Mike no estaba de buen humor cuando por fin aparcó en frente de su casa. Eran más de las tres de la mañana, estaba cansado, cabreado porque un idiota había decidido intentar cargarse a su mujer media hora antes del final de su turno y el doble de enfadado porque hasta el momento nadie había visto a Irwin. Cuando vio a Sage apartar la cortina, antes de salir al porche para decir su nombre, Mike consideró ignorarle. La única razón por la que no lo hizo fue que Sage le seguiría a casa e insistiría en que fuera a la suya para encontrarse con quien fuera.
—Deberías estar durmiendo —refunfuñó Mike después de caminar hasta él.
—Quizás. Pero esto es importante.
—Será mejor que lo sea. Vale, déjame conocer a tu amigo, puedes explicar por qué necesito hacerlo y después… —Mike abrió los brazos.
Sage asintió, apartándose para dejar que Mike entrara en el salón de su casa, que estaba vacío.
—¿Tu amigo está jugando al escondite? —gruñó Mike.
—No. Está aquí. Los dos lo están. Tú… —Sage cogió aire profundamente—. Tú no puedes verlos, pero yo sí. Tienen algunas cosas que necesitan decirte, a través de mí.
—Mierda, no estoy de humor para tus juegos de fantasmas. —Mike se dio la vuelta para irse.
—Brody dijo que te preguntara si te acuerdas de la noche que los dos fuisteis a un bar, después de haber cerrado el caso en el que estabais trabajando.
Mike se quedó congelado.
—¿Brody Ellis? Está muerto.
Sage inclinó la cabeza como si estuviera escuchando a alguien antes de responder:
—Los dos estabais en ese bar y un par de damas se acercaron a vosotros. —Hizo una pausa—. Vale, un par de mujeres. Dice que no tenían casi nada de damas. Estaban intentando ligar con vosotros. Una dijo que se llamaba Cece. La otra era…
—Piper —dijo Mike, poco más alto que un susurro—. Y sí, de damas tenían poco. No querían aceptar un no por respuesta cuando les dijimos que no estábamos interesados. —Tragó saliva con fuerza—. Si de verdad está aquí, si esta no es alguna broma loca por tu parte, aunque no sé cómo hubieras descubierto eso, pregúntale… Tenía un amuleto que llevaba con él a todas partes. ¿Qué era?
Mike sabía que nunca se lo había contado a nadie que hubiera trabajado con él, decía que no quería que los chicos se burlaran de él. Pero se emborrachó esa noche en el bar y se lo contó a Mike, diciendo que era la razón por la que habían resuelto el caso y terminado de una pieza. Después le hizo jurar a Mike que mantendría la boca cerrada.
Tras un momento, Sage dijo:
—No era un amuleto. Era un escorpión diminuto que tenía tatuado en el tobillo. Se lo hizo cuando estaba en el instituto. Dos días más tarde tuvo un accidente de coche y fue el único que sobrevivió.
Mike aspiró.
—No hay forma de que hubieras podido saber eso, Sage.
—¿Entonces me crees si te digo que él y Jon están aquí?
—No tengo otra opción, ¿no? Sí, están aquí.
* * * *
—Al menos está dispuesto a aceptar que existimos —dijo Jon—. Sage, por favor, dile lo que te hemos dicho.
Con un asentimiento, Sage dijo:
—Jon y Brody fueron a casa de Grant Newton esta mañana para ver si podían encontrar algo que explicara por qué Newton podía haber querido matar a Jon.
—¿Y encontraron algo? —preguntó Mike rápidamente.
Después de una negación por parte de Jon, Sage respondió:
—No. Después, esta tarde han ido al lugar donde Newton trabaja. Es contable, por cierto. Tampoco han encontrado nada allí.
Brody dijo:
—Dile que la razón por la que hemos ido es porque Jon salió con Newton un par de veces, aunque probablemente ya lo sabe si estaba en el Far Horizon.
