La gran pelea
Abbi
Llegamos a la cena. Como era de esperarse en un banquete de los consentidos de la élite, todo estaba montado de primera. La mesa no era la tradicional, rectangular con grandes arreglos de flores. Como éramos los adolescentes de la élite, colocaron mesas redondas individuales. No estaba segura de por qué dos veces al mes hacían esta porquería. Eran aburridas. Con música instrumental, comida demasiado elaborada y poco alcohol.
—¡Dios mío! —exclamó Mary—. Siento como si entráramos a la boda del príncipe William o de Harry. ¡Qué extravagante!
—¡Nah! —exclamó Lui tomándola de la cintura. Mary dio un pequeño brinco. De seguro no se lo esperaba. Tampoco yo podía creerlo. Estaba siendo abierto con ella. Demostrando su interés—. Si vieras las cenas reales, esto parecería solo una chispa de chocolate en una galleta. Esto no es nada cariño, pero pretendo llevarte a cada maldita fiesta que tengamos en los próximos días para que veas qué es extravagante.
¡Joder! ¿Acaso ese era Lui? ¿Qué le había pasado al antipático Lui? Aquel que sentía asco por los mortales. Sonreí satisfecha de saber que esto era cierto. No quería hacerme de la imagen de un Lui no agradable. Vi cómo Ash fruncía el ceño y criticaba con Connor viendo en nuestra dirección. Quizá me equivoqué. Esos dos estaban hechos el uno para el otro.
—Pensé que eras tú la que estaba con Lui —susurró Lessa a mi espalda—. Parece que te han cambiado.
—No, él y yo solo somos amigos. Nada más.
—Sabes qué estoy pensando, Abbi. Quizá tú y yo no seamos tan diferentes después de todo. Te metes con todos, ¿no es así?
Abrí la boca para reclamar su comentario, luego la cerré. ¿Con qué objeto iba a decirle algo? En cierto punto tenía razón. Dándole una sonrisa falsa me alejé de ella. ¡Pero qué perra! Estas mujeres se lucían en todo su potencial para abrir las piernas.
—Abbi, espero no te enoje que me esté acostando con tu prometido. Es importante que lo sepas… Bueno, de igual manera, ¿no fue tu hermana la que le quitó la virginidad?
Mi corazón se cayó diez mil pies abajo. ¡¿Que mi hermana qué?! No. Imposible, no puede ser posible. No quiero ni pensarlo. No puede ser cierto. Ay, mierda, no, por favor, no. Di media vuelta para ver a mi hermana colgando del cuello de Connor.
¿Cuándo diablo se acostó con Will? La traición fue lo primero que sentí. Esa maldita traición. Mi hermana sabía que William siempre había sido mi crush, ella sabía lo mucho que suspiraba por él. ¿Por qué lo hizo?
¡Maldita Lessa! ¿Cómo se atrevía? Además, se estaba acostando con Will. No me extrañaba. Estaba molesta, muy molesta, ¿pero qué diablos? Han pasado casi dos semanas desde que casi lo hacemos, porque no me extraña que se fuera corriendo de la casa del árbol. De seguro tenía cita de sexo con Lessa, o mi hermana o todas las malditas perras de la élite.
Tenía que calmarme, estaba perdiendo la paciencia. «Respira, Abbi, respira», me obligué a decirme una y otra vez. El vacío en el estómago se hacía presente, tan vacío que dolía. Me puse en cuclillas, esperando a que el aire entrara en mis pulmones. ¿Por qué dolía tanto? Ya debería de haber pasado. Para este punto debería de estar acostumbrada, ¿no es así?
—Te vas a morir del frío aquí afuera, ¿no traes una chaqueta? —escuché su voz clavarse en mi cuerpo.
¡Demonio, aléjate de mí!
No le contesté. William estaba a unos pasos de mi cuerpo. Totalmente inmóvil, viéndome morir poco a poco por él y ni siquiera lo sabía. Conteniendo la respiración me puse de pie para darle una sonrisa falsa. Estaba a segundos de entrar cuando su mano tomó mi brazo. Una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo. Era excitante. No, ¿pero qué estoy diciendo? No era excitante, era molesto. Muy molesto.
De verdad debía alejarme, era como satanás tentando mi cuerpo.
—Creo que te debo una… explicación. Supongo.
—¿Explicación de qué? —sentía cómo mi cuerpo estaba a segundos de estallar.
—De lo que pasó —dijo, tragando saliva. Estaba nervioso. Lo conocía lo suficiente para saberlo.
—No tienes nada que explicar, William. Solamente me dejaste en una puta cama sola, queriendo más de ti. Nada más. Estoy acostumbrada a esto, a no ser nada para nadie. No te preocupes.
