casi todo me hace pensar en él.

Un grupo de hermanos mayores está parado alrededor del Benz plateado de Shawn, en el estacionamiento de la iglesia. Ayudaron mucho esta semana. Pagaron el funeral, trajeron comida para la familia, nos estuvieron cuidando todo el tiempo. También me compraron el traje y los zapatos para que tuviera algo elegante que vestir durante el funeral. Después de estar tan ocupado con el trabajo y con mi hijo, me sentí bien al saber que todavía soy uno de ellos.

Shawn está en el cofre de su auto con una botella de licor barato en la mano. Unos lentes oscuros ocultan sus ojos. Me tiende la palma. Chocamos manos y dejo que me jale para darme un abrazo. Después me pasa la botella. Derramo un poco del licor en honor a Dre y luego bebo un trago.

Shawn toma la botella cuando termino.

—Eres demasiado joven para que puedas beber más de esto. Dre me habría fastidiado por haberte dejado tomar ese pequeño sorbo.

Casi sonrío.

—Era un dolor en el trasero.

—El mayor dolor —Shawn inclina la cabeza—. Realmente se honró a nuestro hermano hoy, Mav.

—Fue un servicio hermoso —dice P-Nut—. Tuve algo de introspectalidad, ¿sabes a lo que me refiero?

Diablos, no, no lo sé. Dudo que este imbécil haya tenido alguna vez en su vida un diccionario entre sus manos.

—Hermoso o no, esta mierda no debería haber pasado —dice Shawn—. Te lo digo, Mav, cuando descubra quiénes hicieron esto, dalos por muertos.

Estoy con él al mil por ciento en eso.

—¿Ya sabes algo?

—Estamos bastante seguros de que fueron los Discípulos del Jardín. Es difícil decir quién, porque Dre no tenía problemas con ninguno.

Eso no es cierto.

—Dre tenía problemas con uno.

Todos los hermanos parecen estar escuchando ahora.

Shawn se recorre hacia delante en el cofre.

—¿Qué? ¿Con quién?

—Este tipo llamado Ant —puedo ver su pequeño trasero con toda claridad.

—Ant —repite Shawn, como si intentara ubicarlo—. ¿Ese enano de piel clara?

—Sí. Va a mi escuela. Se acercó a mí el primer día y dijo que lo mejor sería que Dre dejara de ir al este para correr por dinero. Ahora, unas semanas después, ¿Dre está muerto? Eso no es una coincidencia, Shawn.

—Pero podría serlo —dice Shawn—. Lo investigaremos antes de hacer cualquier movimiento. No importa quiénes lo hayan hecho, yo mismo me ocuparé de ellos. Tienes mi palabra.

Me tiende otra vez la palma.

El hecho es que la familia nunca le pedirá a la policía que resuelva el asesinato de Dre. No es que a la policía le importe, de cualquier forma. Mamá, la tía Nita y el tío Ray nunca dirán esto en voz alta porque no es algo que alguien quiera admitir y las cosas de la calle no se discuten bajo techo, pero nuestra familia ha sido King Lord y la pandilla está lo suficientemente conectada para saber cómo manejar esto.

Ahí es donde se equivocan.

—Na. Yo necesito encargarme de esto.

Shawn baja la mano.

—Carajo, espera Pequeño…

—¡No, hombre! Dre era mi sangre. ¡No puedo permitir que se metan con mi familia!

—Mira, yo también estoy que me lleva el demonio porque Dre se ha ido —dice Shawn—, pero no voy a permitir que mi hermano pequeño, el primo de mi amigo, quede atrapado en el fuego cruzado. Esto ya no es tu asunto.

—¡Demonios, claro que lo es!

—No estoy haciendo una sugerencia, Pequeño Don.

Todos los ojos están sobre nosotros, y juro que un par de los hermanos mayores tienen esas sonrisas burlonas. Mis fosas nasales se ensanchan. Si yo fuera cualquier otra persona, no habría duda de que debería encargarme del asesino de mi primo. Pero soy Pequeño Don, el tipo que jamás será como su padre.

—No crees que pueda hacerlo, ¿verdad?

Shawn se levanta los lentes oscuros y revela las dos lágrimas tatuadas bajo su ojo: las dos personas que mató.

—¿Alguna vez le has disparado a alguien, Pequeño Don?

Siento que me encojo. El hecho es que ni siquiera he apretado un gatillo jamás.

—No.

—¿Tienes un arma?

—Puedo conseguirla…

—Dije: ¿tienes un arma?

Aprieto la mandíbula.

—No.

Shawn se acomoda otra vez los lentes oscuros.

—Me lo imaginaba. Nosotros nos encargaremos.

—Débil —dice P-Nut, detrás de una tos falsa. Los hermanos mayores sonríen con gesto de superioridad. No soy más que una broma para ellos.

Regreso hecho una furia a la iglesia. Encontré a Dre con balas en la cabeza. Lo mínimo que podría hacer Shawn es dejar que yo me encargue del tipo que lo mató.

Pero no. Sólo soy un niño pequeño que no puede estar a la altura del nombre de su padre.

Algún día voy a demostrarles a todos esos imbéciles que están equivocados. Créeme.

Apenas miro hacia dónde voy y casi me estrello con alguien.

—Mi error.

—¿Mav?

Es la voz más dulce que conozco.

Lisa se hizo un moño con las trenzas y lleva un vestido negro. Después de lo que le hice, está aquí, en el funeral de mi primo, en su banquete final.

—Te estaba buscando —dice ella—. Moe me dijo que habías salido y… ¿estás bien?

—Sí. Todo bien.

Lisa me analiza con toda atención. Tengo la sensación de que no se lo cree.

—¿Quieres salir a caminar?

Asiento con la cabeza.

Lisa toma mi mano entre las suyas y dejo que me aleje de la iglesia.