Sage le dijo a Mike lo que había dicho Brody.
—Sí que descubrí eso —respondió Mike.
—Pensamos —continuó Brody— que Newton o uno de los otros dos hombres que estuvieron con Jon y él hace como un mes pudieron haber pensado que Jon les había hecho fotos y no les gustó la idea. Eso basándonos en el hecho de que Jon no tenía su teléfono después de su asesinato. —Sonrió un poco—. Podríamos estar sacando conclusiones precipitadas, pero, como no está, igual que el portátil de Jon, es una posible razón por la que uno de ellos podría haberle matado
Después de que Sage le dijera a Mike lo que había dicho Brody, este asintió.
—Un posible escenario. Ahora tengo algo que deciros. —Miró hacia el sofá donde estaban sentados Jon y Brody, aunque Jon sabía que no podía verlos—. A Grant Newton le han asesinado esta tarde alrededor de las seis. El presunto asesino es un tal Thomas Irwin, que estuvo en el club con usted y Newton, señor Watts, ambas veces.
Jon ahogó un grito.
—¿Asesinado? —Miró a Brody, que parecía tan sorprendido como él. Después procesó las palabras de Mike—. ¿Ambas veces?
Cuando Sage le dijo a Mike lo que Jon había preguntado, Mike respondió:
—Sí. La segunda vez fue la noche de su asesinato, señor Watts.
—Dile que no recuerdo nada de eso. Del día entero de mi muerte —le dijo Jon a Sage—. Y dile que me llame Jon. —Sage lo hizo.
—¿Nada en absoluto? —preguntó Mike—. Vale. Por lo que he descubierto, Irwin y Newton llegaron al Far Horizon a las nueve y cuarto y las nueve y veintiún minutos la noche en la que te mataron, Jon. Tú llegaste a las nueve y media. Todo esto según el vídeo de seguridad de la puerta principal. Te fuiste a las once menos veinte. Irwin se fue tres minutos antes que tú y Newton cinco minutos después. ¿Eso te suena de algo?
—No —dijo Jon lentamente, con el ceño fruncido.
—Piénsalo, Jon —dijo Brody—. Intenta imaginártelo.
Mike miró a Sage, que se encogió de hombros y le dijo:
—Brody está intentando que Jon recuerde. Dales un par de minutos.
—Si estuve allí —dijo Jon—, debí haber ido nada más salir del trabajo. ¿Pero por qué? No estaba vestido como si fuera a tener una cita. No con esta ropa. —Miró lo que llevaba puesto.
—¿Te llamó Grant antes de que salieras del trabajo? —preguntó Brody.
—No me… —Las arrugas de la frente de Jon se hicieron más profundas y después abrió los ojos como platos—. ¡Sí! Estaba saliendo del restaurante sobre las nueve y cuarto, porque recogemos después de cerrar. Grant dijo que quería verme otra vez. Que… que había estado fuera de la ciudad y acababa de volver y que por qué no nos encontrábamos en el club. Dije que tenía que ir a casa a cambiarme y dijo que no le importaba qué llevara puesto. Tenía… Joder. Dijo que tenía muchas ganas de verme. Usó esas palabras. Muchas ganas. —Jon negó con la cabeza.
Sage se inclinó para susurrarle a Mike lo que estaba diciendo Jon.
—¿Qué pasó cuando llegaste al club? —preguntó Brody.
—Grant estaba allí y pareció alegrarse de verme. Sabía que yo no bebía, así que había pedido un refresco para mí. Estaba en la mesa cuando llegué. Hablamos. Más o menos nos pusimos al día sobre el último mes. Dijo que había estado viajando para la compañía para la que trabajaba. —Jon frunció el ceño y miró a Brody—. ¿Desde cuándo hace eso un contable?
—Es posible, supongo —respondió Brody—. Puede haber estado diciendo la verdad.