Me negaba a escucharlo. Me di la vuelta soltándome de su agarre, corriendo dentro de la casa de los Millerheart. Realmente no quería escucharlo. Quizá sí quería, pero no me sentía lista. No quería estallar frente a él. De seguro paraba gritándole al mundo entero que él se acostó con mi hermana y eso no sería bueno.
William
Abbi estaba molesta, lo entendía a la perfección. La dejé desnuda en una cama, sin darle ninguna explicación. Le dije palabras fuertes que la dejaron con lágrimas en los ojos. Pero ese día había caído en la peor noticia del mundo. Le había prometido a Lui que no diría nada de su enfermedad, que lo guardaría en secreto. A causa de eso estaba seguro de que había perdido a Abbi. Mi Abbi. Entré al salón detrás de ella, no iba a hablarme, eso lo sabía muy bien.
Fruncí el ceño, viendo cómo Abbi se paraba junto a Lui y Mary con una sonrisa falsa. Lui abrazaba a Mary con tanta fuerza que pensé que le sacaría los ojos. Era extraño, muy extraño.
¿Por qué tenía a Mary así? Cerré los ojos intentando reaccionar. ¿No estaba loco por Abbi? Razón por la que me alejé todo este tiempo, para que ellos pudieran disfrutar de tiempo juntos. Blake se acercó a mí mirando a Mary de arriba abajo. Seguía sin agradarle la idea de una mortal en la fiesta.
—Pensé que tu chica andaba con Lui —dijo frunciendo el ceño.
—Sí, bueno. Yo creía lo mismo.
—Vamos a ser sinceros, ¿está bien? —sin dejar que respondiera continuó—. Esa mujer está colgada de ti desde que tenemos doce años. ¿Por qué diablos iba a dejarte si, finalmente, te tiene? ¿No crees que es algo ilógico, como un plan malévolo para captar tu atención? Bueno, quizá no sea eso, pero pareciera algo así. Incluso Lui actúa de forma diferente, nunca le hubiera llamado la atención Abbi, la odiaba en la escuela.
Levanté la vista para ver a mi amigo, tenía razón en cierto punto. Abbi estaba colgada de mí, lo sabía a la perfección. Una de las razones por las cuales me animaba a molestarla más de la cuenta. Sabía que siempre regresaría a mis pies. Quizá eso era antes. Ahora me pedía distancia. ¿Qué diablos quieren las mujeres? Pero ¿un plan malévolo? ¡Nah! Imposible, Lui no era de ese tipo de hombre.
—Sí, bueno, la gente cambia —dije para que él lo entendiera. Quizá yo era el que tenía que entenderlo. De seguro eso era.
Estaba tan metido en mis pensamientos como para dejarme guiar por lo que Blake tenía que decir. En serio quería escucharlo, pero mi mente estaba divagando en mundos que no pensé antes. Me senté unos minutos en la silla frente a la mesa que tenía asignada, a mi lado —como era de esperarse— estaba el nombre de Abbi. Suspiré escuchando a Blake hablar de cómo se había pasado a Lessa toda la noche. De verdad que esa mujer tenía que tener más enfermedades que virtudes. Hice una cara de asco cuando Blake dijo.
—Deberías de acceder a acostarte con ella, es muy buena —soltó una carcajada—. Si no lo haces quizá paras perdiendo tu virginidad con Abbi y bueno, se nota que no tiene nada de experiencia. Va a sangrar, será asqueroso y vas a parar odiando el sexo. Además, ¿no pasarás la vida junto a ella? Tener sexo con solo una es tan patético.
No dejaba de hablar sobre cómo sería perder mi virginidad con Abbi, no lo vi de ese modo el día que estuvimos a punto de hacerlo. Lo vi como algo puro y romántico. Hice otra mueca de asco antes de pararlo. Sinceramente no quería pensar en Abbi en estos momentos. Dolía como el infierno saber que alguien más podía hacerla feliz, quería que fuera feliz. ¿Qué diablos Lui? No podía hacerle esto, la chica ya había sufrido lo suficiente. Me puse de pie, caminé a donde estaba mi amigo besando el cuello de la mortal y le di una muy mala mirada.
—¿Qué diablos Lui? —empuñé mis manos—. Creo que accedí a darte a Abbi, en cambio, tú cuidarías de ella y la harías feliz, ¿no es así? Entonces… —mi respiración estaba agitada y no me importó ni un poco que Mary estuviera enfrente—. ¿Qué haces con su amiga?
—¡Nah! Qué va hermano, puedes quedártela, ya acabé con ella. Creo que deberían hablar. Mereces que te explique qué fue lo que pasó entre nosotros y ella merece saber lo que realmente sientes.
—No siento nada —dije molesto.
—Sientes mucho, pero dices poco —se encogió de hombros—. Si no te importa, pretendo ir a bailar una buena balada con esta princesa, sea o no de élite, me encanta. Permiso.
