Mountain Hill es un prestigioso urbanismo conformado por lujosas casas de gente adinerada, allí escogieron su residencia afamados actores, exitosos abogados, adinerados empresarios, renombrados médicos y algún importante militar, se vive un clima de tranquilidad y armonía, sostienen muy buenas relaciones entre todos los vecinos superando algunos inconvenientes causados por el perrito de la vecina que orina frente a otra casa, el niño que arranca las flores de otro jardín, el vecino que hace fiestas todos los viernes y otras cosas sin mayor importancia.
Dentro de este exclusivo urbanismo vive la familia Paterson, hijos de migrantes que se quedaron desarrollando sus negocios en el país, Jhon dirige la fábrica de envases de vidrio que una vez fuera de su padre, ha logrado expandir sus negocios con la llegada de la globalización y logra exportar muchos de sus productos, también hace vida activa en su grupo de vecinos y preside la junta del condominio, esa tarde la reunión trata un punto único muy diferente, no se trata de establecer la cuota de pago del mes para los gastos comunes y el mantenimiento de las aéreas verdes, la idea central es coordinar la celebración de la fiesta halloween para los más pequeños.
Buenas tardes vecinos, veo que hemos tenido buena convocatoria en esta reunión, debe ser porque esta ocasión no trata de fijar algún cobro extra del condominio –dijo en forma jocosa Jhon a los asistentes, mientras seguían llegando más vecinos a la plaza de la urbanización- hoy hablaremos sobre la celebración de la noche de brujas o fiesta halloween.
Quiero felicitar a nuestro vecino –dijo Pedro uno de los asistentes- es una excelente iniciativa, muchos tenemos niños pequeños y esta es una etapa muy bonita en sus vidas.
Si, ya que nos reunimos con cierta regularidad, es bueno también socializar –dijo la señora Pamela- así los niños se conocen, comparten y en un futuro estrechan sus lazos de amistad.
Pues han acertado todos –les afirmó Jhon acotando sobre los comentarios que surgían- para eso estamos aquí, ahora tenemos que ponernos de acuerdo quienes van a conformar los comités, yo propongo un comité de decoración que se encargue del ornamento de la plaza, uno de regalos para manejar una sola idea de los regalos que le vamos a ofrecer a los niños en cada casa que visiten, así todos recibirán regalos del mismo valor y ninguno se sentirá mal, por último un comité de animación que estará al final del recorrido en la plaza y relatará la historia de la tradición.
Me parece fabuloso vecino –exclamo Sam uno de los vecinos al tiempo que se ponía de pie- yo me ofrezco para el grupo de animación.
Pues parece que hemos llegado a un acuerdo –mencionó Jhon- tu Sam te encargas del grupo de animación, Pedro se encargará del equipo de regalos y la señora Pamela que se encargue de la decoración de la plaza con sus vecinas.
Terminada la reunión cada uno de los asistentes se fue a sus hogares dispuestos a ponerle manos a la obra, solo quedaban días para la fecha, en el hogar de Jhon se encontraba su familia esperándolo para cenar, su esposa Irma, su hijo Peter y su hija Susan, de ocho y seis años respectivamente, ya sentados en la mesa la conversación giró en torno a la reunión de los vecinos.
Cuéntanos Jhon –le preguntó Irma a su esposo mientras le servía la ensalada- ¿en que quedaron los vecinos sobre la celebración del halloween?
Ya tenemos designados los equipos de trabajo –contestó mientras se servía el jugo- tú debes llamar a la señora Irma, hay un grupo de damas que se encargará de adornar la plaza.
¡Vaya! –Exclamo su esposa- si ya me asignaste responsabilidades sin consultarme.
¡Papá! ¿Qué haremos este año para halloween? –Preguntó la pequeña Susan- yo quiero que me regalen muchos chocolates.
Entretanto y mientras se desarrollaba esta conversación en la casa de los Paterson, en un cuarto adyacente a la cocina se encontraba jugando con una muñeca, Carlota, la hija de la mujer de servicio, su madre Evelyn no tuvo con quien dejarla cuidando ese día y la señora de la casa la autorizó a llevarla.
¡Mamá, mamá! ¿De qué están hablando en el comedor? –le pregunto a su madre con mucha curiosidad Carlota- ¿de qué trata esa fiesta, podemos ir nosotras?
Shhhhh silencio niña entrometida jajajaja que te van a escuchar en toda la casa –le dijo Evelyn- esa fiesta no es para nosotros.
Pero estoy escuchando que van a ir muchos niños –le reclamo Carlota en todo de tristeza- yo también quiero jugar.
Tu jugarás donde vivimos, allá en nuestra casa yo veré que hacemos ese día.
No me digas esas cosas mamá –le insistió la niña- sabes bien que luego no hacemos nada y terminamos acostándonos a dormir temprano como siempre.
Siempre nos acostamos temprano porque tu mamá trabaja todos los días desde la mañana –trató de explicarle- además allá están tus amigos.
Si mamá, pero aquí van a repartir chocolates y tu casi nunca me los compras –insistió en tono de reclamo- yo quiero jugar aquí para que me den chocolates.
La conversación entre madre e hija continuó desarrollándose en ese pequeño cuarto contiguo a la cocina destinado en las casas más lujosas para alojar al personal de servicio, pero a pesar de tratar de conversar de la manera más discreta entre ellas, no pudieron evitar que Jhon desde su lugar en el comedor, escuchara parte de la conversación, horas más tarde y antes de disponerse a dormir, decidió compartir con su esposa la inquietud que le quedo sembrada sobre aquellas palabras de la niña Carlota.