—Supongo. De todas formas, hubo un momento cuando se rio y me dijo que si íbamos a seguir viéndonos a lo mejor deberíamos intercambiar direcciones, poniéndolas en nuestros teléfonos.
—Una buena forma de asegurarse de que lo tuvieras contigo, Jon —dijo Mike mientras Sage seguía diciéndole de qué hablaban Jon y Brody.
—Y les hubiera ahorrado tiempo, ya que no tendrían que haber seguido a Jon a casa —respondió Brody, esperando a que Sage se lo dijera a Mike.
—¿Viste a Irwin en el club? —preguntó Mike, asintiendo cuando Sage le dijo que Jon había dicho que no.
—¿Quién es Irwin? —preguntó Brody. Después murmuró—: Ojalá Mike pudiera oírnos. Esta conversación a tres bandos es irritante.
Sage se rio mientras transmitía las palabras de Brody.
—Lo es —estuvo de acuerdo Mike—. Irwin es un traficante de drogas que ha conseguido escapar de la justicia dos veces, antes de pasar un tiempo en la cárcel la tercera vez. Sé cuál va a ser tu siguiente pregunta. ¿Por qué estaban él y Newton juntos en el club la primera vez que Jon fue allí con Newton? Ahora mismo, obviamente, no tengo la respuesta. A lo mejor eran amigos, a lo mejor eran compañeros de negocios. ¿Estaba Irwin allí solo, Jon?
—No. Había otro hombre con él que nos presentó como… Mierda, no me acuerdo del nombre. Actuaban como si fueran pareja. Cuando Grant me pidió salir, dijo que iba a ir al club con unos amigos y que esperaba que eso me pareciera bien.
—Hasta los traficantes de drogas pueden tener amigos —señaló Brody—. Y yo debería saberlo. Pasé tiempo con algunos cuando estaba infiltrado.
Mike asintió después de escuchar a Sage.
—¿Les hiciste alguna foto, Jon?
—No, pero pudieron pensar que lo hice. —Jon le explicó a Sage por qué, y después espero a que Sage se lo dijera a Mike—. Esto es una lata —gruñó Jon—. Pero la otra opción es que Mike no lo sepa todo, y esto es mejor.
—Supón que —dijo Sage reflexivamente—, Newton, Irwin y el otro hombre estaban trabajando juntos, traficando con drogas. A lo mejor… A lo mejor Newton pensó que Jon estaría interesado en unirse a ellos, pero pasó algo esa noche que les hizo cambiar de idea. —Miró a Jon.
Jon frunció el ceño.
—Como que se enteraron de que era demasiado… ¿demasiado honesto para hacer algo como eso? Me acuerdo de que empezaron a hablar de cómo no había nada de malo en tomar drogas por diversión, siempre que solo fuera de vez en cuando. Yo declaré mi opinión bastante firmemente de que la gente que hacía eso era estúpida. Eso pudo haberles hecho pensárselo dos veces, si de verdad habían creído que estaría interesado en involucrarme en su negocio.
—Entonces recibiste la llamada de tu madre, y uno de ellos, probablemente Irwin, pensó que estabas usando eso como una excusa para hacerles fotos por alguna razón —dijo Brody.
—Eso definitivamente les preocuparía —estuvo de acuerdo Mike después de que Sage le retransmitiera la conversación—. ¿Por qué esperaron tanto tiempo para hacer algo al respecto?
—Cuando conocieron a Jon, no sabían dónde trabajaba o vivía. Grant solo tenía su número de teléfono. —Sage miró a Jon, que asintió—. Y Jon no era mucho de ir a clubes, así que encontrarle en uno no era una opción.
—Como acabas de decir, Newton tenía su número de teléfono. Podía haberle encontrado de ese modo.
