Nota de la autora

Después de escribir Propiedad privada —el primer título de esta serie, aunque Legado oculto es una historia autoconclusiva—, las preguntas más frecuentes que recibí de las lectoras se referían a la documentación y a los nombres de los personajes. En concreto, querían saber hasta qué punto el libro refleja la realidad y por qué algunos de los nombres suenan casi estúpidos. La respuesta a la primera pregunta es que empecé mi carrera como periodista e investigué a fondo la cultura de los clubes ilegales de moteros para poder elaborar mis historias. El proceso implicó hablar con gente de ese mundo, que respondieron a mis preguntas durante todo el proceso de elaboración del texto. El manuscrito de Propiedad privada fue revisado por una mujer vinculada a un club ilegal de moteros.

Muchas lectoras han cuestionado la verosimilitud de los nombres de carretera que escogí, por considerar que no resultan suficientemente agresivos o intimidatorios —Horse, Picnic, Bam Bam, etc.—. Algunas piensan que ningún motero malote podría llamarse «Picnic», pero no son conscientes de que, en la vida real, los nombres de carretera de los moteros son con frecuencia caprichosos o simplemente ridículos. No todos los moteros tienen nombres como «Destripador» o «Asesino». El Picnic de mi libro ha sido bautizado así en honor a un personaje real —aunque su nombre no es ese realmente, sino que de hecho es «Mesa de Picnic». La mayoría de los nombres han sido tomados de personas reales.

En última instancia este libro es una fantasía romántica, lo que significa que no he dejado que la cultura motera interfiera en la historia que quería contar. Si les interesa saber más acerca de la vida de las mujeres en los clubes de moteros, recomiendo encarecidamente el libro Biker Chicks: The Magnetic Attraction of Women to Bad Boys and Motorbikes, de Arthur Veno y Edward Winterhalder. El libro desmiente muchos estereotipos sobre las mujeres y los clubes de moteros, al permitir que mujeres reales cuenten sus historias, en lugar de sacar conclusiones fundamentadas en información de segunda mano, proporcionada por fuentes masculinas.