Capítulo 9

Chuches y palomitas en el cine

He dejado para el final esta combinación, a la que muchas veces se añaden bebidas azucaradas, porque demuestra y resume de manera muy visual —casi cinematográfica— la desmesura en las porciones y en las cantidades de comidas, snacks y bebidas a la que se ha llegado en la actualidad, y que ha provocado, lógicamente, la ingesta elevadísima de calorías fuera de toda medida y horario que se ha producido en estos últimos años.

Una bolsa de chuches de 150 g, discreta para los tiempos que corren, contiene casi 600 Cal, lo que supone una gran cantidad de calorías vacías. Para metabolizarlas, una persona de 70 kg necesitaría aproximadamente una hora larga de AF intensa (nadar, correr, jugar al fútbol en un campo grande...) o dos horas de AF moderada, como ir en bicicleta a una velocidad de entre 12 y 16 km/h; si realizamos una AFL, como puede ser bailar sardanas, el tiempo oscilará entre 2 y 5 horas según el peso. Le muestro en la página siguiente una foto con bastantes años pero con valor pedagógico, sentimental y documental: grupos de dansaires en el patio del antiguo Hospital de Sant Feliu de Guíxols.

Le contaré, a este propósito, la última batallita (se ve que me estoy haciendo mayor): en los años 60 y 70, íbamos al cine más que ahora (piratas, indios, vaqueros, romanos..., lo que cayera), y antes de entrar en la sala podíamos escoger entre una minúscula bolsa de cacahuetes recubiertos de chocolate (12 o 15 como máximo) o una bolsa algo más grande de palomitas, de unos 30 g. Para que se haga una idea de cuánto es eso, mire la imagen que le he preparado:

En aquella época, sabíamos administrar estas cantidades con prudencia para que no se acabaran en 5 minutos, lo que implicaba calcular la cadencia de ingesta de cada cacahuete chocolateado o de cada palomita, para que el paquete durara el mayor tiempo posible. De esta manera, saboreabas el chocolate lentamente, mientras se deshacía en la boca, sin prisas; cuando el cacahuete quedaba totalmente desnudo, sin su oscura y dulce vestimenta, llegaba el momento de masticarlo con tranquilidad. Para que compruebe el tremendo cambio sociológico que se ha producido en estas décadas, ha de saber que a nadie se le hubiera ocurrido en aquel tiempo entrar con vasos gigantes a la sala de proyección, estuviera o no permitido, pues se consideraba un hecho vulgar y de mal gusto.

Recuerde ahora el capítulo 7, donde hablábamos de la importancia de comer despacio, y piense en la compulsiva y frenética manera de comer palomitas, ganchitos o patatas de muchos niños y jóvenes en la actualidad. La culpa no es de ellos, ya que se han contagiado del ritmo acelerado que la sociedad imprime a cualquier tarea que se lleve a cabo: desde juegos de plataformas y disparos a «todo lo que se mueve» con las consolas, hasta navegar por internet (si quieres comprar billetes de avión o realizar una transacción económica, tienes que darte prisa para que la página no se inactive). También es acelerada la manera de comunicarse los jóvenes mediante mensajes de texto tecleados a todo tren (con lo rápido y sencillo que es hablar, notando el amistoso —o desagradable— tono de voz de tu interlocutor), lo que genera nerviosismo, confusión y malentendidos frecuentes en las conversaciones.

A continuación, le muestro unas imágenes en las que se pueden apreciar los tres tamaños de palomitas que muchos multicines ofertan: uno gigante de 250 g, uno muy grande de 150 g y otro «pequeño» de 90 g (en realidad, este tamaño ya es muy grande). A la izquierda puede ver el paquete gigante en manos de una persona adulta para que se haga una idea del volumen que ocupa, y, a la derecha, la foto de los tres paquetes juntos y las calorías que tiene cada uno de ellos.

Analicemos la situación: el paquete de color amarillo de 90 g con 450 Cal que ofrecen como medida más pequeña contiene 3 veces más contenido que la bolsa de mi infancia, el paquete mediano es 5 veces más grande y el paquetón enorme, gigante, elefantiásico, pantagruélico de 225 g e insultantemente calórico (1.125 Cal) sería el equivalente a 7 bolsas y media. ¿Usted lo ve normal? Yo no. Aun compartiéndolo con la pareja o con un amigo, supondría 562 Cal por cabeza, lo que sigue siendo una cantidad descomunal de calorías fuera de hora y de lugar.