—Vale. Otra opción —dijo Sage—. Newton no estaba implicado en el tráfico de drogas de Irwin. Eran amigos y nada más. Cuando Irwin pensó que Jon estaba haciéndole una foto, no le gustó la idea, pero no tenía ninguna razón lógica para pedirle a Newton el número de teléfono de Jon o su dirección. En lugar de eso… vigiló a Newton, esperando que reconectara con Jon. Y lo hizo, la noche que mataron a Jon. Irwin estaba en el club, pero ni Jon ni Newton lo sabían. Bingo, un Jon cadáver.
—Eso duele —contestó Jon.
—Lo siento —respondió Sage—. A lo mejor no ha sido la mejor forma de expresarlo.
—Sí. A lo mejor… —Jon asintió—. El club estaba abarrotado y era ruidoso. Me acuerdo de eso. Si Irwin estaba usando a Newton para encontrarme, podía haber estado lo bastante cerca para escuchar cómo le dictaba a Grant mi dirección, ya que tuve que hablar en voz bastante alta.
—Eso lo explicaría —estuvo de acuerdo Mike cuando Sage le explicó la idea de Jon.
—¿Por qué matar a Newton? —preguntó Jon, así que Sage se lo preguntó a Mike.
—Puede que Newton viera a Irwin en el club en algún momento de la noche, pero no pensó que significara nada hasta que vio que habían asesinado a Jon. Puede que supiera como Irwin se ganaba la vida y que no tuviera ningún problema con ello. Algunas personas son así, me temo. Vive y deja vivir.
—Decide hablar con Irwin —dijo Brody—. Le llama. Irwin dice que no tiene ni idea y después va a casa de Newton y se lo carga antes de que contacte con la policía.
Mike estuvo de acuerdo con él cuando Sage le contó la sugerencia de Brody.
—Ahora todo lo que tengo que hacer es probarlo. Pero esta noche no. Estoy agotado. —Se levantó con la mirada puesta en el sofá—. Esta ha sido definitivamente una noche interesante. Si le dijera a alguien que he tenido una conversación con un par de fantasmas, aunque mediante un intermediario, pensarían que el estrés del trabajo me ha afectado del todo y me mandarían pasar unas cuantas horas con el psicólogo de la policía. —Hizo una pausa—. Brody, me… bueno, me alegro no es exactamente la mejor forma de decirlo, porque desearía que no fuera de este modo. Pero ha sido genial hablar contigo. —Sonrió—. Vale, más o menos lo de hablar contigo. A lo mejor, cuando tenga algo de tiempo de libre y Sage esté disponible, podemos quedar y hablar de los viejos tiempos.
—Suena bien —respondió Brody a través de Sage.
—Vale. Yo, eh, hablaré con vosotros dos más tarde. O le diré cualquier cosa que averigüe a Sage —dijo Mike antes de irse.
—Nos ha creído —dijo Jon con una sensación de alivio.
—No creo que tuviera otra opción, después de haber aceptado que estabais aquí. Las cosas que le habéis dicho no eran cosas que yo hubiera podido saber o averiguar por mi cuenta. Así que sabía que no intentaba engañarle o… —Sage suspiró.
—¿O qué? —preguntó Brody.
—Nada.
Jon sonrió.
—Te gusta.
—Sí, me gusta. Aunque no me servirá de nada. Me ve como el hombre extraño que vive al otro lado del patio y nada más. Joder, por lo que sé, es hetero.
Jon miró a Brody.
—¿Me estás preguntando a mí? —dijo Brody.
—Ajá. Tú le conoces. —Jon sonrió—. Por cierto, ¿tú eres hetero?
Brody sonrió.
—No. Y Mike tampoco. Y eso no lo sé por experiencia personal —añadió, mirando a Sage.
—Me alegro. Aunque no es que fuera a importar de una forma u otra. No soy su tipo de hombre. Soy… raro.
—¡No, no lo eres! —dijo Jon con obstinación—. Tienes un don, y esta noche has probado que es uno genial. Así que quítate esa idea de la cabeza.
Brody estaba de acuerdo, y así lo dijo.