Quiero comentarte algo Irma, hoy durante la cena no pude evitar escuchar la conversación entre la señora Evelyn y su hija.
Si quieres le digo que no vuelva a traerla –lo interrumpió de inmediato- si te molestó eso discúlpame, ella me pidió permiso porque no tenía con quien dejarla, pero no volverá a suceder.
¡No! De ninguna manera quise decir eso –exclamó de inmediato Jhon- lo que te quiero decir es otra cosa, las palabras de la niña me dejaron pensando muchas cosas.
A ver –le dijo Irma viéndolo a los ojos- que misterio te traes entre manos ahora, ¿Qué parte de lo que dijo una niña deja pensando al exitoso empresario?
Pues fíjate, estaba pensando que muchos niños como ella no pueden celebrar y divertirse como nuestros hijos, hasta comprar un chocolate para esa gente es salirse del presupuesto del mes por sus escasos recursos, la niña trató de decirle a su madre que ella también quería venir a la fiesta y comer chocolates.
¿Y en que termina esto? ¿Quieres regalarle unos chocolates a Carlota o invitarla a nuestra fiesta halloween? Yo no tengo problemas en eso, pero debe haber vecinos un poco más delicados con eso de mezclar sus hijos con los de los empleados, sabes bien que hay gente clasista.
Lo sé muy bien –le asintió Jhon- no pretendo crear un conflicto social ni cambiarle la mentalidad a algunos de nuestros vecinos pero creo que tengo en mente una buena propuesta para después que pase la fecha de halloween.
Después de eso vienen las navidades –dijo con cierto tono de asombro- ¿Qué idea tienes en mente?
Ya verás –le dijo sin terminar de contarle lo que le pasaba por la mente- en la próxima reunión de vecinos lo plantearé.
La celebración de halloween fue todo un éxito, después de todo, los vecinos de Mountain Hill siempre han sido unidos y conforman un excelente grupo de trabajo para realizar sus tareas comunes, días después Jhon convocó a sus vecinos para una nueva reunión.
Estimados vecinos –comenzando sus palabras- me alegra que estemos aquí la mayoría, esta ocasión quiero plantearles algo muy especial.
A ver Jhon cuéntanos de que se trata –dijo Natan el vecino de la casa de atrás- ¿Qué nueva sorpresa nos tienes?
Fíjense, muchos de nosotros aún comentamos sobre la estupenda reunión de halloween que tuvimos, creo que no hay alguien en la urbanización que diga alguna crítica negativa, todos los niños se divirtieron y nosotros los adultos tuvimos también una excelente oportunidad de compartir.
Si jajaja aún recuerdo que te gané en la carrera de sacos que hicimos en esta misma plaza –dijo el señor Carlos, padre de Anita, amiga de la hija de Jhon- seré el campeón hasta el próximo año que alguien logre ganarme.
Si Carlos, todos nos divertimos mucho, pero yo no he dejado de pensar que toda esta felicidad nuestra debería de alguna manera también tener algún impacto sobre los que nos ayudan a diario para hacernos la vida más fácil y estoy hablando de nuestros empleados, cocineras, jardineros, amas de llaves, choferes, niñeras y otros.
Eso es cierto vecino –dijo la señora Fátima- ¿pero creo que además del salario que les pagamos no podemos hacer mucho más por ellos?
Yo creo que si podemos hacer algo más –le dijo a su vecina Jhon- y les traigo una propuesta, ya se acercan las festividades decembrinas, muchos de nuestros empleados no tienen para comprar las cosas que sus hijos les piden, ropa, juguetes y demás regalos, yo propongo que con esa misma buena energía que nos reunimos para realizar nuestras actividades, ahora planifiquemos una para ellos, hagamos un censo de nuestros empleados y sus niños pequeños, para hacerles una fiesta de navidad y entregarles juguetes aquí en nuestra plaza.
Me parece muy buena idea –dijo Fátima con una gran sonrisa en su rostro- no podemos ayudar a todos los niños del mundo, pero a ellos que son hijos de nuestros empleados les podremos dar un día de alegría.
No nos cuesta nada hacer eso, cada quien pone el numero de juguetes según el número de hijos de sus empleados, uno de nosotros se disfraza de Papá Noel, contratamos un carrito de palomitas de maíz, eso no representa nada para nosotros y será mucho para ellos.
Aquel día de la fiesta infantil para los empleados, Carlota se encontraba con su madre Evelyn, ambas sentadas en un banco de la plaza mientras compartían sus palomitas de maíz.
¿Te fijas mamá? –le dijo Carlota a su madre mientras sostenía en sus manos una muñeca- aquí también hacen fiestas donde podemos venir nosotras, son muy divertidas, hasta vino Papá Noel y me adelantó mi regalo de navidad.
Si, te regaló una muñeca muy linda como la que tú querías, no la saques de su caja para que la destapes después de la cena de navidad.
¿Y por qué no puedo hacerlo ahora mamá? Yo quiero jugar con mi muñeca –le inquirió en tono triste – él ya me la dio.
Sí, pero los regalos que trae Papá Noel solo deben abrirse en navidad.
Aquel fue un día especial para muchos niños, mucho más para Carlota, su madre ese año no tenía para comprarle un regalo, muchos niños se quedan sin regalos en la noche de navidad, somos afortunados aquellos que siempre los recibimos y que también podemos dar a nuestros hijos, en estas navidades regala algo, déjale una sonrisa a un niño.
Lo que a ti te sobra, a otros les hace mucha falta.