Sin más que decir, se retiró de mi lado. Me quedé viendo su espalda sintiendo todo imposible. Quizá ya se había acostado con ella, esa era la costumbre de Lui, acostarse y tirarlas a la mierda. La sangre me hervía en el cuerpo. ¡Se acostó con Abbi! No puedo creerlo, se acostó y la tiró. ¿Cómo es que pude confiar en él?
Giré en todas las direcciones posibles para buscar a Abbi, finalmente, la encontré sentada en la mesa. Sola, viendo su copa de vino tinto. Me sentí mal por la mirada que tenía en sus ojos. Estaba triste. ¿Cómo no estarlo? Su ligue estaba con su mejor amiga y su prometido era una mierda que accedió a dejársela a su amigo para hacerlo feliz a él. Pero qué mierda. Me acerqué a ella a punto de estallar. Ni siquiera estaba seguro de por qué me enojaba con ella, no es como si tuviera la culpa.
—Tenemos que hablar —la vi abrir la boca, pero no dijo nada, por lo que seguí hablando—. ¡Ahora!
—No me hables en ese tono, Hamilton, soy una dama que merece respeto.
—¿Respeto? —señalé a Lui—. ¿Eso fue lo que le dijiste después de acostarte con él?
—¿Acostarme con él? —negó con la cabeza, pero estaba tan enojado que no podía pensar con claridad.
—¡Sí, maldita sea! Acostarte con él. ¿Crees que no lo sé? Conozco a mi mejor amigo, ya te usó. Ahora te deja tirada por tu mejor amiga. Dime, ¿qué amiga hace eso? Andar de zorra con el ligue de tu amiga.
—No hables de ese modo de Mary, ella sabe lo que está haciendo. Además, ¿no fue la misma historia contigo y Lui?
La vi ponerse de pie para estar a mi altura. Recuperando un poco la conciencia me di cuenta de que varios nos estaban observando. Sí, bueno, ella tenía un punto. Lui era mi mejor amigo y se metió con mi prometida. Quizá a la próxima pensaría mejor en las estupideces que decía, no estaba de humor para tirar a mi amigo de cabeza.
—De igual modo —Abbi me observó de pies a cabeza—, no es como si vaya a acostarme contigo. Estás sobrevalorado. Incluso te… —contenía sus palabras dentro de su boca, no iba a poder contenerlas. Estaba seguro de que estallaría y quería saberlo.
—¿Fue después de lo nuestro, Abigail? Te entregaste para que te dejaran tirada —solté una carcajada—. Eres P-A-T-É-T-I-C-A.
—¡Vete a la mierda, Will! Al menos yo no me acosté con tu hermano y con la puta de la élite —¿qué tenía que ver mi hermano en todo esto?
—¿Qué? —contesté negando con la cabeza.
—¿Crees que no sé que perdiste tu virginidad con Ash? O que te acuestas con Lessa, ¿crees que no lo sé Will? Por favor. Y tienes el descaro de llamarme patética a mí.
Estaba a punto de estallar como el Vesubio. Yo no me había acostado con nadie, jamás. Sabía que, si la sacaba, no podría controlarme, no soy un niño y durante veintiún años no había hecho nada. Claro que tenía las putas hormonas aceleradas. No podía creerlo, cuando me enteré que Abbi era virgen pensé que eso era lo que estaba esperando, a que fuera ella. Ahora simplemente creo que fue un puto desperdicio. ¿Qué estaba esperando? ¿Cumplir treinta?
—No me acuesto con nadie —dije señalándola a la cara—. Así que, si crees que puedes venir a excusar tu falta moral por andar de zorra con varios de la élite, no te va a funcionar, ¿te queda claro?
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Se mordió el labio como la última vez que le había hablado tan pesado. La recordé en la cama, con su sonrisa dulce e inocente. No quería verla llorar. La opresión que sentía por el enojo fue sustituida con un vacío que dolía más que el enojo. Suspiré negando con la cabeza. Sus ojos grises eran toda una perdición, estaba perdido en ellos. ¿Por qué no podía simplemente decirle que no quería verla con nadie más? ¿Qué tan difícil podía ser expresar lo que sentía?
Lui le tendió la mano a Abbi, la cual la tomó sin discutir nada. Le dio una sonrisa tomando su chal de noche. Se iban a ir, no quería que se fuera. Necesitamos hablar. Esta relación iba en picada al suelo y no había modo que pudiéramos seguir con esto, menos si no podíamos pasar ni una cena juntos.
Intenté hablar, pero Lui me detuvo, diciendo que ya era suficiente. Los vi salir a los tres, pasando junto a Connor y Ashley gritando al otro lado. Claro que no solo nos afectó a ella y a mí. Les afectó a más personas nuestra pelea. No quería ni verle la cara a Lessa. Suspirando salí del salón, no era necesario quedarme después del show montado. Tenía que largarme y tenía que hacerlo rápido. No estaba de humor.