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El regalo de Cristina

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La vida podríamos llegar a pensar que nos premia o nos castiga, todo depende de cómo veamos cumplidos o no nuestras metas y deseos, pareciera que se trata de una simple cuestión de suerte, el azar nos lleva por esos caminos de Dios experimentando muchas situaciones, algunos nacen en cuna de oro, otros nacen en pesebre de paja, la vida es un gran misterio, sin embargo para la familia Ramírez la vida ha sido sonriente, Pedro siendo cabeza y jefe del hogar es un médico exitoso, nunca conoció de carencias, se crió en un hogar donde nunca faltó nada, su padre otro médico, fundó una clínica privada donde actualmente y por herencia es poseedor de la mayoría de sus acciones, su consultorio vive lleno de mujeres, después de todo la belleza es un don con el que algunas nacen y otras luchan por alcanzar, como cirujano plástico ha ayudado a muchas damas de sociedad a verse atractivas siempre que ellas cancelen sus elevados honorarios.

En el hogar de los Ramírez existe solo una niña, su madre siguiendo el culto a la belleza y la conservación del cuerpo terrenal, después de tenerla pasó por la mesa de cirugías de su esposo varias veces y no está dispuesta a perder la inversión con un nuevo vástago en el hogar, así Cristina, la única hija de ese matrimonio, goza de ser la única princesa en su casa, su mundo está lleno de sueños y fantasías, sus días transitan entre muñecas importadas, juegos de video, un costoso teléfono inteligente que su padre sustituyó por el nuevo modelo y se lo dio para ver en youtube los videos de muñecas, en la mañana va al colegio, en las tardes asiste a sus clases de piano y en las noches si la apretada agenda social de sus padres lo permite, comparte con ellos en la sala de la casa, tratando de sumarlos a sus juegos, después de todo tiene solo seis años.

Hola, ¿Quién está por aquí? –Dijo Pedro llegando a su casa con una gran sonrisa en sus labios- ¿es que no viene nadie a recibirme?

¡Papá! –se escuchó en el fondo de la casa la voz de Cristina- que alegría que hayas llegado, te he estado esperando toda la tarde, cada día estas llegando más tarde a la casa.

Son sacrificios necesarios hija –tomándola en sus brazos- sabes bien que papá debe trabajar muy duro para que podamos tener todas las cosas que hay en la casa, además de nuestros viajes que tanto te gustan.

Sí papi, yo lo sé –con voz de tristeza- pero yo quisiera que compartiéramos más tiempo juntos, yo aquí sola en la casa me aburro mucho, no tengo con quien jugar, ven –le dijo bajándose de sus brazos y tomándolo por una mano- vamos a jugar con mi casita de muñecas, tú serás Kent y yo seré la Barbie.

Por favor amorcito, deja que papá llegue a su casa –dijo con voz de cansancio- llevo todo el día fuera trabajando, necesito darme una ducha y cenar.

¿Te fijas? Aquí todo el mundo está cansado, mamá aún no llega, está con sus amigas en una de esas reuniones aburridas.

No digas eso –le dijo Pedro- tu mamá va a esas reuniones de la beneficencia y ayudan a mucha gente que no tiene recursos, sabes que ya estamos cerca de las navidades y ella todos los años organiza una recolecta para llevarle juguetes a los niños de pocos recursos, ¿por cierto, que vas a pedirle este año a papá Noel?

No lo sé aún papá –colocándose las manos en la cabeza- estuve viendo la nueva muñeca que le hacen propaganda en la televisión, también me gusta el nuevo aparato de juegos de video, pero si te digo lo que más me gustaría creo que tu y mamá no van a querer complacerme.

Pues mientras no nos digas que quieres, nunca podremos adivinarlo, a ver –le dijo Pedro tomándola de las manos- dime que es ese regalo tan misterioso que esperas este año, ¿un viaje, una mascota, un juguete o todas las anteriores? –Soltando una gran carcajada- cuéntale a papá.

Verás papá, yo lo que en verdad deseo con todas mis fuerzas, es un hermanito o hermanita –le dijo mientras lo abrazaba- me siento muy sola y no tengo con quien jugar nunca, yo te prometo que lo voy a cuidar y a querer mucho.

Pues sabes que esta conversación la hemos tenido muchas veces, mamá y yo no estamos preparados para darte un hermanito, las cosas que hacemos nos permiten vivir bien a los tres, pero una persona más en la casa es una gran responsabilidad y un niño requiere de mucha atención, la verdad es que no estamos listos y fíjate, tu lo tienes todo, los juguetes que pides, los viajes de las vacaciones, pienso que somos muy felices así.