—Por ahora, de todas formas, será mejor que nos vayamos para que puedas dormir algo, Sage. Es terriblemente tarde para los vivos. Para nosotros no tanto, ya que no nos importan las reglas del tiempo.
—¿Os volveré a ver? —preguntó Sage.
—Por supuesto. Cuando se trata de vernos, serás el único que lo haga. —Jon intentó abrazar a Sage, lo que no funcionó.
Brody se rio.
—Supongo que vosotros dos no os vais a divertir juntos pronto.
—¡Brody! —Jon le levantó el dedo corazón, se agachó cuando Brody intentó golpearle y después salió de la habitación, apareciendo en el piso franco momentos más tarde.
* * * *
—¿Por qué has tardado tanto? —preguntó Jon cuando Brody no apareció hasta varios minutos después.
—Se me ha ocurrido algo… un poco tarde para hacer que Sage se lo preguntara a Mike esta noche. Le he preguntado si lo haría la próxima vez que vea a Mike. He tenido que insistir un poco para que accediera. —Brody puso los ojos en blanco—. Está colado por Mike, así que le preocupa que se lo tome mal si intenta hablar con él de nuevo. Aunque Mike no tiene ni idea, por supuesto.
—Tendremos que hacer algo al respecto.
—Jon. —Brody le agitó un dedo a modo de advertencia—. No vamos a intentar hacer de celestinas. De todas formas, no podemos, porque Mike no puede vernos ni oírnos.
—Sí, ya lo sé. Aun así… —Jon suspiró—. Bueno, ¿qué le has pedido a Sage que le pregunte?
—Si me puede conseguir los antecedentes de Irwin. Quiero echarles un vistazo.
—¿Por qué? Oh. —Se le ocurrió la respuesta.
Brody asintió.
—No creo que Irwin tuviera nada que ver con mi… asesinato. Pero si alguno de sus socios estaba en la banda en la que me infiltré, y si Mike puede conseguir que Irwin admita que conoce a… a quien sea, una vez le arreste. —Brody empezó a pasear por la habitación—. Mike podría decirle que hablará con la fiscalía para hacer un trato de algún tipo, a cambio de que Irwin le diga quién me mató… o algo por el estilo. Todavía no he pulido todos los detalles.
—¿Y dejar que Irwin tenga una sentencia más corta, cuando fue él quien me mató? —Jon le frunció el ceño—. Y a Grant —añadió, intentando poner más peso tras sus palabras.
—Sí, me temía que fueras a reaccionar así. Pero, joder, Jon, una vez Irwin esté en la cárcel por tu asesinato, podrás avanzar. Yo estaré atrapado aquí, a no ser que esté dispuesto a hacer un trato.
—Yo… —Jon apartó la vista. Sabía que Brody tenía razón. Con la conciencia limpia, ¿puedo hacer eso? ¿Cambiar su libertad por la mía? Entonces un pensamiento le golpeó—. Pensamos que me mató, pero… pero si lo hizo, ¿por qué sigo aquí?
—Eso, amigo mío, es una muy buena pregunta. A lo mejor tiene que demostrarse irrefutablemente, como dice el término legal. Al menos a ojos de quien sea que organizara esta putada que hace que estemos atrapados aquí hasta que consigamos alguna resolución sobre por qué morimos.
—A lo mejor. Y dado que Irwin todavía está desaparecido… Sí, tienen que capturarle, y yo tengo que… tengo que mirarle y saber en la cabeza y el corazón que es realmente mi asesino. Esto apesta.
Brody se rio, aunque con acidez.
—Estar muerto apesta. Esto solo hace que apeste un poco más.
—Todo lo que puedo decir es que será mejor que Mike le encuentre, y pronto. Y será mejor que Irwin no se resista y acabe muerto en el proceso, o tú y yo pasaremos la eternidad atrapados entre dos mundos.
—Ni vivos, ni completamente muertos. Sí, podríamos estar jodidos.
