LVI

Todos los días amanezco a ciegas

a trabajar para vivir; y tomo el desayuno,

sin probar ni gota de él, todas las mañanas.

Sin saber si he logrado, o más nunca,

algo que brinca del sabor

o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará

hasta dónde esto es lo menos.

El niño crecería ahito de felicidad oh albas,

ante el pesar de los padres de no poder dejarnos

de arrancar de sus sueños de amor a este mundo;

ante ellos que, como Dios, de tanto amor

se comprendieron hasta creadores

y nos quisieron hasta hacernos daño.

Flecos de invisible trama,

dientes que huronean desde la neutra emoción, pilares

libres de base y coronación,

en la gran boca que ha perdido el habla.

Fósforo y fósforo en la oscuridad,

lágrima y lágrima en la polvareda.

 

LVI

Every day I awake blindly

to work in order to live; and I eat breakfast,

without tasting a bite of it, every morning.

Never knowing whether I’ve achieved, more likely, never,

something that frisks with flavor

or is merely heart that now it’s back will regret

as far as this is least.

The child would grow glutted with happiness oh dawns,

before the grief of parents unable to prevent us

from tearing them from their dreams of love back to this world;

before those who, like God, from so much love

have thought themselves even creators

and loved us to the point of doing harm.

Fraying of invisible woof,

teeth that ferret from neutral emotion, pillars

free of foundation and capstone,

in the great mouth that has lost its speech.

Match and match in the darkness,

tear and tear in the dust.