Lo sé papá, ustedes me dan todo lo que pido, por eso este año quiero pedirles un hermanito o una hermanita, lo que Dios disponga y papá Noel quiera enviarme de regalo.

En ese momento mientras padre e hija sostenían tan importante conversación en la sala de la casa, llegó Emma, la madre de Cristina.

Caramba, que alegría que hayas llegado más temprano hoy a la casa –le dijo a Pedro mientras lo abrazaba y le daba un beso- yo acabo de terminar la reunión de la beneficencia, este año va a estar fabuloso, tendremos muchas cosas en el bazar y pienso que vamos a recoger mucho dinero para juguetes y muchos donativos.

Hola mami –le dijo Cristina parada casi frente a ella- estaba conversando algo muy importante con mi papá.

Déjame terminar de llegar a la casa, vengo exhausta –mirando hacia el techo y suspirando- creo que necesito un buen vaso de whisky con bastante hielo para refrescarme.

Somos dos, yo me apunto –dijo Pedro mientras se dirigía hacia en bar de la casa a escoger entre su colección de licores- hoy ha hecho mucho calor a pesar de que estamos comenzando el mes de diciembre, el trópico no perdona.

Pero será posible que cuando tengo algo importante que decir nadie quiere escucharme –dijo Cristina con los brazos cruzados y visiblemente molesta- estábamos en una conversación muy importante.

Lo sé hija –le dijo su padre- deja que sirva unos tragos para tu mamá y yo antes de seguir conversando.

¿Y de que se trata tanto misterio? – Dijo Emma con cara de asombro- a ver necesito que me lo cuenten.

Es que yo este año quiero que me regale papá Noel en navidad un hermanito –dijo con los ojos inundados de lagrimas que estaban por comenzar a recorrer sus mejillas- me siento muy sola.

¡Dígame eso! –le dijo su madre aún más asombrada con tal solicitud- y yo que estaba esperando que pidieras la muñeca que habla que vimos en la televisión o que dijeras que querías ir de nuevo este año a Disney, eso ya es mucho lo que estas pidiendo, ¿no te parece?

Pero mamá –con voz temblorosa y subiendo el tono- todas mis amigas ya tienen un hermanito o una hermanita y yo tengo que vivir sola en mi casa, ¿será que tengo que pasar toda mi vida sola? –y de inmediato salió corriendo para su cuarto entre sollozos- nadie me entiende.

Luego de retirarse a su cuarto Cristina, visiblemente triste, sus padres se quedaron en la sala viéndose a los ojos y conversando sobre lo sucedido.

La niña parece que está muy decidida a querer tener un hermano –dijo Pedro mientras sostenía su vaso de whisky y miraba a su esposa con rostro de preocupación- es algo que deberíamos pensar en serio.

No digas tonterías, sabes bien que esto lo hemos conversado varias veces –dijo Emma sentándose en el sofá- este año a duras penas nos alcanzó el dinero para viajar a visitar a tu hermano en Houston, la situación del país está muy mal, ella no debería de quejarse tanto, tiene de todo, estudia en el colegio más caro de la ciudad, vive rodeada de lujos –señalando la sala de su casa llena de esculturas y obras de arte de reconocidos pintores- varias veces conversamos que es mejor la calidad que la cantidad, a ella ahora le podemos dar todo lo que pida, pero con un hermanito o hermanita más en la casa, quizás ese año no podremos viajar de vacaciones.

Yo no lo veo así, quizás sea porque me crié con dos hermanos más, tu eres hija única y vez las cosas diferentes, pero para nuestra hija, debe ser difícil estar sola en la casa mientras yo trabajo y tu atiendes tus compromisos sociales –dijo Pedro con cara de tristeza-, deberíamos pensarlo un poco.

No creo que debamos tener de nuevo esta conversación, además, tú dices que mis compromisos sociales, pero bastantes clientas te he enviado a tu consultorio, todas mis amigas se han hecho los senos contigo y de ese dinero han salido varios de nuestros viajes al exterior, incluyendo las vacaciones en Disney de la niña.

No se trata de echarnos en cara las cosas –le dijo a su esposa- es de pensar en el resto de la vida de nuestra hija, sus primos se fueron a vivir en el exterior por la situación del país, a ti solo te queda tu mamá, mis padres ya fallecieron, ¿Qué estamos esperando, que nuestra hija pase el resto de sus días sola y sin familia cuando este grande?

Claro es fácil decirlo, la que tiene que llevar la barriga nueve meses encima soy yo, debiste decirme eso antes de hacerme los senos, la liposucción y todas las cosas que me has hecho para tener y exhibir una esposa bella –dijo pasándose las manos por el cuerpo- o acaso quieres verme gorda y con celulitis.