* * * *
Mike estaba a punto de salir hacia el trabajo cuando alguien llamó a la puerta. Miró por la mirilla, vio a Sage allí de pie y pensó en salir por la puerta trasera para evitar hablar con él. Por decencia, y admitió que por algo de curiosidad por saber qué estaba haciendo allí, abrió la puerta.
—¿No deberías estar trabajando? —preguntó Mike secamente.
—Tengo mi propio negocio. Después de lo de ayer… —Se encogió de hombros, admitiendo con remordimiento—: He dormido hasta tarde.
—Qué suerte tienes. ¿Qué haces aquí?
—Brody quería que te preguntara si podrías hacer algo por él.
Mike se apoyó contra el marco de la puerta y elevó una ceja a modo de pregunta.
—¿El qué?
—Conseguirle los antecedentes de Irwin.
—¿Te dijo por qué? —pregunto Mike.
—No —respondió Sage.
Mike asintió. Sospechaba que sabía por qué, de todas formas. Brody había muerto cuando intentaban atrapar a un traficante de drogas e Irwin era un traficante. Si los antecedentes nombraban algunos de los presuntos o conocidos socios de Irwin, igual Brody reconocía alguno de los nombres de hace cinco años. ¿Y entonces qué? ¿Hacer un trato? ¿Le pido a la fiscalía que haga un acuerdo de reducción de la sentencia si Irwin puede darnos pruebas de quién disparó a Brody?
—Dile que lo pensaré.
—No, lo harás —dijo Sage firmemente mientras golpeaba el pecho de Mike con un dedo, sorprendiéndoles a ambos a juzgar por la expresión de su rostro—. Perdón —susurró, bajando la mano—. Pero, joder, si hay algo ahí que pueda ayudar a Brody a ser capaz de avanzar por fin…
—Sí, lo pillo. Pero no tenías que ser tan contundente —dijo Mike a la vez que se frotaba el pecho haciendo como si le doliera.
—No era mi intención hacerte daño —respondió Sage angustiado.
—No lo has hecho. —Mike se sintió culpable por burlarse de él—. Confía en mí, hace falta mucho más que eso. Vale, le conseguiré los antecedentes y veremos qué hacer una vez los tengamos.
—¿Han cogido ya a Irwin?
—No. Si le hubieran cogido, yo hubiera sido la primera persona en saberlo, porque es mi caso. Hablando de lo cual, tengo que irme.
—Lo sé. Perdón. Sales a la una, ¿verdad?
—Con suerte. ¿Cómo lo sabes? ¿Me has estado espiando? —Mike sonrió.
—¡No! Yo… A veces todavía estoy despierto cuando llegas a casa.
—¿A la una y media?
—Cuando tengo cosas en la cabeza, como un proyecto en el que estoy trabajando, y no puedo dormir.
—Sí. Sé cómo funciona eso, aunque para mí se trata de un caso. —Mike miró el reloj—. Si no me voy ya…
—Llegarás tarde, por mi culpa. —Sage bajó las escaleras del porche deprisa, diciéndole por encima del hombro—: Dímelo si los consigues.
Mike le observó cruzar el patio antes de volver a dentro para coger la chaqueta y encender la alarma. Después cerró con llave, mirando la casa de Sage mientras caminaba hacia el coche.
Es un buen tío. Un poco raro, a lo mejor, con todo eso de los fantasmas, pero eso le hace mucho más interesante que la mayoría de la gente que conozco. Me pregunto si… Negó con la cabeza. No voy a pensar en ello. Incluso si lo es, no tengo el tiempo ni la energía para averiguarlo.
* * * *
—Aquí el agente Taylor. Han visto el coche de Irwin —dijo la persona que llamaba cuando Mike respondió el teléfono, unas cuatro horas y media después de haber empezado el turno.
—¿Dónde?
—En una pensión barata. En el 321 de Rand. El edificio solía ser una fábrica.
—Conozco el lugar. ¿Sigue allí? —preguntó Mike mientras cogía la chaqueta.
