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Somos polvo cósmico

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En algún punto a miles de kilómetros de distancia en el espacio, se encuentra la estación espacial internacional (EEI), un proyecto conjunto entre varias naciones que pretende servir de gran laboratorio para la investigación, en ella habitan de forma temporal cierto número de astronautas de diversos orígenes de acuerdo a la nación que participa en el programa, cuando se acerca el mes de diciembre, también en la estación espacial hay quienes en esas fechas tan especiales gustan recordar el sentido que tienen, te invito a realizar un viaje conmigo hasta el espacio y por un momento compartir con ellos de manera imaginaria dicha experiencia.

¿Qué hora tienes Roger? –Dijo Andrew, uno de los científicos a su compañero de cabina- estoy pensando que tenemos tiempo de compartir una conversación antes de comenzar el mantenimiento de los filtros de aire en el laboratorio.

Apenas son las 1300 horas, tenemos tiempo libre antes de iniciar nuestra tarea vespertina –le dijo Roger a su compañero, con una gran sonrisa y ansioso por saber que se trae entre manos- ayer conversábamos sobre tu viaje de vacaciones al Caribe, sus playas, los casinos, las tiendas de marcas, lo divertido que fue para ti subirte en el colchón inflable tirado por la lancha, ¿de qué hablaremos hoy?

Pues fíjate que estoy pensando que se acerca la noche de navidad, yo soy católico y estoy acostumbrado a celebrarla con una cena en familia –le dijo Andrew-, también esa noche los más pequeños del hogar, mis hijos y sobrinos, reciben sus regalos de Papá Noel como es la tradición.

Si, es una tradición muy bonita, yo no soy muy religioso, pero en mi casa acostumbramos cenar y compartir en familia también, aquí en la estación hay otros compañeros que quizás no tengan esas mismas tradiciones, sería interesante como forma de intercambio cultural que nos reuniéramos a cenar y les habláramos sobre esa tradición, ¿Qué te parece la idea?

Me parece fabulosa –asintió Andrew- vamos a proponerle al grupo que hagamos esa actividad.

La noche de navidad llegó al día siguiente, la convocatoria de Andrew y Roger surtió efecto, después de todo no hay muchas cosas por hacer en el espacio y esta es una buena oportunidad para romper la rutina, algunos de ellos recibieron mensajes muy temprano de parte de sus familiares y retransmitidos desde el sistema de comunicaciones de la NASA, no faltaron los buenos deseos y algunas palabras enternecedoras de parte de sus hijos, después de todo somos humanos antes que científicos y para varios de ellos ésta es su primera navidad lejos de sus hogares.

A pesar de estar todos dentro de la misma nave, en ocasiones es difícil vernos reunidos –dijo Roger dando inicio a la reunión de carácter especial de ese día- ayer conversando con nuestro compañero Andrew acordamos discutir con ustedes sobre una tradición que se celebra en muchos países, como lo es la cena de navidad.

La verdad he leído mucho sobre el tema –dijo Akihiro asintiendo con la cabeza en señal de reverencia y afirmación- en mi familia somos budistas, pero la cultura occidental siempre me ha llamado la atención.

En Rusia tenemos costumbres muy similares –dijo Luka en referencia al comentario de Akihiro- nosotros en casa acostumbramos cenar juntos y es una bonita oportunidad para compartir.

Pues fíjense que de todo eso se trata la noche de navidad, es una oportunidad de recordar nuestros aspectos más humanos, meditar sobre el sentido del hombre, de su vida y los valores fundamentales que deben caracterizarnos –acotó Andrew- la solidaridad, la amistad, el amor, el respeto por los demás, la fe y finalmente lo pequeños que somos frente a la gran obra de Dios, sea este como queramos verlo bajo las diversas ópticas que nos imponen nuestras religiones y culturas, ese gran creador que hizo posible todo lo que vemos a nuestro alrededor.

Eso me recuerda a un gran científico contemporáneo –exclamó Akihiro, el tripulante japonés- el Doctor Carl Sagan, quien casualmente trabajó durante años en el programa espacial de la NASA, él hizo reflexiones muy interesantes sobre nuestra presencia en el cosmos.