La verdad yo te amo como te veas, tanto como amo a nuestra hija, sabes bien que todo mi trabajo y sacrificios los hago con gusto por ustedes –le dijo Pedro tomándola de la mano- solo quiero que lo pensemos bien, es una decisión muy importante para nosotros y en especial para nuestra pequeña hija.

Finalmente terminaron la conversación, la rutina de la vida moderna es muy pesada, es difícil levantarse tan temprano en la mañana, pasar todo el día en la calle trabajando y llegar tarde en la noche para sostener una conversación que requiere tanto consumo de energía con el cuerpo cansado, la vida que llevamos no nos deja espacio de tiempo ni disposición anímica para tratar los asuntos más importantes, estamos acostumbrados a llevarla aceleradamente, que todo salga rápido en la misma forma que necesitamos que todo transcurra, la comida, el baño, la misma comunicación sumida a una síntesis horrorosa de ciento cuarenta caracteres a la que nos tiene acostumbrados las redes sociales y los sistemas de mensajería instantánea de nuestros teléfonos, sin darnos cuenta estamos frente a nuestra pareja o nuestros hijos y esperamos que en dos palabras se defina lo que tratamos de comunicar, ya nadie resiste más de diez minutos de conversación.

Los días transcurrieron y en la casa de los Ramírez no se volvió a tocar el tema, Cristina no por ello dejó de pensar en eso, en el colegio conversando con sus amigas durante los recesos siempre les preguntaba por sus hermanitos, a que jugaban, quien era el más tremendo, a quien le rayaron su cuaderno de las tareas y no dejaba de desearlo con todas sus fuerzas.

El día sábado la familia de Cristina fue invitada como muchos fines de semana a una reunión con los colegas médicos de su padre, esta vez en casa del doctor Jacinto Gutiérrez, un reconocido pediatra e investigador científico, varias parejas asistieron con sus hijos y era un momento propicio para que la pequeña de la casa socializara con otros niños, mientras ellos juagaban en el jardín trasero, sus padres en torno a la parrillera dialogaban sobre los últimos avances de la medicina, los aumentos en las tarifas de las consultas, los precios de los insumos y las damas sentadas en sus cómodas butacas charlaban sobre cosas más efímeras como la moda, los vestidos y las curiosidades del mundo de la farándula.

En medio de la música de fondo y la algarabía de los más pequeños corriendo en el jardín, se escuchó el grito de una niña, era Sara, la hija del doctor Erasmo, uno de los invitados.

Se cayó Cristina –gritó a viva voz para que todos a su alrededor la escucharan- ayuda, esta tirada en la grama.

Su padre Pedro soltó el vaso que sostenía en su mano casi dejándolo caer sobre una de las mesas al tiempo que salió corriendo al encuentro de su hija, quien yacía sobre el césped pálida y sin moverse.

¡Hija, que te ocurre! –Le dijo mientras la sostenía en sus brazos y observando su palidez en el rostro- reacciona –le dijo dándole unas palmadas en la cara- parece que se le bajó la tensión.

A verla, déjame revisarla colega –le dijo el doctor Jacinto, dueño de la casa y casualmente, pediatra- no parece nada grave, mira ya está abriendo los ojos –le dijo señalándola- que alguien me traiga un vaso con agua y una cucharada de azúcar –dijo volteando la mirada hacia donde se encontraban sentadas las damas- la niña necesita algo de energía.

¡Dios mío, es la primera vez que le pasa algo así! –dijo exclamando y sin dejar de verla- ¿Cómo te sientes hija, que te ocurre? –Le dijo Pedro preocupado- ¿te tropezaste con algo mientras corrías?

No papá, yo estaba jugando con mis amigas y de repente me caí, las piernas me fallaron, me siento muy débil y mareada –le dijo a su padre con voz tenue- creo que algo que comí me cayó mal.

No creo que deba ser eso –dijo el doctor Jacinto- la niña se ve muy pálida, ¿ha comido bien hoy?, ¿durmió bien anoche, ustedes han notado algo extraño en ella?

La verdad comió y durmió bien, ella lleva una vida muy sana y tranquila –dijo Emma que ya estaba cerca de ellos- es la primera vez que nos ocurre esto.

Sería aconsejable que el lunes me la lleven a la clínica para hacerle unos exámenes, no es normal que estas cosas pasen –dijo Jacinto- los niños rara vez se desmayan sin algo que sea la causa, llévenla a la clínica y descartamos cualquier cosa para quedarnos tranquilos.

Ese mismo lunes Emma acudió a la clínica para la consulta de Cristina con el doctor Jacinto, su padre Pedro que también atendía en un consultorio cercano, se acercó para ver cómo evolucionaba todo, después de todo siendo dueño de la clínica, la ciencia estaba a la disposición de la pequeña paciente.