Lo malo es que aún no hemos acabado: como las palomitas llevan mucha sal, dan sed; por eso nos ofrecerán —para que entremos bien preparados a la sala— envases de refresco azucarado con tamaños también impactantes:

De izquierda a derecha: un litro (1.000 ml), 750 ml y 500 ml (medio litro). El primer envase contiene 420 Cal; el siguiente, 315 Cal, y el tercero, 210 Cal.

Si sumamos ahora las calorías del paquete gigante de las palomitas (1.125 Cal) con el tamaño gigante del refresco (420 Cal), nos saldrán 1.545 Cal, cifra que puede suponer el total de calorías de un día entero de muchísimos niños, de muchos jóvenes y de muchas personas mayores con escasa actividad. Aunque se movieran más, seguiría siendo una cifra cercana al 80% de sus necesidades. El resto de combinaciones no dejan de ser también atentados contra una alimentación sana, pues aun eligiendo los tamaños más pequeños tendríamos las 450 Cal del paquete de palomitas más las 210 del refresco, lo que supondría un total de 660 Cal.

Y no hemos acabado, pues, aunque ya no hablemos de calorías, tenemos que saber que el contenido de sal es elevadísimo; tenemos que saber que con las palomitas ingerirá una buena cantidad de grasas saturadas que provendrán del aceite de palma con que se «cocinan», y tenemos que saber, por último, la cantidad de azúcar que llevan los refrescos: 53 g (13 terrones), 79,5 g (casi 20 terrones) y 106 g del envase de litro, que corresponden a 26 terrones y medio. Por todo ello, el cómputo total de calorías, sal, azúcar y grasas saturadas al salir del cine será más terrorífico que cualquier escena de la película que hayamos visto, aunque sea de zombis.

¿Y las palomitas de bolsa para hacer en el microondas? Pues tampoco son demasiado sanas que digamos, ya que también están impregnadas con grasas saturadas y tienen un alto contenido de sal (entre 1,3 y 2,6 g % según las marcas). De todas maneras, no quiero que saque conclusiones equivocadas después de toda esta película de terror calórico que le he contado: las palomitas de maíz son más saludables si las hace en casa con un económico palomitero mediante aire caliente (véase imagen), o con una pizca de aceite de oliva en una cacerola, como se ha hecho siempre. La sal —o el azúcar, si le apetecen dulces— la añade usted mismo, aunque se pueden comer perfectamente sin añadir nada. No obstante, debe tener en cuenta que, aun sin aceite, siguen teniendo calorías (110 Cal por 30 g). Recientemente, la Sociedad Americana de Química ha determinado que contienen polifenoles y antioxidantes, que en teoría podrían ayudar a retrasar el envejecimiento celular. Si ha leído atentamente este libro, no se crea al ciento por ciento esta información, porque quizá el estudio esté subvencionado por una potente distribuidora de palomitas o por un mayorista de granos de maíz diferentes a los habituales (al explotar por aire caliente, adquieren un mayor volumen que otras variedades). Una cosa es que sean saludables, y otra muy diferente es que las publiciten como el elixir de la eterna juventud, como está sucediendo con numerosos alimentos (estrategia comercial para aumentar las ventas de lo que haga falta).

En el último esquema, puede ver una de las actividades de muchas familias durante el fin de semana: ir de compras. A pesar de ser un pasatiempo que fatiga —a algunos más que a «otras»— debe ser considerado como una AFML, ya que no hay un verdadero ejercicio cardiovascular, por estar parado la mayoría del tiempo, sin masaje activo de los músculos que impulsan la sangre en dirección ascendente por las venas de las piernas, lo que no sucede al caminar con ritmo, trotar, correr o bailar. Por ello, no debe sorprenderse de los prolongados tiempos que se necesitan con este entretenimiento para quemar la moderada cifra de calorías que tiene (¡ahora sí!) la ración de palomitas caseras. También le incluyo la última tabla para que no se desanime y le quede, al final de este apasionante viaje que hemos realizado juntos, un buen sabor de boca, ya que comprobará que con actividades de mayor movimiento, quemará las calorías de esas palomitas en un plis-plas o en un pup-pop, que se parecería más al sonido que hacen los granos al convertirse en palomitas (por algo las llaman también popcorn).

Tabla 11. Para consumir 110 Cal