Veo que en verdad has profundizado sobre nuestra cultura –le interrumpió Roger- al punto que conoces personas relevantes de nuestro programa espacial.

Si, desde pequeño soñé con ser astronauta, creo que mi vida giró en torno a esa gran meta siempre –le decía Akihiro a su compañero mientras sus ojos miraban hacia arriba como quien se inspira para recordar algo muy grato- Carl Sagan nos dejó un legado muy importante, en lo personal creo que más allá de sus descubrimientos científicos, son sus reflexiones lo que hace destacar su pensamiento, el decía “El nitrógeno presente en nuestro ADN, el calcio de nuestros dientes, el hierro de nuestra sangre, el carbono en las tartas de manzana... todos fueron creados en el interior de estrellas que chocaron entre sí. Estamos hechos del material de las estrellas”, en pocas palabras estamos hechos de polvo cósmico, como todo lo que ahora nos rodea en el universo, somos tan pequeños como una diminuta partícula de arena allá en la tierra.

Definitivamente compañero, pero ahí se encuentra el gran milagro, esa pequeña partícula aloja en su interior una luz que la ciencia no ha logrado determinar de dónde viene –dijo Andrew- ese es nuestro gran misterio.

¿A qué te refieres? –Le preguntó Andrew visiblemente contrariado- la ciencia ha logrado darle respuesta a la mayoría de las incógnitas.

Casi todas amigo –le respondió- pero aún no le consigue resolución a la más importante, el origen de nuestro espíritu, esa es la luz que da la vida y que nos diferencia del resto de los seres vivientes en nuestro planeta.

Esto se pone muy interesante compañeros –les dijo Luka- la eterna lucha entre la ciencia y la fe, a propósito de eso el científico que comentamos dijo que el primer logro del hombre fue su duda, aludiendo al pensamiento científico y el primer error fue su fe, refiriéndose a las religiones, como todo científico le daba una explicación razonable a todo en su entorno sin dejar nada a la imaginación.

Desde luego la ciencia es la base de todo, gracias a ella estamos aquí reunidos –respondió Andrew- sin embargo y a pesar de que esta entretenida conversación tiende a desviarse, volvamos a su comienzo, la noche de navidad, más que celebrar un evento religioso, con el nacimiento de Jesús de Nazaret, nos llega un mensaje de esperanza, asómense por la ventana –les dijo señalando a nuestro planeta en la distancia- ¿Cuántos millones de personas tenemos allí abajo? Cuántas guerras, cuantos tiranos, cuantos ladrones, cuantos héroes, personas que luchan todos los días por tratar de destacarse, ser importantes, por tratar de trascender y vean, que pequeño es nuestro planeta frente a la inmensidad del cosmos, frente a eso somos una partícula minúscula, casi despreciable, esa reflexión la hizo Sagan, ¿Qué sentido tiene tanto odio, tantas guerras? Si todos compartimos nuestro espacio dentro de esa minúscula partícula de polvo cósmico, un día como hoy Jesús llegó al mundo para traernos un mensaje de amor y hermandad, tal como estamos aquí sentados, ¿ustedes creen que esta reunión era posible por allá en el año 1942? En plena guerra mundial, rusos, americanos, japoneses, todos sentados en la misma mesa cenando y conversando sobre lo más sublime del ser humano, su esencia y su espíritu.

Les voy a confesar algo muy personal compañeros –exclamó Roger visiblemente afectado por sus sentimientos y con los ojos inundados de lagrimas que luchaban por escapar- esta es una navidad que jamás olvidaré, es muy distinta a todas las que he vivido en todos sus sentidos, primeramente por el lugar en que nos encontramos y luego porque sin cena navideña, sin regalos, sin música de coros y sin mi familia, he tenido junto con ustedes las mejores reflexiones de mi vida.

Dicho esto los astronautas se abrazaron y brindaron con sus vasos de jugo, al tiempo que sonreían y miraban por la ventana de la estación nuestro único planeta y único lugar donde hasta hoy podemos vivir.

No necesitamos de muchas cosas para celebrar esa fecha tan especial, solo necesitamos recordar su verdadera esencia, la que nos hace humanos y poseedores de esa luz que llamamos espíritu.

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