Después de ese día tocó esperar los resultados de los exámenes, la niña continuaba presentado malestar, fatiga, cansancio y pesadez, debiendo dejar de asistir al colegio mientras se conocía cual pudiese ser la posible causa y una semana después llegó el momento de develar el misterio, el doctor Jacinto citó a los dos padres para darles los resultados y fue enfático en la asistencia de ambos, dejando un ambiente de suspenso en dicha cita.

Buenas tardes colega y amigo –le dijo Jacinto a Pedro- mis saludos para ti también Emma, los quise citar a ambos para darles los resultados por lo delicado de esto y lo importante de que ustedes como pareja estén conscientes de lo que viene.

Por favor Jacinto –le dijo Pedro visiblemente preocupado- dinos de una buena vez que está pasando, me tienes aterrorizado.

No es nada de que morirse, pero sí de tomarlo muy en serio ya que la vida puede estar por cambiarles, la pequeña Cristina tiene una rara variedad de anemia según todas las pruebas de laboratorio que hemos realizado, esto lo he consultado con otros colegas y hemos llegado a la misma conclusión, ella necesita un tratamiento de mantenimiento de por vida para la enfermedad que la está aquejando.

¡Pero Jacinto! ¿Cómo puede ser eso? Siento que me voy a morir –dijo Emma con lagrimas en sus ojos- me quieres decir que mi hija está condenada a vivir con una enfermedad.

Así es amiga –le dijo Jacinto- ella tendrá que vivir de por vida con lo que tiene y si se sabe cuidar, llegará a vieja con eso sin mayores problemas.

Dicho esto, Emma no soporto tan terrible noticia y se desmayó allí frente a ellos cayendo largo a largo en el piso del consultorio.

¡Emma! –Gritó Pedro- solo esto nos falta, ayúdame Jacinto, necesito levantarla y llevarla hasta la cama del consultorio.

Yo te recomiendo que le hagamos unos exámenes también a Emma –le dijo Jacinto- tampoco es normal que se haya desmayado, mírala, esta tan pálida como lo estuvo Cristina el día que se cayó en mi casa.

Tienes razón, déjame llamar a laboratorio para que me envíen a alguien y tomarle unas muestras.

Mientras el personal de laboratorio tomaba las muestras y salía del consultorio, Pedro, Jacinto y Emma se quedaron conversando sobre todo lo sucedido, Cristina se había quedado en su casa, la dejaron allí para que no escuchara lo que dijera el doctor y no afectarla con tantas cosas sobre su salud.

Con el permiso de los presentes, aquí traigo los resultados del examen de sangre de la señora Emma –dijo una enfermera del laboratorio, mientras se dibujaba una gran sonrisa en su rostro- espero que estén sentados para darles la noticia.

Yo creo que no soporto una mala noticia más –dijo Pedro colocando sus manos sobre la cabeza- aunque por su sonrisa me confunde.

La noticia es que la señora Emma no tiene nada malo –dijo la enfermera- al contrario, tiene algo maravilloso, está embarazada.

¡Esto es un regalo de Dios! –Dijo Pedro levantándose de su silla y saltando en la habitación del consultorio, es un milagro que nos están enviando mi amor –dijo corriendo a abrazar a su esposa- que felicidad tan grande en medio de este problema, que paradójica es la vida.

En verdad es un milagro y parece cosa de Dios –dijo Jacinto- en el preciso momento que Emma se desmayó, estaba por comentarles que la enfermedad de Cristina tiene curación con un reciente tratamiento creado a partir de células madre, fíjense que los milagros existen.

Al llegar a su casa la pareja de esposos Ramírez, fueron corriendo a reunirse con la pequeña Cristina que juagaba con muñecas en su cuarto, al darle la noticia de su futuro hermanito o hermanita, la niña no dejaba de saltar y dar gritos de alegría mientras sus padres Emma y Pedro la contemplaban abrazados y sin poder contener las lagrimas en sus ojos.

La pequeña Cristina pidió tanto que se le hiciera un milagro en la navidad que Dios decidió complacerla con el mejor regalo del mundo, su tan deseado hermano, un regalo doble ya que con ese pequeño vendría también el tratamiento y la cura de su enfermedad, nada es más puro que el alma de un niño, ellos están más cerca del señor en todo momento y por ende son escuchados más rápido en sus peticiones.

En estas navidades la familia Ramírez tuvo varias lecciones, lo material no construye nuestra felicidad, no debemos sacrificar lo humano, por acumular bienes o tratar de alcanzar metas materiales, la felicidad no radica en las cosas que nos rodean, es el amor verdadero, el cariño y el afecto lo que le da verdadero sentido a nuestras vidas.

¿Qué pediste de regalo este año?