—Según nuestra informante, sí.
Mike había salido de la sala principal, dirigiéndose al ascensor mientras hablaba.
—No entra nadie, policía o civil, hasta que yo llegue. ¿Entendido? Si sale cualquier civil, no les dejéis volver a entrar.
—Sí, señor.
Después de colgar, Mike pidió refuerzos, dándoles a los hombres la dirección y repitiendo las instrucciones de que nadie debía hacer nada hasta que él llegara.
—Le quiero vivo —añadió con firmeza—. Ni luces ni sirenas. ¿Entendido?
Sabía que estaba repitiendo el protocolo, pero no hacía daño recordarles a los agentes que existía, les gustara o no que lo hiciera.
—¿Qué tenemos? —preguntó Mike unos minutos más tarde, después de haber aparcado y haberse unido al pequeño grupo de agentes frente al edificio en la calle oscura. La luz de las farolas que había en las esquinas prácticamente no iluminaba el centro de la manzana.
—Entrada principal y trasera aseguradas —respondió el agente Taylor—. Si la informante tiene razón, Irwin está en el último piso, en la habitación trescientos diez. El señor Davis, el propietario del edificio, me ha dado las llaves. —Apuntó a un hombre bajito al otro lado de la calle que parecía aterrado.
Mike asintió, haciéndoles un gesto a Taylor y a otro agente para que fueran con él.
—Taylor subirá en el ascensor. Tú y yo por las escaleras de emergencia, Jenkins —le dijo al segundo agente.
Mike y Jenkins desenfundaron las armas mientras ascendían las escaleras.
—Justo lo que necesitaba, más cardio —murmuró Jenkins, ganándose una pequeña sonrisa de Mike.
Cuando llegaron al tercer piso, Taylor estaba esperando junto al ascensor.
—Por ahí —dijo, apuntando hacia la izquierda—. Al final del pasillo.
—¿Vecinos? —preguntó Mike.
—La habitación junto a la suya está vacía, según el propietario. El hombre de la habitación de enfrente trabaja de noche. La habitación en la que está Irwin es de una mujer. Edna Smith.
—¿Está dentro?
Taylor sacudió la cabeza.
—Es nuestra informante.
—Eso es interesante. ¿Un desacuerdo entre ladrones, por decirlo de alguna forma, o una pelea de amantes? No es que importe. Hagamos esto. Y recordad, le queremos vivo.
—¿No es así siempre? —respondió Jenkins.
Mike evitó responder mientras avanzaban en silencio hacia la habitación en la que supuestamente Irwin se estaba escondiendo. Haciéndoles una señal a los otros para que tomaran sus respectivas posiciones a cada lado de la puerta, Mike llamó una vez antes de apartarse y gritar:
—¡Policía!
Fue una suerte que no estuviera delante de la puerta. La atravesaron disparos que astillaron los paneles de madera. Mike disparó una vez, entre la manilla y el marco, y después otra vez. Taylor se movió rápidamente, disparó a través de la puerta y después volvió a apartarse. Eso le dio a Mike la oportunidad de darle una patada certera al cierre dañado. Cuando se abrió la puerta, Mike se dejó caer sobre una rodilla, moviendo la pistola de un lado a otro mientras buscaba a Irwin, listo para disparar de nuevo si fuera necesario.
—Hijo de puta —juró Mike al estudiar la escena, iluminada únicamente por la luz del pasillo.
Irwin estaba tirado en el suelo en mitad de la habitación. La sangre manaba de una herida en el pecho y una segunda herida sobre la oreja. Mike oyó movimiento, levantó la vista, y casi no vio al hombre de pie en la esquina de la habitación que sostenía una pistola apuntando en su dirección.
Levantando su arma, Mike dijo:
—Suéltala y pon las manos sobre la cabeza. ¡Ahora!
Pareció que el hombre iba a obedecer, y bajó el arma momentáneamente, antes de volver a levantarla y disparar.